Apenas asumió la cartera de Cultura el Dr. Luis Jaime Castillo tuvo una prueba de fuego literal: el incendio forestal que amenazó la fortaleza de Kuelap y su moderno teleférico. Y es que se trató de un tema muy sensible considerando que Castillo es un destacado arqueólogo con investigaciones que tienen como epicentro el Circuito Moche en el norte peruano que, en su primer diseño, incluyó Kuelap. Cuando el incendio fue controlado volvió a Lima y lo esperaba otra papa caliente: la polémica generada por la construcción del aeropuerto internacional en Chinchero. Sin embargo, su gestión apunta también a cuatro objetivos con miras al Bicentenario: La inauguración del Museo Nacional de Arqueología (MUNA), la renovación integral del Museo de Pueblo Libre, la construcción de un nuevo edificio para el Archivo de la Nación y la implementación del Centro de Visitantes en Machupicchu.
-¿Usted firmó la carta de Natalia Majluf para cancelar el aeropuerto en Chinchero?
No. Y no firmé porque como suele suceder en estos casos, en el calor del momento no se ponen sobre la mesa todos los argumentos a favor y en contra. Ni los valores científicos ni el marco legal.
-Pero las críticas apuntan al Ministerio de Cultura...
La función del Mincul es salvaguardar el patrimonio cultural, promover las industrias culturales, ser garante de los pueblos indígenas. Esa es la razón de ser del Mincul. Y se tiene que dar en estricto cumplimiento del marco legal existente. No en torno a caprichos, observaciones antojadizas o a opiniones. Pero también de una manera racional que no solo sea sentimental. Nosotros no podemos oponernos simplemente porque no nos parece. Nos podemos oponer cuando existen criterios técnicos, legales y una argumentación científica.
-Pero la amenaza al patrimonio arqueológico del Cusco es la principal preocupación.
Pero el Mincul no autoriza aeropuertos. No otorga licencias de construcción ni permisos para que se ejecuten obras. El Mincul no fue de la idea de construir este aeropuerto ni la elección del terreno. Lo que tenemos que ver es si el proyecto está armonizando y no atenta contra el patrimonio. Desde que asumí el ministerio me he tomado un mes en analizar todas las críticas y opiniones. Hemos solicitado informes aquí y en Cusco. He hablado durante horas con Natalia Majluf para tener un panorama más amplio a favor y en contra. Tratamos de entender el panorama. Yo no puedo dejarme llevar porque aparece un informe en un periódico extranjero o porque un conjunto de mis colegas publican un artículo en una revista especializada. Eso es interesante pero como funcionario público esa no es la forma de tomar una decisión.
-Seis distritos que van desde Chinchero hasta Machupicchu fueron declarados Paisaje Histórico Arqueológico.
Cierto, fue el 2006, durante la gestión del Dr. Luis Lumbreras...
-Leí que el Dr. Lumbreras está de acuerdo con la construcción del aeropuerto...
Si, yo también lo leí. Pero esa declaración no es suficiente. No tiene delimitación...
-¿No se delimitó?
No, porque es muy difícil hacer una declaración y una delimitación de seis distritos porque estás superponiéndote a derechos que tienen las comunidades campesinas, los pueblos, las iglesias, la líneas del tren, los municipios, etc. No se aprobó la declaración porque no tenía una delimitación. Sin embargo, hay que reconocer que esta declaración ya sienta el precedente de ser una zona considerada como singular y que debe tener un grado de protección mayor que aquello que no está declarado. Por más que sea incompleta la declaración ya nos tiene que llamar la atención por el tipo de salvaguardas que debe tener.
-La Unesco también llamó la atención y solicitó un informe ¿ya se respondió?
La preocupación de Unesco va por tres bienes declarados: la ciudad del Cusco, el Qapaq Ñam y Machupicchu. Estamos preparando las respuestas porque es un procedimiento muy complicado que requiere una serie de consultorías.
-¿Y cuándo responden?
Las primeras respuestas estarán listas en octubre. Con una primera línea de información. Es un proceso que lo tomamos en serio, no porque Unesco nos pueda obligar sino porque hemos asumido compromisos con la comunidad internacional. Cuando yo era viceministro logramos la declaración del Qapaq Ñam y de la Vírgen de la Candelaria. Fueron procesos muy difíciles y al hacer esos procesos nos comprometimos a tomar una serie de medidas de salvaguarda. Creo que Unesco tiene todo el derecho a saber si hemos cumplido con nuestros compromisos.
