Mario Florián, los cien años del juglar andino

Homenaje. Para conmemorar el centenario del nacimiento del vate cajamarquino, se ha publicado Antología poética.,A finales de los años 70, en la primera fila de una protesta magisterial en las calles de Lima, vi a un maestro, con terno y corbata, quien, a voz en cuello, agitaba consignas contra la dictadura de Francisco Morales Bermúdez y a favor del Sute, el sindicato de los maestros. Después descubrí que se trataba del maestro y poeta cajamarquino Mario Florián. Descubrí, casi en contraste de su acción cívica, que era dueño de una poesía de fino lirismo de raigambre andina, panteísta, nativista, telúrico. Con motivo de cumplirse el centenario de su nacimiento (Nanshá, Cajamarca, 1917 – Lima 1999), el Gobierno Regional de Cajamarca, la Asociación Regional de Integración Cultural de Cajamarca y la Asociación Peruana de Literatura Infantil y Juvenil, APLIJ, han publicado Antología poética. Mario Florián. Homenaje centenario, una selección de asus poemas por el profesor y crítico literario Luzmán Salas Salas. La mejor poesía de Mario Florián, asumida en una emoción que se vincula con el hombre andino, la naturaleza, reverbera en un nativismo lleno de ternura, como se puede apreciar en su libro Urpi. Allí bastará leer algunos hermosos verso de “Pastorala”: “Pastorala/ Más hermosa que la luz de la nieve,/ más que luz del agua enamorada,/ más que la luz danzando en los arco iris.../ Pastorala/ Pastorala. Conocido como un juglar andino, de una poesía escrita en castellano con reminiscencias del mundo quechua –aunque el andino de Cajamarca no habla quechua–, también filtró en sus versos la emoción social. El poema “Pedro Palana”, de eco vallejiano, lo sintetiza. Aquí algunos versos: “Pedro Palana, te saludo./ Pedro Palana, mido tu cuerpo. Persona débil. Fuerte./ Viejísimo en la tierra,/ como los ríos, como las llamas/ como las grandes chotas de la selva...”. Por supuesto que tiene poemas más encendidos, digamos, en su lirismo, más épicos, como “Canto de gloria al Sute”, que se convirtió en himno en la huelga magisterial de fines de los 70, a la que me refería en las primeras líneas de este texto. Quizá hoy en día los poetas jóvenes ya no lo leen, aunque deberían leerlo, reconocido por el mismo Arguedas, Antonio Cornejo Polar, dejamos aquí el juicio de un gran maestro y poeta: Washington Delgado: “En su poesía fluye límpidamente la ternura campesina, remansada en la descripción de la naturaleza: la tierra, el agua, el cielo, los animales y las plantas, aguda en el canto y la queja de amor, encrespada y áspera en la protesta social”. Sin duda, lo sintetiza todo.