Jorge Bruce es un reconocido psicoanalista de la Pontificia Universidad Católica del Perú. Ha publicado varias columnas de opinión en diversos medios de comunicación. Es autor del libro "Nos habíamos choleado tanto. Psicoanálisis y racismo".

Migajas y desesperanza, por Jorge Bruce

Todo esto sería tan solo una comedia de mala calidad, de no ser porque entretanto el país está involucionando. Las condiciones de vida de la mayoría no cesan de empeorar.

La elección de la nueva junta directiva del Congreso confirma lo sabido. Los partidos presentes carecen del menor atisbo de ética democrática y lo único que les interesa es seguir medrando del Estado. Lamentablemente, también los une la voluntad de minar las bases de nuestra democracia para afianzar su dominio del país. De ahí que grupos tan disímiles como Fuerza Popular y Perú Posible se encaramen juntos a esa junta que el caricaturista Heduardo ha llamado delictiva. Mientras tanto el Congreso es desaprobado por un 93% de peruanos y la Presidenta Boluarte obtiene un 2.5% de aprobación. No se puede ser más impopular pero eso los tiene sin cuidado. Lo suyo es mantenerse hasta el 2026 y después… ya se verá. Por el momento se sienten cómodos con esas migajas.

Lo propio sucede con las encuestas para la elección presidencial de julio del próximo año. Ninguno de los postulantes llega al 10%. La indigna pelea entre ellos es propia de un circo de pulgas. Intentan desesperadamente salir de ese riesgo de desaparición política -varios de ellos no alcanzarán la valla electoral- pero nada les funciona. El tren del alcalde de Lima es una demostración espectacular de esto último. Saltándose las normas que impiden a la municipalidad efectuar esa compra, la disfrazó de donación. Detalles como los del expediente técnico le parecieron trabas burocráticas al prepotente burgomaestre. Acostumbrado a salirse con la suya, se descarriló de la realidad.

Las personas empeñadas en vivir en su realidad psíquica, pueden en ocasiones terminar aceptando la otra, la realidad material. Pero cuando se empeñan en negarla, tarde o temprano les revienta en la cara. Eso que está experimentando el alcalde, también le sucede a la candadita de Fuerza Popular. Al punto que el sueño de todo peruano que sueñe con llegar a la presidencia del Perú, tenga como punto uno de su plan pasar a la segunda vuelta contra Keiko Fujimori. Todos asumen que es pan, mejor dicho, panetón comido.

Todo esto sería tan solo una comedia de mala calidad, de no ser porque entretanto el país está involucionando. Las condiciones de vida de la mayoría no cesan de empeorar. La propia vida es cada vez más frágil. Hemos pasado de un promedio de dos asesinatos a seis asesinatos diarios. Sin que a la Presidenta ni a su ministro del Interior de les mueva una arruga. No se puede ser más elocuente respecto de la indiferencia que sienten ante la suerte de los habitantes del Perú. En términos psicoanalíticos, es el triunfo de la pulsión de muerte. La muestra más evidente del imperio tanático, es precisamente la indiferencia ante la violencia de la que son víctimas tantos compatriotas.

Mientras escribo estas líneas me entero mediante Epicentro.TV del asesinato de Hipólito Quispe Huamán, integrante del Comité de Gestión de la Reserva Nacional Tambopata. Murió a balazos cerca del poblado Santa Rosa, en Madre de Dios. La ironía del nombre del departamento es involuntaria, cortesía de alguna de las mafias de la zona: minería o tala ilegal, pareciera que a nadie le importa. Por lo menos a ninguna autoridad. Parafraseando a Vallejo, lo lejos sigue arremetiendo, pero los políticos antes mencionados hacen la vista gorda y tienen los oídos sordos. ¿Qué les puede preocupar el asesinato de un defensor de la Amazonía si solo les interesa perpetuarse en el poder?

Mientras ellos se pelean por migajas, a los peruanos nos invade la desesperanza. Esta reacción es coherente con lo que estamos viviendo. Lo extraño, lo psicopatológico sería estar alegre y optimista en una situación tan catastrófica. Lo cual no significa que sea imposible cambiarla. Va a ser necesario un ejercicio colectivo de madurez ciudadana para sacarlos y remplazarlos por gente comprometida con el bien común. En esta columna insisto en que los políticos corruptos, aliados con las mafias, a pesar de toda la capacidad de daño que están ejerciendo, no las tienen todas consigo. No han conseguido armar una dictadura, como parecen desear, pero tampoco un candidato que les de garantías para su proyecto de seguir gobernándonos. Ni Ortega ni Milei, para decirlo esquemáticamente.

Es por esa brecha que tenemos que introducirnos. Su incompetencia para gobernar, teniendo casi todo el poder, es la misma que les impide organizarse para mantenerse en sus cargos. Tienen miedo y se nota. Muchos de ellos pueden terminar en la cárcel o teniendo que ocultarse, como Cerrón, o huir del país, como acaba de hacerlo Jorge Cuba, sentenciado a 21 años de prisión. En el Gobierno de sus sueños húmedos, estas situaciones extremas no deberían ocurrir. Pero ocurren y, según todo indica, seguirán ocurriendo.

Convertir nuestra desesperanza, que ya califica como desesperanza aprendida, en deseo de libertad democrática, no es una tarea sencilla. Implica renuncias, madurez, realismo. Sobre todo, el deseo ardiente de, una vez más, salir del fango putrefacto en el que nos han sumido. También implica reconocer que hemos sido poco diligentes en la lucha contra este pacto corrupto. Admitir esa responsabilidad es un primer paso indispensable para salir del marasmo. Ellos están contando con esa apatía, es obvio. Lo cual los tiene relativamente despreocupados. Esa actitud omnipotente, tal como la que exhiben varios de los representantes del mencionado pacto, es una debilidad que no debe ser desaprovechada.

Esto puede sonar a wishful thinking (tomar los deseos por realidades). Pero ninguno de los cambios para bien que hemos logrado en el pasado, hubiese sido posible sin un sueño colectivo de unirnos para salir adelante.

Jorge Bruce

El factor humano

Jorge Bruce es un reconocido psicoanalista de la Pontificia Universidad Católica del Perú. Ha publicado varias columnas de opinión en diversos medios de comunicación. Es autor del libro "Nos habíamos choleado tanto. Psicoanálisis y racismo".