-En lo que va de la obra ¿Cuál es el impacto en el patrimonio arqueológico en el predio que abarca el aeropuerto?
Lo que hizo el Mincul desde un primer momento fue activar los procesos de salvaguarda. El primero es realizar una inspección superficial y si nada se encuentra se otorga un Certificado de Inexistencia de restos Arqueológicos (CIRA)
-Pero es sólo superficial...
Si, no te dice nada de lo que hay debajo. Tratándose de un sitio que está en un entorno cultural sumamente importante, esa medida, el CIRA, nos parece insuficiente y que no protege. Entonces se optó por una PEA, Proyecto de Evaluación Arqueológico. Se han hecho tres porque el predio aumentó de tamaño y no se encontró prácticamente nada, salvo 11 fragmentos de cerámica.
-Existen unos montículos que podrían tener restos arqueológicos...
Se excavaron y no había nada. Esta área fue como un pantano o un pequeño lago con tierras altamente salitrosas que no se emplearon ni como campo de cultivo. Lo importante es que en vez de pasar directamente a un CIRA estamos exigiendo un monitoreo concurrente, es decir, en cada movimiento de tierra habrá un arqueólogo supervisando. Eso nos asegura que el cien por ciento del movimiento de tierras será supervisado.
-¿Y qué pasa si en el monitoreo se encuentra una construcción?
Se detiene la obra. Y podría incluso ser inviable la obra si se encuentran evidencias sustantivas de patrimonio arqueológico que haga imposible su remoción. Hasta la fecha no hemos encontrado ninguna evidencia arqueológica que justifique ningún tipo de acción.
-¿Se hallaron evidencias de caminos incas?
Casi todos son caminos relativamente modernos porque cuando comparamos una foto aérea de 1940 con las actuales, comprobamos que estos caminos no existían. Fue una zona de tránsito porque no se empleaba para la agricultura.
-En Chinchero ya se siente el impacto en el entorno paisajístico, se están construyendo edificios...
Es innegable el impacto negativo que en los últimos veinte años de desarollo económico y turístico se ve en el Valle Sagrado de los Incas. En Pisac, por ejemplo, verás un pueblo con su plaza de armas totalmente invadida por comercio ambulatorio y ahora hay un segundo mercado. Si vas a Ollantaytambo la cosa es terrible, el tráfico de los buses para turistas que van y vienen en el tren. En Ollantaytambo hay un barrio inca preservado que hoy está lleno de hoteles, saunas, masajes, y no son foráneos, son los mismos pobladores, motivados por el hecho que el turismo crece y ellos no se benefician directamente. ¿Qué hace la municipalidad? Mira, Chinchero es el pueblo menos afectado porque el problema se ha generado fuera del centro histórico y de la zona arqueológica. Todo ocurre en la zona ubicada entre el aeropuerto y la zona histórica. Allí vemos construcciones de cuatro pisos sin ninguna regulación, empezando por el propio Palacio Municipal. Al tratar de ofrecer servicios a los turistas están destruyendo lo que esos mismos turistas quisieran ver.
-Cómo en Cusco cuando se sale del centro histórico...
El problema es que nosotros como Mincul tenemos pocas competencias. Podemos proponer una serie de reglas pero son las autoridades regionales, provinciales, distritales y, sobre todo, comunitarias, las que tienen la palabra. Porque la zona del aeropuerto está sobre todo en la jurisdicción de comunidades campesinas, donde lamentablemente no existen licencias de construcción, los estándares y los códigos no existen y donde cada uno hace lo que quiere.
-¿A qué autoridades específicas se refiere?
Del presidente regional de Cusco, del alcalde provincial de Urubamba, de los alcaldes distritales y las autoridades de las comunidades campesinas. Todas estas autoridades tienen que entender que este desorden va a destruir el atractivo de esta región.
-Que se puede agravar con el aeropuerto...
Es que esto no es sólo en Chinchero, es en todos lados. Esta es la oportunidad para comenzar a exigir que hayan regulaciones, para que las autoridades locales traten de sacar adelante sus sitios. Los conflictos internos, falta de regulación, está llevando a esta situación. También hay que reconocer que el Mincul se ha quedado dormido y han dejado que pasen cosas como en Ollantaytambo o en Pisac que son absolutamente inaceptables.
