Politólogo ejerciendo periodismo, con especialidad en política comparada y periodismo de soluciones. Miembro del Comité Periodístico Central de La República....

El desafío político en las campañas electorales digitales 2026, por Alejandro Céspedes García

"En un ecosistema saturado de artificios, la verdad, la cercanía y la consistencia entre palabra y acción serán el verdadero capital político".

En la última década, las redes sociales se han convertido en el principal escenario de las contiendas electorales. En ese espacio público mediado por algoritmos, la confrontación política ha tendido a ser librada ya no principalmente con ideas o programas. Lo que ha ocurrido es que como resultado de los modelos que incentivan la participación digital de los usuarios en redes sociales, se ha priorizado el factor emocional como principal fuente discursiva.

En ese sentido, diversos agentes de comunicaciones gubernamentales o de campaña han planteado que con violencia, desinformación y acoso sistemático se pueden lograr cambios e incluso ganar elecciones.

 En el medio se encuentran periodistas, activistas demócratas y personajes públicos que son blanco constante de ataques coordinados desde granjas de troles, que buscan silenciar voces críticas o fabricar una imagen favorable de determinados candidatos.

 Un trol, en el lenguaje digital, es una cuenta —real o falsa— dedicada a provocar, distorsionar o manipular la conversación pública, muchas veces bajo el amparo del anonimato y con respaldo económico o político.

En este contexto, algunas cifras recientes revelan una paradoja que desnuda el límite de las maquinarias digitales. Renzo Rotta, en X, alertó cómo Martín Vizcarra logró más de 562 mil “me gusta” y 5.7 mil usuarios conectados en una transmisión de TikTok, frente al alcalde de Lima, Rafael López Aliaga quien apenas registró 15 mil “me gusta” y 554 espectadores.

 La diferencia demuestra algo importante en las estrategias comunicacionales. Por más recursos que se inviertan en troles y campañas pagadas, el engagement, es decir, la participación auténtica de los usuarios, no se compra.

El reto para los candidatos será comprender esta nueva correlación entre coherencia política y autenticidad digital. No bastará con saturar las redes de publicidad ni fabricar adhesiones falsas ya que el público, que son ciudadanos con demandas prioritarias reales insatisfechas, distingue cada vez mejor entre un discurso creíble y una puesta en escena.

En un ecosistema saturado de artificios, la verdad, la cercanía y la consistencia entre palabra y acción serán el verdadero capital político. Porque en las campañas digitales del 2026, el algoritmo podrá amplificar mensajes, pero solo la confianza puede convertirlos en votos.

Alejandro Céspedes García

Politólogo ejerciendo periodismo, con especialidad en política comparada y periodismo de soluciones. Miembro del Comité Periodístico Central de La República. Director y Editor General de Perú Legal, portal digital que busca cerrar brechas de información legal en la ciudadanía de a pie. Editor y Redactor en las secciones de Política, Mundo y Judiciales en La República. Investigador en Digital Politics. Predocente universitario en la Pontificia Universidad Católica del Perú. Esforzado cotidiano por discutir asuntos complejos, buscar interpretarlos orientando a las soluciones y tomar decisiones basado en la evidencia sobre cualquier ideología.