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Agencias

Para el patrón de Imax, el futuro de la sala de cine pasa por "crear eventos"


El futuro de las salas de cine pasa por "crear eventos", ya sea conciertos en directo o transmisiones deportivas, cree el patrón del gigante canadiense Imax, Richard Gelfond, en entrevista con la AFP este viernes.

Imax prepara 14 proyectos rodados con sus cámaras especiales en todo el mundo, entre ellos un documental, el primero rodado en francés, sobre la Patrulla de Francia, el escuadrón aéreo acrobático que acostumbra a lucirse en grandes ocasiones, como la ceremonia de apertura de los Juegos Olímpicos de París.

Una ceremonia que Imax transmitió en directo en unas 50 salas en Norteamérica, recuerda Gelfond.

"Estamos muy concentrados no solamente en películas y documentales, sino en música, en deportes, y en cualquier clase de acontecimientos en directo", explicó a la AFP.

Imax, que cuenta con más de 1.600 pantallas en unos 90 países, estrena este fin de semana un documental sobre el ballet "El lago de los cisnes", rodado en alta definición en la Ópera de París.

La asistencia de público a las salas de cine ha protagonizado vaivenes en todo el mundo. Grandes éxitos como "Barbie" u "Oppenheimer" (rodado con cámaras Imax) alegraron las perspectivas del sector el año pasado, mientras que esta temporada se anuncia desigual.

Imax, que desde 1967 apostó por la espectacularidad de grandes pantallas y proyectores de alta definición, mantiene sus planes de expansión, asegura Gelfond.

"Creo que en la era pospandemia, la gente puede ver toda clase de cosas en sus televisores y mediante las plataformas" como Netflix, explica.

"Cuando salen, quieren algo que sea social y algo que sea realmente especial y diferente", añade.

"Hay claramente un apetito por crear eventos, que es lo que nosotros hacemos. Ver una película es algo diferente", apunta.

Mientras que ver una ópera, un concierto o una carrera de Fórmula 1 en una pantalla Imax puede ser sustancialmente más barato que verlo en directo, no sucede lo mismo con una película.

Ver un largometraje en una de esas salas puede costar entre 25 y 30 euros (o dólares), en salas europeas o estadounidenses.

Eso representa como mínimo 5 dólares más que en su versión más asequible.

"Pero todos los eventos fuera de casa cuestan ahora más caros: los conciertos, los eventos deportivos..." se defiende Gelfond.

"Cuando filmamos con cámaras Imax, los resultados financieros tienden a ser mejores. Por ejemplo, para 'Oppenheimer' y 'Dune', logramos el 20% (de la taquilla) mundial, con menos del 1% de las pantallas, lo cual es increíble", explica.

Eso atrae a un número creciente de directores, asegura.

Según él, las plataformas "son una segunda opción aceptable", y no son el enemigo del cine de gran formato.

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