-También en Machupicchu.
Desde el punto de vista del Mincul el aeropuerto tiene poco impacto. De nada sirve si llega más gente por el aeropuerto. Los turistas pueden entrar en un día determinado y en un horario fijo. De nada sirve si llegas antes porque no podrás ingresar y si pierdes tu conección de tren tampoco podrás ingresar. En este momento ya estamos en el tope de visitantes. Si se duplica la cantidad de gente que llega al Cusco igual no podrán entrar a Machupicchu. El sitio está creciendo porque ahora casi la cuarta parte llega por la ruta de Santa Teresa, caminando, todo para evitar pagar el tren.
-Esa es la preocupación de Unesco.
Unesco ha venido cuestionando cuatro cosas: La gobernanza del pueblo de Machupicchu (ex Aguas Calientes), que está creciendo en una zona suceptible de huaycos, donde no deben haber edificios de más de cuatro pisos pero existen algunos con 8 a 10 pisos. Donde hay una aglomeración urbana que, en caso de una emergencia, sería catastrófico. Dos, el tema de los residuos. Los residuos sólidos salen por el tren pero a veces se acumulan durante días en la vieja estación de Puente Ruinas. Pero el tema de los residuos líquidos es peor porque todo termina en el río. De ahí la necesidad de una planta de tratamiento que sería parte del Centro de Visitantes. También observa la capacidad de carga, cuánta gente debe entrar. Pero Unesco es conciente que no es una pregunta absoluta. Si las condiciones cambian este número puede aumentar o puede disminuir.
-¿Unesco puede presionar para que no se construya el aeropuerto?
No. Jamás te va a decir qué hacer. Es un poco como el Mincul, que no le puede decir al MTC que haga o no haga un aeropuerto. Pueden advertir afectación al patrimonio.
-¿Unesco ha objetado el uso de buses para ascender a Machupicchu?
Para todos es evidente que esa carretera en MP ya cumplió su papel. El impacto de esos buses petroleros es muy alto. Ha habido accidentes. Como alternativa se han propuestos ascensores desde la ruta amazónica, teleféricos, pero el problema es que su impacto también es grande.
-Otra versión asegura que a Lima no le conviene un aeropuerto internacional en Cusco.
Bueno, Lima es una ciudad interesante por su propio patrimonio, por su gastronomía, por sus playas. Tiene otros valores que evidentemente tendrá que potenciar. Si es cierto lo que los cusqueños dicen que Lima ha vivido de la necesidad que tienen los turistas de hacer escala en el Jorge Chávez, pues Lima tendrá que ponerse las pilas y elevar su atractividad, mejorar su accesibilidad, su seguridad pública, su tráfico. Lima ya es una ciudad muy atractiva para el vistante, con lindos museos. Yo no creo que se produzca un impacto sobre Lima con el nuevo aeropuerto cusqueño.
-También se dice que con el aeropuerto en Chinchero los turistas dejarán de visitar la ciudad de Cusco.
-Eso es absurdo. Yo he señalado que hay una amenaza como la de Sevilla, donde dicté clases durante varios años. Los turistas pasan algunas horas en Sevilla pero luego se van a las playas. Ni siquiera pernoctan en la ciudad. Una ciudad tan bella como Sevilla es sorprendente que no tenga más hoteles.
-¿Y qué otras reacciones encontró durante su reciente visita a Cusco?
-Acabo de estar en Chinchero y tengo una idea más clara. Mi impresión es que los cusqueños y los no cusqueños están actuando en principio motivados por una serie de juicios que no son necesariamente correctos. Creo que se debe considerar la opinión, primero, de los cusqueños. Los cusqueños que están a favor tienen un legítimo interés en el aeropuerto y la gente que se opone cree que el aeropuerto puede ser detrimente porque circula mucha falsa información. Desde mi punto de vista el aeropuerto no es simplemente para el turismo. El 80 por ciento de la gente que aterriza a diario en Cusco son cusqueños o gente que va por actividades de diferente tipo. El aeropuerto es un vehículo para el desarrollo, para la comunicación. No es un aeropuerto para darle gusto a los intereses del turismo, aquí están involucrados todos. Cusco es una de las zonas más diversas y pujantes del país y necesita aeropuertos. El aeropuerto tendrá un impacto muy positivo en Cusco. Si se cumple con todos los requerimientos yo no puedo oponerme.
