Shiori Teshirogi, creadora de Saint Seiya: The Lost Canvas, hizo realidad el sueño de muchos fans de Saint Seiya: contó su propia versión del anime con el que creció de niña. Pese a la existencia de otras secuelas como Next Dimenssion, Omega y Soul of Gold, su obra se ha erigido como la digna sucesora por mérito propio e incluso es considerada como superior en varios aspectos.
The Lost Canvas no solo mantuvo la esencia de la obra original, sino que también perfeccionó la formula y la llevó a su máximo grado de expresión. Es carta de amor, un trabajo impulsado por la pasión de una alumna que sonrojaría a cualquier maestro. No por nada se ganó la aprobación de Masami Kurumada y un seguimiento de culto hasta la fecha.
Desde tiempos inmemoriales, la diosa Athena y el Señor del Inframundo, Hades, se enfrentan cada doscientos años en una batalla épica como pocas veces se ha visto en la Tierra. En esta ocasión, el anime nos ambienta en la anterior Guerra Santa y nos cuenta la historia de Tenma, el caballero de Pegaso del siglo XVIII.
A diferencia de la obra original, Saint Seiya: The Lost Canvas no sufre de una estructura argumental repetitiva y carencia de creatividad para mantener fresca la trama. Además tiene la oportunidad de no repetir los mismo errores y lanzar una versión pulida gracias a un trabajo de retrospectiva, aunque a veces el fan service este a la orden del día.
Teshirogi se empeña en darles mucha más complejidad a sus personajes y no reducirlos a simples títulos como “el caballero más fuerte de todos”. Realmente se aprecia su pasado, motivación y continúa construcción durante los eventos. No son personalidades estáticas sino tridimensionales capaces de relacionarse a un grado más profundo que sus predecesores.
Miles de fanáticos del anime esperan la tercera temporada con ansias.
Aunque Tenma, Alone y Sasha sean los personajes más “importantes”, el anime goza de un protagonismo coral, bien distribuido dándoles a todos su momento para billar. En ese sentido, los Caballeros dorados son beneficiados y se lucen para hacer justicia a su reputación, cuando antes solo fueron relegados por conveniencia del guion y no quitarle los reflectores a los Caballeros de bronce.
En esta ocasión, los caballeros de Piscis, Tauro y Cáncer fueron redimidos para alegría de los fans que renegaban de su constelación. Los de bronce dejaron de ser carne de cañón y demostraron su valía en la guerra santa. Incluso entre los espectros de Hades como agaho de Bennu se realizó mayor trasfondo.
Cada versión de Saint Seiya se lanzó acorde a la tecnología del momento. Si bien el estilo de Kurumada se puede calificar como clásico, el de Teshirogi se ve beneficiado por la fluidez de sus escenas de acción, la naturalidad de sus expresiones y su accesibilidad al público general. Pese a ello, hay que reconocer que su banda sonora no puede compararse con la original capaz de poner la piel de gallina.
Los 12 caballeros dorados. Foto: composición / Tokyo Movie Shinsha
Para Masami Kurumada, los artistas que se inspiran en su obra original están impulsados por la pasión de haber crecido con Saint Seiya y no tiene problema con ello: “Es por esto, que con toda tranquilidad, puedo confiarles este manga, como si fueran mis hijos. Si el manga fuera una marca, entonces podría decirse que las otras obras son sus derivados o sucesores”.
Si bien Saint Seiya: The Lost Canvas dividió al fandom en un inicio, las otras secuelas demostraron que no había un trabajo más respetuoso y venerador a la obra original que el de Teshirogi. Once años después de su cancelación con tal solo 26 episodios, más de uno se lamenta por no haber visto su desenlace animado, aunque quede el consuelo de verlo a través del manga. No obstante, esto podría cambiar tras su estreno en HBO Max.