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Economía

Nobel de Economía: Esther Duflo y Abhijit Banerjee creen que los economistas se equivocan

A menudo, a los economistas se les califica de “distantes”, “inexplicables” y “elitistas”. Los galardonados con el Premio Nobel de Economía explican este panorama.

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Nobel de Economía

La confianza que la gente tiene en los economistas, tras años turbulentos en esta área, es apenas superior a la que tienen en los políticos. A menudo se les califica de “distantes”, “inexplicables” y “elitistas”.

Para Esther Duflo y su esposo y colega del MIT, el profesor Abhijit Banerjee, ganadores del premio Nobel de Economía, los economistas son más importantes que nunca en el mundo polarizado de hoy.

Según un estudio realizado por el equipo de Duflo y Banerjee, el 62% de 10.000 estadounidenses encuestados piensa que los desempleados deberían mudarse si es necesario para encontrar trabajo, incluso aunque el nuevo puesto esté a 300 kilómetros de distancia.

Sin embargo, cuando a los encuestados se les preguntó si ellos se mudarían para empezar un nuevo trabajo, quienes respondieron que sí fueron el 52%. De los que estaban desempleados, solo un tercio contestó que estarían dispuestos a cambiar su lugar de residencia. En realidad, son pocos los que se mudan en busca de empleo.

¿Es mejor más comercio?

La idea de que más flujos comerciales son buenos está “profundamente arraigada” en muchos economistas, dice Duflo. Por ejemplo, cuando Estados Unidos impuso miles de aranceles a los bienes en la década de 1930, más de mil economistas escribieron al presidente Hoover pidiéndole que vetara el proyecto de ley.

Incluso hoy la amenaza de los aranceles hace tambalear los mercados bursátiles. Sin embargo, la premio Nobel cita una investigación de los académicos del MIT, Arnaud Costinot y Andrés Rodríguez-Clare, que muestra que las ganancias de los flujos comerciales de Estados Unidos suponen alrededor del 2,5% del Producto Bruto Interno (PBI).

“Esto realmente no es mucho”, dice ella. “La verdad es que si Estados Unidos dejara de comerciar con otros países sería más pobre. Pero no mucho más pobre”. La profesora Duflo dice que mientras que países como China se han beneficiado enormemente del comercio, los resultados en otros lugares es variado.

China se ha forjado una reputación como país que puede fabricar de manera barata, rápida y fiable. Esto dificulta la competencia de países más pequeños como Etiopía o Egipto, incluso pese a que el nivel de vida de los chinos sigue aumentando.

¿Impuestos más altos o más bajos?

Duflo dice que solo gravar más a los ricos no necesariamente generará ingresos adicionales. “Por ejemplo, si los impuestos sobre las personas que ganan más de 500 mil dólares al año son muy altos, en primer lugar las compañías no sentirán la necesidad de pagarles esos salarios tan altos, porque de todos modos simplemente irían a las arcas del Tesoro”.

Pero recortar impuestos tampoco es la respuesta. Duflo dice que las tasas impositivas más altas deben ir acompañadas de mejores servicios o ayuda específica para quienes más lo necesitan.

“Los encargados de formular políticas deben analizar las que ayudarán a la persona que ha perdido su trabajo en una fábrica porque fueron reemplazados por robots o porque el artículo ahora se fabrica en China”, afirma.

“A menos que tengamos una respuesta exitosa a esta cuestión, simplemente cobrar impuestos a los ricos no va a ayudar porque no hará que quienes perdieron su trabajo estén menos enfadados”.

FUENTE: BBC