Delfín Garay se hizo dueño del Delfus Bar en el 2000. Tras llegar a la capital cuando adolescente bajo el sueño de grabar su primer disco, llegó al bar que anteriormente se llamaba Sargento Pimienta. Empezó a cantar todos los miércoles. Luego los jueves. También los viernes. Las actividades musicales vincularon a Delfín todas las semanas para llevar a cabo su estilo de vida: hacer música.
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Con el paso del tiempo, llegaron los discos. Abrió un estudio propio de grabación y realizó distintos trabajos con artistas de la época. Regresó a su tierra, Cusco, con la añoranzas de su tierra para recoger ritmos y sonidos de su pasado. Y regresó. Cuando vio que trasladaban el Sargento Pimienta a Barranco, no lo pensó dos veces y vendió todo (incluyendo el estudio) para harcese del Bar.
Trabajó el disco delfingaray con Alex Acuña y otros grandes músicos. El percusionista peruano quedó fascinado con las composiciones de Delfín y además de hacerle las bases, le produjo el disco enterio.
En esta nota, conozca parte de su historia.