Robert F. Kennedy Jr., conocido por sus controvertidas posturas sobre temas de salud pública, fue anunciado por Donald Trump como secretario del Departamento de Sanidad y Servicios Humanos (HHS). Este anuncio, realizado el 14 de noviembre, marcó un giro inesperado en la política sanitaria de Estados Unidos, generando preocupación en sectores científicos, industriales y sociales.
Kennedy, un abogado ambientalista de 70 años y miembro de la reconocida familia Kennedy, ha forjado una trayectoria polarizante en temas relacionados con vacunas, medicina alternativa y regulación alimentaria. Las reacciones a su posible liderazgo del HHS han sido inmediatas, desde caídas en los mercados farmacéuticos hasta críticas de expertos en salud pública. Aquí exploramos sus propuestas, su posible impacto y por qué están generando tanta controversia.
Donald Trump anunció el pasado 14 de noviembre a Kennedy como secretario de la HHS. Foto: AFP
Robert F. Kennedy Jr. ha planteado un conjunto de medidas que rompen con el enfoque tradicional en salud pública. Entre sus propuestas más destacadas se encuentran:
Las medidas propuestas por Kennedy podrían tener implicaciones significativas tanto en la salud pública como en la economía de Estados Unidos. Por ejemplo, la eliminación del flúor en el agua potable desafiaría una práctica que beneficia a millones de estadounidenses al prevenir caries dentales. Esta medida, respaldada por 80 años de investigaciones, enfrenta resistencia de expertos en salud dental.
En el ámbito alimentario, la prohibición de pesticidas y aditivos podría desestabilizar la producción de alimentos procesados, impactando la oferta y los precios. Por otro lado, su enfoque en la medicina funcional desviaría fondos destinados a investigaciones respaldadas científicamente hacia tratamientos alternativos que no cuentan con la misma evidencia de eficacia.
Además, su postura ambigua sobre vacunas ha generado preocupación en un país que aún enfrenta los efectos de la pandemia de COVID-19. La idea de flexibilizar los mandatos de vacunación en sectores federales, como los empleados gubernamentales o las fuerzas armadas, podría tener consecuencias en la inmunidad colectiva de la población.
Kennedy fue catalogado como "antivacunas" tras expresar su opinión acerca de la libertad de elección de los ciudadanos sobre inocularse. Foto: Composición LR/AFP
Las polémicas propuestas de Kennedy han sido objeto de críticas por parte de expertos en salud pública y científicos. Su historial de promoción de teorías antivacunas desacreditadas ha dañado su credibilidad en la comunidad médica. Por ejemplo, el Centro para Contrarrestar el Odio Digital lo incluyó entre los principales difusores de desinformación sobre las vacunas contra el COVID-19.
El impacto económico también ha sido significativo. Tras el anuncio de su nominación, las acciones de Moderna, Pfizer y Novavax sufrieron caídas de entre un 2,6% y un 7%. Esto refleja la incertidumbre en el sector farmacéutico sobre las regulaciones que podría implementar como secretario del HHS.
Además, su falta de experiencia directa en medicina o ciencia es otro factor que alimenta la controversia. Aunque es abogado ambientalista, críticos señalan que carece de los conocimientos técnicos necesarios para liderar un departamento que supervisa áreas críticas como Medicare, Medicaid y la seguridad de medicamentos y alimentos.
En resumen, las propuestas de Kennedy representan un desafío a las prácticas establecidas en salud pública y regulaciones sanitarias, polarizando a sectores que van desde la industria alimentaria hasta las comunidades científicas.