Profesor e investigador en la Universidad de Lima, Facultad de comunicación. Doctor en Psicología Social por la Universidad Complutense de Madrid y miembro del comité consultivo del área de estudios de opinión del Instituto de Estudios Peruanos (IEP). Viene investigando sobre cultura política y populismo.
Es indudable que los medios que hoy utilizamos para informarnos han cambiado radicalmente. El ecosistema informativo, como algunos lo llaman, se ha fragmentado de diversas maneras. Uno de los cambios más importantes es que, a través de las diferentes plataformas que están a la mano, ya no solo nos informamos, sino que también participamos, creamos o compartimos contenido de diverso tipo según nuestro rango de intereses y grupos a los que pertenecemos. ¿Cómo repercutirá esto en el proceso electoral? Tenemos una oferta partidaria sumamente dispersa. Los electores toman distancia de los partidos y de la política debido a la inmensa desconfianza que genera. Todos los días ocurre algo, sobre todo en el Congreso, que refuerza esa idea. Se puede tener cierta noción de por quiénes no se quiere votar (el primer peldaño en cualquier decisión humana), pero las alternativas son una mezcla de candidaturas recicladas con nuevos actores donde no se tiene claro quién es quién. ¿Cómo se van a informar las personas en este complejo contexto? ¿Cómo se puede llegar a ellas?
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Hoy, quienes crean o difunden contenido se han multiplicado en número y en canales de interacción. Solo por mencionar algunos, están los que se suelen llamar medios tradicionales (TV, prensa escrita y radio, principalmente), los medios periodísticos digitales, diversidad de influencers que cubren temas de todo tipo y nosotros mismos, que generamos, compartimos o apoyamos tal o cual mensaje. En un estudio que conduje en 2017, para entender el mundo de los creadores de contenido (en 2012 se había lanzado la versión peruana de YouTube y se hablaba de youtubers), hicimos unas dinámicas grupales con lo que considerábamos en ese momento “usuarios”. En la mitad de la conversación, un joven trabajador independiente mencionó, en un tono que sonó extraño en esos años: “yo también puedo ser un youtuber”. La masificación de creadores ya había comenzado.
Las divisiones no son rígidas porque los “medios tradicionales” están presentes directamente en diversas redes sociales, ya sea como corporación, a través de su planta periodística o con programas específicos, buscando personalizar el vínculo con el público. Casi todos los programas de radio, TV o prensa (que se difunden por diversas plataformas) están vinculados a más de una red social para poder interactuar con quienes los estén viendo, escuchando o leyendo. Además, más de un medio periodístico digital los usa de fuente al momento de sintetizar o comentar las noticias del día. A su vez, los “tradicionales” incorporan en su cobertura temas que surgen en las redes sociales. Ya no pueden esperar horas, a la noche o al día siguiente.
Pensando en la información sobre temas electorales, ¿cómo navega la gente en este mare magnum? Si repasamos nuestra rutina diaria, muchos de nosotros nos levantamos y lo primero que hacemos es ver el celular, probablemente el WhatsApp y luego alguna de las redes que usamos con más frecuencia. Puede que no nos demos cuenta, pero el mensaje del grupo, del familiar o del amigo, en algún momento nos envía a una red determinada y, de ahí, posiblemente terminamos en otro sitio. Es lo que en la literatura sobre estos temas se denomina “exposición incidental a la información”: comenzamos en un lado con cierta intención y terminamos en otro. Comparativamente hablando, los hábitos de la gente de más edad están más orientados a hacer un seguimiento general del entorno. Es mucho más probable que los mayores también miren en algún momento del día la TV, escuchen la radio o lean algún periódico. La gente más joven escoge los medios en función a sus intereses y está más informada de los temas que más le preocupan. Las redes sociales son su espacio porque les permite seleccionar mejor lo que consideran relevante. El contacto con los medios tradicionales no es porque acceden al medio directamente, sino porque una de las noticias sueltas llega a su pantalla en función de sus intereses o grupos de pertenencia. Es el snack news.
El uso que se da a la mayoría de las redes sociales está vinculado, directa o indirectamente, al entretenimiento. El juego y ocupar el tiempo libre está claramente relacionado con esto, pero no nos referimos solo a ello. Las diversas características que se han ido incorporando (texto, videos, música y un largo etcétera propio de cada red) hacen que el consumo de información o la expresión de lo que nos ocurre utilice una variedad de herramientas. No por gusto se habla hoy del politainment, la mezcla de política con entretenimiento, donde al comienzo más de un político creía que eran “bailecitos”. Se agradece que hayan entendido que eso no es.
Acá solo hemos mencionado ciertas características del nuevo entorno mediático y algunos cambios en los patrones de consumo. Todo esto debería ser tomado en cuenta en las estrategias de comunicación de partidos, organismos como el Jurado Nacional de Elecciones, ONPE o cualquier institución que busque motivar a la gente para que vaya a votar y, al momento de hacerlo, vote lo mejor posible dentro de la complicada oferta existente.
No todos tienen los mismos hábitos. Cada uno va construyendo sus rutinas para no marearse con el exceso informativo. Por ejemplo, hay suficiente investigación que indica que los patrones de consumo de quienes usan más Facebook no son iguales a los que circulan más por X o quienes privilegian TikTok (según Reuters Institute, la única red que viene creciendo para uso informativo). Partidos e instituciones interesadas tienen que trabajar para identificar estos diferentes patrones de consumo. Hay que hacer las segmentacion

Profesor e investigador en la Universidad de Lima, Facultad de comunicación. Doctor en Psicología Social por la Universidad Complutense de Madrid y miembro del comité consultivo del área de estudios de opinión del Instituto de Estudios Peruanos (IEP). Viene investigando sobre cultura política y populismo.