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Subiendo a Alberto Fujimori a bordo, por Mirko Lauer

Para responder la pregunta sobre el legado de Fujimori, sería preciso revisar el origen del antifujimorismo que tanto le ha costado a Keiko. Lo más probable es que ella misma lo haya alimentado.

Keiko Fujimori decidió conmemorar el primer aniversario del fallecimiento de su padre, Alberto Fujimori, con una ceremonia íntima junto a familiares y amigos. En ella se proclamó tácitamente defensora “del legado y la historia” del ex presidente, algo que no decía cuando él estaba preso. Los tiempos han cambiado, y ahora hasta los votos del albertismo merecen ser recogidos.

El periodismo ha señalado la ausencia de su hermano Kenji en la ceremonia. Todo indica que se trató de un recordatorio de las resistencias de Keiko frente a una eventual excarcelación del padre, pues consideraba que ello podía reducir sus posibilidades de llegar a la presidencia. Los intentos de Kenji por lograr esa excarcelación, de la mano de un discurso filial, le costaron pasar un tiempo en la cárcel.

En su homilía, la hija pidió que la conmemoración no se preste a debates coyunturales. Como en el Perú nadie discute hoy la vida y milagros del ex presidente, debemos entender que el mensaje estaba dirigido a la dirigencia de Fuerza Popular. Se rumorea que la cuarta candidatura de Keiko a la presidencia es un tema de fricción dentro del partido.

En torno al padre sigue orbitando la misma pregunta: ¿es un activo o un pasivo electoral? Antes la hija pensaba lo segundo, y hoy evidentemente cree lo primero. Sin embargo, la gratitud por las buenas obras realizadas no es un hábito del electorado, y podrían pesar más los delitos que lo llevaron a la cárcel.

Este punto conecta lo que Keiko llama el legado de Fujimori con la situación de su socia política, Dina Boluarte. La diferencia es que Fujimori pagó sus muertos con una larga condena, mientras que Boluarte sigue haciendo todo lo posible por no pagar nada. Lo de la hija, en cambio, son donativos y cócteles.

Para responder la pregunta sobre el legado de Fujimori, sería preciso revisar el origen del antifujimorismo que tanto le ha costado a Keiko. Lo más probable es que ella misma lo haya alimentado. En otras palabras, en tres elecciones dilapidó un capital político que valía mucho. Hoy está devaluado.

Algo de lo anterior sospecha Keiko, pues decidió no hacer una convocatoria política formal para la conmemoración. Sus afanes políticos han terminado por diluir, poco a poco, los méritos de su padre en la memoria ciudadana.

Mirko Lauer

Observador

Un poemario cada tantos años. Falso politólogo. Periodismo todos los días. Natación, casi a diario. Doctor por la UNMSM. Caballero de la Orden de las Artes y las Letras, Francia. Beca Guggenheim. Muy poco X. Cero Facebook. Cero Instagram, cero TikTok. Poemario más reciente: Chifa de Lambayeque (Lima, Personaje Secundario, 2024). Próximo poemario será la quinta edición de Sobrevivir. Acaba de reeditar el poemario Los asesinos de la Última Hora (Lima, Cepo para Nutria, 2025).