El presidente Joe Biden se convirtió en protagonista en la recta final de la campaña rumbo a las elecciones del 5 de noviembre de 2024 en Estados Unidos, lo que podría haber beneficiado a su antiguo rival, el exmandatario Donald Trump. Este último enfrenta el desafío de mitigar el furor generado por su reciente mitin en el Madison Square Garden.
Como se recuerda, el humorista Tony Hinchcliffe que participó en el cierre de campaña de de Trump causó polémica al referirse a Puerto Rico con la frase "isla flotante de basura", lo que desató una nueva tormenta política. Su defensa del territorio estadounidense y de los votantes indecisos de la diáspora puertorriqueña desvió la atención del discurso de clausura de la vicepresidenta Kamala Harris, programado para esa misma semana.
Lo que que generó la rápida reacción de Biden, quien tildó de basura seguidores del representante republicano, lo que provocó comparaciones con los comentarios de Hillary Clinton en 2016, cuando descalificó a los partidarios de Trump. Este tipo de retórica puede ser perjudicial en una campaña electoral, especialmente en un contexto donde cada palabra cuenta.
Durante un evento virtual, Joe Biden mencionó: "La única basura que veo flotando por allí son sus partidarios", refiriéndose a la retórica de odio en el mitin de Donald Trump. La Casa Blanca intentó aclarar que el presidente se refería a la retórica, no a los seguidores de Trump. Sin embargo, el daño ya estaba hecho, y la campaña de Trump aprovechó la oportunidad para reforzar su narrativa de que los demócratas desprecian a los estadounidenses que apoyan al expresidente.
La secretaria de prensa de la campaña de Trump, Karoline Leavitt, afirmó que Biden y Harris no solo odian a Trump, sino que también desprecian a sus millones de seguidores. Este tipo de comentarios pueden tener un efecto duradero en la percepción pública y en la dinámica de la campaña.
La vicepresidenta Kamala Harris se enfrenta ahora a un nuevo dilema político. En un momento en que busca atraer a votantes republicanos descontentos, se le preguntará si también considera a los partidarios de Trump como "basura". Su respuesta podría prolongar la controversia y desviar la atención de su mensaje de unidad.
Harris ha enfatizado su compromiso de buscar puntos en común y soluciones de sentido común, en contraste con la retórica divisiva de Trump. Sin embargo, la controversia generada por Biden podría obstaculizar sus esfuerzos por presentarse como una figura unificadora.
Los comentarios de Joe Biden también evocan advertencias de líderes demócratas anteriores, como Bill Clinton y Barack Obama, quienes instaron a no menospreciar a los votantes de Trump. Ambos presidentes subrayaron la importancia de tratar a los oponentes con respeto y de evitar la retórica despectiva que podría alienar a los votantes indecisos.
La historia ha demostrado que las palabras mal elegidas pueden tener consecuencias significativas en las elecciones. La controversia actual podría ser un recordatorio de que, en una campaña tan reñida, cada declaración cuenta y puede influir en el resultado final.
La controversia sobre el comentario de Biden también ha renovado las especulaciones sobre su papel en la campaña. A pesar de haber sido una figura secundaria en las últimas semanas, sus meteduras de pata han generado reacciones mixtas entre sus colaboradores. Algunos consideran que su enfoque debe ser "no hacer daño", pero el reciente episodio sugiere que este enfoque podría haberse descarrilado.
En un contexto donde la campaña se intensifica, Biden debe ser cauteloso con sus palabras. La presión sobre él y su equipo es alta, y cualquier error podría tener repercusiones en la recta final de las elecciones.