Patrimonio cultural
-El Perú con miras al Bicentenario tiene un problema de infraestructura cultural...
Hemos priorizado cuatro proyectos: el Museo Nacional de Arqueologia (Muna), la renovación completa e integral del Museo de Pueblo Libre, la construcción del Archivo General de la Nación y el Centro de Visitantes de Machupicchu.
-El MUNA será la única obra para celebrar el Bicentenario?
-El Muna está listo como edificio pero no se ha avanzado en lo que irá dentro. Tenemos pendiente el desarrollo del equipamiento, el desarrollo de la muestra permanente y lo que podría ser una muestra inaugural para el Bicentenario. Tenemos diferentes plazos. El 2021 estará terminado el equipamiento e infraestructura, la muestra permanente tiene como plazo el 2024 (selección, traslado de piezas, etc.) y la muestra inaugural es importante para el Bicentenario.
-¿Todo el edificio estará dedicado a las exposiciones?
-El MUNA será la catedral de la cultura. Ni la cuarta parte del edificio estará dedicada a los turistas. Tendrá depósitos inmensos, laboratorios y ambientes que se irán adecuando a su época. Por ejemplo, su diseño cuenta con dos pisos enormes para estacionamiento de 400 automóviles. Pero se han diseñado de forma tal con la convicción que dentro de cien años ya no circularán automóviles y se convertirán en depósitos integrados al edificio.
-La gestión anterior insistió en convertir al MUNA en algo así como un Museo de la Nación ¿en qué quedó esta propuesta?
Como lo mencionó el presidente Vizcarra, el Muna se concibió como Museo Nacional de Arqueología, con lo cual tendríamos en Lima el centro cultural de la nación, en este edificio, con el Gran Teatro Nacional, la Biblioteca Nacional, el centro cívico, la Torre Kuélap... será el equivalente en Lima del centro Pompidou, un centro flexible que reciba el arte, las comunicaciones, etc. El presidente Vizcarra quiere enfocar este sitio como su gran legado presidencial. Un legado que marcará un antes y un después en la gestión del patrimonio. El Muna es una obra emblemática muy importante.
-Se critica su ubicación en Pachacámac por estar lejos de la ciudad.
En esa zona está calculada la construcción de dos grandes estaciones de trenes. Hay que proyectarse al futuro.
-¿Y qué pasará con el Museo de Pueblo Libre?
Tenemos un convenio con el gobierno chino pero estamos pensando desarrollar una infraestructura que utilice al máximo el terreno, renovación de depósitos, laboratorios y zonas de exhibición.
-¿Seguirá siendo un Museo de Arqueología, Antropología e Historia?
Mira, yo creo que debería convertirse en el Gran Museo Nacional de Historia que abarque desde que llegó el primer habitante hasta el presente. Que mantenga un componente muy grande de arqueología pero que tenga una continuidad a la historia virreynal, republicana y contemporánea. Para esto necesitamos duplicar el espacio expositivo.
-Pero el edificio se está cayendo...
El museo está en muy mal estado. La caída de techo reveló que no era un pequeño sector en problemas, prácticamente toda la construcción antigua tiene problemas eléctricos, de seguridad, estructural. Requiere una renovación completa del edificio. El proyecto está enmarcado entre los grandes proyectos del Bicentenario. Han existido seis proyectos a lo largo de los años. Creo que a la sexta va la vencida. Tenemos el presupuesto como para hacer una renovación integral y una modernización del proyecto. Un cambio radical en su concepción.
-¿Y el Archivo de la Nación?
Tendrá nuevo edificio. Ahora está en el sótano del Palacio de Justicia en condiciones críticas. Otra parte está en el antiguo correo, que es la parte histórica, más los problemas de seguridad y los robos. Pienso que la solución integral es una nueva edificación. Cada vez que muere un notario en Lima todos sus documentos tienen que ir al Archivo de la Nación.
-¿Ya tienen el terreno?
Estamos en la elaboración del expediente técnico. El terreno sería en Pueblo Libre, cerca de la clínica Stella Maris. Sería un edificio totalmente moderno con todas las salvaguardas. La idea es que este nuevo edificio sea lo suficientemente espacioso para poder albergar todo el acervo archivístico. Y que tenga un centro de investigación.
