Por: Pedro Escríbano
Carlos Sánchez Paz es un gestor cultural que desde hace años trabaja para el Cusco. Entre otras actividades de recordación, en los años 90 organizó una serie de importantes encuentros de escritores de todo el Perú. Esta vez acaba de publicar Saqsaywaman (Ed. Caja Municipal del Cusco), un libro que aborda el sitio arqueológico desde varias disciplinas.
“Hay que mirar al pasado para saber y entender nuestra identidad como una nación pluricultural, como es nuestro país”, afirma.
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¿Qué motivaciones han dado lugar al libro?
El Perú es luz y privilegio de la historia de la humanidad. Cada respiro habla del hombre del antiguo Perú y su armonía con la naturaleza, una relación de 25 mil años de historia; una de las culturas más antiguas del orbe. Desde la cultura caral hasta la cultura inca, incluso hasta nuestros días se repiten los usos y relaciones con la naturaleza. El antiguo hombre del Perú llegó a tener altos conocimientos y tecnología para edificar, cultivar, tejer, observar los astros y amoldarse a la geografía. El parque arqueológico de Saqsaywaman es en sí un ejemplo de conocimiento y alta tecnología que la humanidad contemporánea no puede realizar a pesar de su desarrollo científico.
Se busca mirar desde varias disciplinas.
Sí, el libro tiene varias aristas, para lo cual se convocó a trece intelectuales: el historiador Donato Amado, quien habla de las reparticiones de las tierras de los incas a los españoles; Uriel García Cáceres da a conocer un lienzo colonial del siglo XVI, que fue hurtado de la catedral del Cusco, donde el pintor representa con exactitud el torreón en la cima de Saqsaywaman antes de ser destruido por los españoles. El arqueólogo Ernesto García Calderón detalla de las ultimas excavaciones realizadas en el sector de Muyuqmarka; Erwin Salazar y Dante Salas enfocan la relación de los incas con los fenómenos naturales celestes. El arquitecto Ricardo Ruiz Caro escribe sobre el Templo Solar de Saqsaywaman y señala rasgos de la arquitectura del incanato. El escritor Omar Aramayo trata el tema de Cahuide; Luis Enrique Tord escribe sobre la relación de Saqsaywaman y el Templo del Sol del Qorikancha. Además, textos de Ángel Avendaño, Carlos Candia y Julio Gutiérrez.
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¿Saqsaywaman fue propiamente una fortaleza?
Todos los escritores que participan en el libro concluyen que no fue una fortaleza, sino un santuario a las divinidades de la religiosidad de los incas. Es decir, Saqsaywaman es la Casa del Sol, o el Santuario de Saqsaywaman. Los baluartes de los que se habla no son sino andenes illapas y no los baluartes castizos de una fortaleza.
¿Qué aspectos reveladores entrega el libro?
La magnificencia de los tres andenes illapa, de nueve metros de altura, resaltan estas formaciones. Hay figuras diseñadas en las piedras, entradas a túneles subterráneos, anfiteatros, construcciones de carácter ritual, relacionadas con el culto al agua y al dios Sol y la Luna. Según el sistema de ceques del valle del Cusco, ubicado dentro los cuadrantes del chinchaysuyo y el antisuyo. Además, expone que Saqsaywaman cuenta con más de un centenar de sitios arqueológicos sobre los cuales se muestran fotografías.
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¿Existe una apropiación mística, turística irresponsable del sitio arqueológico?
El turismo hace muchas cosas, aporta y destruye al mismo tiempo; me refiero a los malos empresarios del turismo. Solo basta ver los alrededores del recinto y la misma ciudad del Cusco cómo se destruye día a día. Existe un uso religioso por nuestra cultura, que son las ofrendas a la Pachamama, rituales que se dan cotidianamente por la ciudadanía peruana. Es parte de nuestra cultura. Este ritual es llevado y deformado por el turismo esotérico o místico como quiera llamarse.
¿Considera que el aeropuerto en Chinchero es un atentado a la herencia inca?
Es un atentado al ecosistema del Valle Sagrado, al equilibrio de la naturaleza y será irreversible. Es una destrucción que ya se inició con la remoción de tierras que se viene realizando. A eso se suma el tráfico de terrenos que el mismo proyecto del aeropuerto genera. Y es el inicio del bosque de cemento, que será igual o peor que el bosque de cemento de Alto La Paz, en Bolivia, con el cuento de turismo cuando más son los intereses empresariales que destruyen el país.