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Hacia un paro nacional decisivo, por Mirko Lauer

Es indispensable el proceso de unificación de los gremios de transportistas y el inicio de un proceso de acusación legal directa contra los responsables, civiles y policiales, activos y pasivos, de los atentados criminales impunes en el país. 

El gobierno parece convencido de que podrá arrastrar la crisis de inseguridad hasta el día de su partida. Algo de eso transpira cuando el ministro del Interior les cuenta, con la cara seria, a los choferes baleados y asesinados a mansalva que no hay dinero suficiente para ayudarlos. El estado de emergencia que piden los choferes cuesta S/43 millones, dice Malaver.

El argumento del dinero es grotesco en un gobierno que se jacta de su prosperidad y gasta a manos llenas. Pero no es tan vergonzoso como el de la ineficacia. Los choferes dicen que los crímenes contra ellos tienden a quedar impunes, mientras que los autores de crímenes “mediáticos” (orquestas y otros) son perseguidos y por lo general capturados.

Algo que los choferes no han dicho, pero que cabe pensar, es que el gobierno está castigando al transporte por los paros ya realizados. La cosa, por último, es que este gobierno no puede con el delito y trata de disimularlo como puede. Cuanto más bandas captura la policía, más extorsión se produce. Cuanto más paros, más crimen.

Hoy, cuando decimos que el gobierno no puede con el crimen, en el fondo estamos diciendo que no puede con la policía, víctima de una inocultable gangrena corruptiva, como aparece en audio tras audio. El episodio del hampón capturado por los paraguayos es una muestra elocuente: 15 policías a su servicio (luego reducidos a dos), y muy pocas ganas de traerlo a Lima.

Entre las marchas juveniles, los asesinatos en las calles y el descontento que desborda la estadística, el país debería estar avanzando hacia un paro nacional de proporciones, que no deje a las ratas de la política lugar donde esconderse o trajes con qué disfrazarse. Un paro así ayudaría a despejar un clima electoral cargado de delito.

Las principales figuras del gobierno han perdido toda vergüenza, al haberla cambiado por un cinismo dedicado a contar los días hasta junio próximo. El juego destape-acusación -que no conduce a ninguna parte- les gusta, pues los mantiene en el candelero sin consecuencias. Pero marchas y paros no les gustan, pues podrían acelerar las cosas.

Es indispensable el proceso de unificación de los gremios de transportistas y el inicio de un proceso de acusación legal directa contra los responsables, civiles y policiales, activos y pasivos, de los atentados criminales impunes en el país. Con los transportistas unidos, se sumarán otros.

Mirko Lauer

Observador

Un poemario cada tantos años. Falso politólogo. Periodismo todos los días. Natación, casi a diario. Doctor por la UNMSM. Caballero de la Orden de las Artes y las Letras, Francia. Beca Guggenheim. Muy poco X. Cero Facebook. Cero Instagram, cero TikTok. Poemario más reciente: Chifa de Lambayeque (Lima, Personaje Secundario, 2024). Próximo poemario será la quinta edición de Sobrevivir. Acaba de reeditar el poemario Los asesinos de la Última Hora (Lima, Cepo para Nutria, 2025).