-¿Se está digitalizando el archivo?
Se avanzó un poco pero es que no te puedes imaginar lo inmenso que es el archivo. La última vez que estuvimos ahí con la directora nos perdimos en ese laberinto. Me hizo recordar esa biblioteca que describe Umberto Eco en El Nombre de la Rosa. Recuerda que mi bisabuelo, don Horacio Urteaga, fue treinta años director del Archivo Nacional.
-¿Y tuvo problemas con los documentos?
Así es, incluso creo que en una época se mudó a los sótanos del Palacio de Justicia. El tiempo ha pasado y el archivo sigue en esos sótanos por donde pasan las tuberías de los desagües.
La piedra en el zapato
-Siento que en todo este debate como que hay un gran ausente: el sector turismo. Usted propuso el traslado de la industria cultural al Mincul...
Para la perspectiva del Mincul el turismo es una de las principales industrias culturales. Nosotros somos el ente rector en industrias culturales.
-Pero no manejan el presupuesto de turismo
-Claro, pero no es cuestión de quitarle a otro sector sino de trabajar armónicamente.
-¿Cómo?
Por ejemplo, la definición de cómo se emplean los fondos del Plan Copesco. Necesitamos armonizar intereses de Cultura y de Turismo...
-Mucho de lo que hemos hablado también lo podría manejar turismo
-Sí, los museos son un gran recurso turístico y el MUNA hará de Lima una ciudad aún más atractiva. Algo similar al Museo de Antropología de Ciudad de México...
-Y ahora los museos de El Cairo, Atenas...
-El de El Cairo ha costado 1500 millones de dólares. Diez veces más que el MUNA y lo han construido al lado de las pirámides. Los museos de París son gran parte de su atractivo. Los museos hacen de una ciudad más atractiva. Ya estamos acabando la planificación del Sistema Nacional de Museos y se debe hacer en concordancia con el sector turismo. Creo que el trabajo concertado entre turismo y manejo del patrimonio van de la mano.
-También con el Ministerio de Ambiente
-Cierto, Machupicchu está administrado no sólo por Cultura sino también por el Sernamp. Nosotros hablamos casi el mismo idioma que el Ministerio de Ambiente. Que coincidencia que somos considerados “la piedra en el zapato” para los sectores productivos. Por este afán de conservar valores somos considerados el freno. Nosotros entendemos que el progreso y el bienestar tiene que estar basado en la conservación de valores que son fundamentales y que definen no sólo nuestra identidad sino también nuestro futuro. De qué nos vale meter ahora 30 mil personas a Machupicchu si esto puede afectar la llaqta.
Machupicchu
-¿Qué me dice de las observaciones que hizo Unesco al manejo de Machupicchu?
Tiene que ver con la capacidad de carga pero ellos están de acuerdo con la construcción de un Centro de Visitantes. Si los servicios no mejoran la posibilidad que tiene Machupicchu de recibir más visitas se limita. Desde la perspectiva del Ministerio de Cultura, desde hace varios años, es imprescindible que todo esto se ordene bajo un gran Centro de Visitantes que no solo reciba al turista, lo oriente, evite que el impacto se dé en la parte de arriba, que ordene el tráfico, que ofrezca información. Es imprescindible.
-Pero la población de Aguas Calientes lo ve como una amenaza...
Es absurdo porque el Centro de Visitantes no es un centro comercial. No venderá nada. Al revés, hará que los visitantes se queden un día más y que al ver una oferta diversificada, pernocten en Machupicchu.
-La propuesta del Centro de Visitantes ya tiene buen tiempo pero no se aplica...
Porque hay una oposición al proyecto que entiende mal el propósito.
-El tema de siempre: los transportistas y comerciantes de Aguas Calientes se creen dueños del Santuario...
Creo que los artesanos, comerciantes y pobladores de Aguas Calientes tienen todo el derecho del mundo de ver a Machupicchu como su modus-vivendi pero tienen que entender que degradar el sitio en sus valores lo único que logrará es disminuir el interés y la visibilidad y la satisfacción de los visitantes. Esa es la idea del Centro de Visitantes: no se venderá ni agua. Pero tendrá buenos baños, un pequeño museo, sitio para esperar su turno de subida.