Roberth Orihuela
Pedro Paulet Mostajo es una de las más grandes mentes que ofreció Arequipa al Perú y al mundo. Conocido es su aporte a la era espacial, ya que fue uno de los pioneros en el uso de propelentes líquidos para dar potencia a naves espaciales, y en el diseño de naves que podrían superar la barrera de la atmósfera terrestre. Sus ideas las dio 20 años antes de que incluso científicos europeos y estadounidenses pensaran en un viaje al espacio.
Pero Paulet, como dicen diversos especialistas, era además un sabio y un genio geopolítico. Antes que nadie pensó y propuso ciudades del conocimiento, carreteras que unieran el continente y hasta el tren bioceánico, que convirtiera al Perú en un país líder mundial del comercio, la ciencia y tecnología.
Paulet Mostajo nació en Arequipa el 2 de julio de 1874. Hasta ahora hay un debate sobre el lugar donde vio la luz por primera vez. Algunos refieren que fue en el distrito de Tiabaya y otros, como el director de la Biblioteca Municipal, Rommel Arce, en el centro de la ciudad, en la calle San Francisco. Su padre murió cuando Paulet tenía apenas 9 años. Estudió además en el colegio San Vicente de Paúl, que dirigía el padre Hipólito Duhamel.
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A los 15 años ingresó a la Facultad de Letras y Ciencias de la Universidad Nacional de San Agustín (Unsa). Desde allí empezó a tomar gusto tanto por las ciencias aplicadas como por el arte y la arquitectura. Arce Espinoza explica que siguió cursos de ambos rubros, como Historia y Física General en el primer año, o los cursos de Economía Política y Química General en años superiores.
Se graduó en 1894 y un año después fue becado para viajar a París (Francia) y para estudiar en la Escuela de Artes Decorativas. Allí obtuvo conocimientos importantes en Arquitectura, que luego le ayudarían a proyectar grandes ideas para el Perú. Además, pudo matricularse en el Instituto de Química Aplicada de la Universidad La Sorbona de París. Cuando se graduó, ya formaba parte de la Sociedad Astronómica de Francia y de la Sociedad Química Francesa.
Es allí en Francia, entre 1900 y 1905, donde realiza sus experimentos sobre cohetes espaciales y descubre que el uso de propelentes líquidos resultaba mucho más eficaz que el de combustibles sólidos. Además, realiza diseños de cohetes que podrían surcar los cielos y salir hacia el espacio exterior. Todas estas ideas quedaron en los textos e ideas de Paulet, pues en ese tiempo pocos tenían una idea seria sobre los viajes espaciales. 20 años después los alemanes y rusos reconocieron su labor y lo incluyeron en libros como referente de la era espacial.
Luego dio un giro en su vida y se apegó más a la política. En 1905 es nombrado director de la Escuela de Artes y Oficios de Lima. Y allí, es cuando hace volar toda su imaginación y sobre todo su visión geopolítica. Así lo destaca el comunicador e historiador de Paulet, Alvaro Mejía Salvatierra. Este estudia la vida del genio aeroespacial desde inicio del siglo XXI y asegura que más que un gran inventor y prócer de la era espacial, Paulet fue un sabio y geopolítico con visión de futuro.
Es así que durante sus años en Lima dio grandes propuestas para el desarrollo industrial, militar y económico del Perú. Una de sus primeras ideas fue la de construir barrios obreros que sirvan para la clase trabajadora de Lima. En 1910 ganó un concurso promovido por la Municipalidad de Lima y logró hacer realidad su visión. La historiadora del Ministerio de Cultura Yudy Mamani, explica que Paulet tuvo esta proyección gracias a sus años viviendo en Europa y en Alemania, donde también se hizo lo mismo.
“Paulet tenía la visión de que Perú podría convertirse en una potencia mundial. Por ejemplo, propuso una fuerza aérea para el país a base de globos aerostáticos. Eso fue a comienzos del siglo XX, cuando aún no existían los aviones. También propuso el tren bioceánico, pero entre Argentina y Perú, que serviría para convertir al Perú en el eje central del comercio en Sudamérica”, afirma Mejía Salvatierra.
La visión de Paulet llegó más lejos. Como dice el arquitecto Elio Martuccelli Casanova, docente de la Universidad Ricardo Palma, Paulet soñaba mucho. Se resalta dos grandes proyectos que cambiarían el país.
El primero fue “La Villa Colonial Racional”. La idea era que colonos europeos, conquisten la selva peruana y de paso hagan avances tecnológicos. Para ellos diseñó un rascacielos, similar a la Torre de Babel, que albergaría 5 mil habitantes y que tendría todos los servicios necesarios, desde Salud y Educación hasta entretenimiento. El proyecto fue presentado en 1928 en la Exposición Internacional de la Habitación y Urbanización desarrollada en París.
Y también presentó otro al que denominó “Proyecto para la urbanización y embellecimiento del norte de Lima”. Este, explica Martuccelli Casanova, estaba pensado para convertir al Cerro San Cristóbal en un monumento en honor a Santa Rosa de Lima. Pero a la vez sería el centro de Lima, de donde partirían 3 grandes carreteras hacia las montañas (Los Andes), el océano Pacífico y el sur del país. La vía hoy es llamada Carretera Interoceánica.