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Agencias

Pintorescas historias albinegras en Buenos Aires previo a la final de la Libertadores


Primer viaje fuera de Brasil, primera vez a bordo de un avión, acompañar al equipo del corazón con un bebé en brazos... además de teñir de albinegro a Buenos Aires, los hinchas del Atlético Mineiro y Botafogo llevan sus historias a la final de la Copa Libertadores.

Acostumbrada a ver el rojo, el amarillo y el azul de sus dos equipos más populares, River Plate y Boca Juniors, la capital argentina ha visto al blanco y al negro, los colores de los equipos de Belo Horizonte y Rio de Janeiro, irrumpir en su cotidianidad.

Miles de fanáticos del Galo y el Fogão, que comparten los pabellones albinegros, han llegado a la ciudad en los últimos días para presenciar una final que asegura a Brasil el sexto título consecutivo del principal torneo de clubes de América. La cita es el sábado en el estadio Monumental (20H00 GMT), la casa de River.

Los hinchas se reúnen en bares, parques o restaurantes portando los uniformes de sus elencos, a los que dedican animados cánticos en portugués.

"El brasileño es apasionado por el fútbol. A donde nuestro equipo vaya, lo acompañamos", dijo a la AFP Talita Brumano, una trabajadora de banco de 36 años que viajó desde Juiz de Fora, un municipio en el estado de Minas Gerais, en el sureste de Brasil.

- Del Galo desde bebé -

Brumano pasaría como una aficionada más del Atlético Mineiro de Belo Horizonte, capital de Minas Gerais, si no fuera por uno de sus acompañantes: su hijo de cinco meses de edad, que la observa dentro de un cochecito vestido con la casaca del cuadro que lidera el experimentado atacante Hulk.

"Es una pasión inexplicable, vinimos aquí para ser campeones", agregó la madre a las afueras del Monumental, que tiene capacidad para 84.567 espectadores, aunque hasta principios de semana se habían vendido "unos 60.000 ingresos", según dijo una fuente de la Conmebol a la AFP.

A unos pocos metros, con una cerveza en la mano, a Pedro Henrique Maffia le costaba disimular la alegría de haber salido de Brasil por primera vez para acompañar a su equipo adorado, el Galo, que busca el bicampeonato de la Libertadores tras haber conquistado con Ronaldinho Gaúcho la edición de 2013.

"Es una emoción muy grande, es el equipo que acompaño siempre", sostuvo este médico de 34 años, quien se movilizó junto a amigos desde el municipio de Jequeri, en el interior de Minas.

- Amor de padre e hijo -

En otro punto acomodado de Buenos Aires, en el Lago de Regatas, decenas de 'torcedores' del Botafogo participaron de un banderazo la tarde del viernes.

Augusto Alfonso, un ingeniero de 28 años, se unió al coro que deseaba éxito al Fogão, el club que Garrincha hizo famoso, en su primera final de la Libertadores.

No estaba solo, a su lado, radiante, lo escoltaba su padre Alberto, de 66 años, quien se montó en un avión por primera vez para acompañar a la Estrella Solitaria.

"Mi papá tenía mucho miedo de viajar en avión", contó Augusto. "Pero hacemos de todo para acompañar al Botafogo, es una herencia que él me dio y que yo daré a mi hijo".

"Es una alegría inmensa en mi vida", afirmó por su parte el padre. "Algo que nunca imaginé, que mi hijo me trajera para llevar este trofeo a Rio".

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