Somos personas e instituciones comprometidas con el desarrollo de la educación peruana que, con el firme apoyo de La República,...
En este nuevo contexto electoral, el Perú debe enfrentar una verdad incómoda: seguimos siendo uno de los países con mayores desigualdades educativas de la región. Aunque los datos muestran avances, estos progresos no se distribuyen de manera equitativa entre los estudiantes.
El Estudio Regional Comparativo y Explicativo (ERCE) de la UNESCO lo confirma. Entre 2013 y 2019 los aprendizajes mejoraron, pero también crecieron las brechas. El Perú elevó sus puntajes en sexto grado —5,4% en lectura y 5,3% en matemática—, pero registró uno de los mayores aumentos en desigualdad. En lectura, el coeficiente de desigualdad de Gini subió 14%, señal de que avanzamos, pero a ritmos muy distintos.
Los estudios nacionales confirman esta situación. Más de la mitad de los estudiantes rurales de secundaria permanece por debajo del nivel inicial en comprensión lectora, mientras que en áreas urbanas solo un 15% alcanza un desempeño satisfactorio. En primaria, el 80% de los niños shipibos y la mitad de los estudiantes quechuas se ubican en los niveles más bajos en castellano. La desigualdad aparece temprano y se agrava con el tiempo.
A ello se suma la brecha económica. Los hogares de mayores ingresos invierten más en la educación de sus hijos, reforzando diferencias que persisten incluso con el aumento del gasto público. Apenas uno de cada diez jóvenes de menores recursos accede a la universidad, frente a uno de cada dos entre los de mayores ingresos.
En este escenario, el mensaje político debe ser claro: sin una estrategia nacional que coloque la justicia educativa en el centro, desde la primera infancia hasta la educación superior, cualquier discurso sobre desarrollo será vacío. El país necesita menos consignas y más compromisos verificables: políticas sostenidas, inversión eficiente y atención prioritaria a quienes enfrentan mayores desventajas.
Un sistema que mejora de manera desigual no es un sistema de calidad. Ese es el desafío que esta campaña debe asumir con seriedad: cerrar la brecha que divide al Perú entre quienes pueden aprender y quienes apenas logran mantenerse dentro del sistema.
*Colabora Ricardo Cuenca, investigador principal del Instituto de Estudios Peruanos. Exministro de Educación

Somos personas e instituciones comprometidas con el desarrollo de la educación peruana que, con el firme apoyo de La República, nos hemos unido para compartir y debatir con la sociedad, el Estado y las agrupaciones políticas, de cara a las próximas elecciones y con sentido de urgencia, propuestas y acciones viables para hacer efectivo el derecho a una educación de calidad para todos. En este espacio abierto y plural encontrarán, quincenalmente, diversas contribuciones desde temáticas, territorios y espacios educativos variados que tienen el propósito de incidir en las políticas públicas, en los programas de gobierno y en el debate electoral que definirá el futuro del país. Porque cuando la educación se convierte en prioridad de la sociedad y de quienes gobiernan, el futuro deja de ser promesa y se convierte en realidad.