Estados Unidos es uno de los países que registra movimientos telúricos diariamente por su ubicación geográfica. El Servicio Geológico de Estados Unidos (USGS) es el organismo encargado de monitorear en tiempo real todos los sismos registrados en su territorio y el de otras naciones.
La magnitud mide la energía liberada por un sismo en su origen, mientras que la intensidad evalúa los efectos y daños causados por el sismo en diferentes lugares específicos.
El más reciente sismo fue reportado al suroeste de Honaunau-Napaoopoo, Hawaii, a las 13:58 horas. Tuvo una magnitud de 3.0 y una profundidad de -1.5 km.
Foto: USGS
Los sismos son causados por el movimiento y liberación de energía en las placas tectónicas de la Tierra, generalmente cuando se deslizan, chocan o se separan.
Durante un temblor, busca refugio bajo una mesa sólida, mantén la calma, aléjate de ventanas y objetos que puedan caer, y espera a que termine el movimiento antes de evacuar si es necesario.
Asimismo, cuenta con un servicio que les permite emitir alertas capaces de advertir a su población ante eventuales sismos que puedan comprometer su integridad. Entérate dónde ocurrió el último sismo según el USGS.
Los temblores en Estados Unidos se originan principalmente por la interacción de las placas tectónicas que forman la corteza terrestre en la región. Estados Unidos está ubicado en una zona de gran actividad tectónica, especialmente en la costa oeste, donde la placa del Pacífico y la placa de Norteamérica se encuentran.
Además de las placas tectónicas, las actividades humanas también pueden contribuir a los temblores. Por ejemplo, el fracking o la inyección de desechos líquidos en el subsuelo pueden alterar las tensiones en las fallas y provocar sismos menores. En algunos casos, la explotación minera o la construcción de grandes embalses también pueden influir en la actividad sísmica local.
Mapa de zonas sísmicas de Estados Unidos, según el USGS. Foto: USGS
El sismo más letal en la historia de Estados Unidos fue el terremoto de San Francisco de 1906. Este sismo, ocurrido el 18 de abril de 1906, tuvo una magnitud estimada de 7.9 y causó una devastación extensiva en la ciudad de San Francisco, California.
El terremoto y los incendios subsiguientes destruyeron aproximadamente el 80% de la ciudad y se estima que murieron entre 3.000 y 6.000 personas, aunque el número exacto es incierto debido a la magnitud de la destrucción y la falta de registros precisos en ese momento.