Exministro de Economía. Doctor en Administración y Dirección de Empresas de la Universidad Ramón Llull-Esade, España, Magíster en Economía de la Pontificia Universidad Católica del Perú, exbecario Escola de Posgraduacao Economía de la Universidad de Sao Paulo, Brasil. Economista de la UNMSM, Perú. Investigador Concytec-Renacyt.
Un lugar común, a propósito de las actuales y serias observaciones a la gobernanza del país, es presentar los distintos efectos adversos de esta. Plantearé brevemente esta problemática, cuyo agravamiento podría llevarnos, en un futuro cercano, a enfrentar serios problemas de gobernabilidad, más aún cuando próximamente el país estará inmerso en una variopinta campaña electoral. Veamos estos asuntos en esta breve nota.
Como sabemos, la gobernanza pública y la economía están intrínsecamente vinculadas, en tanto la forma en que se gobierna —ya sea un país o una región— afecta directamente su performance económica. Diría que la gobernanza trata sobre el cómo se toman las decisiones y se gestionan los recursos, mientras que la economía se enfoca en la producción, distribución y consumo de bienes y servicios. Una buena gobernanza puede conducir a un crecimiento económico sostenible, mientras que una mala gobernanza puede anular esto último.
¿Pero qué implica la gobernanza pública? Esta incorpora la participación de distintos actores, incluyendo el gobierno, el sector privado y la sociedad civil, en lo que son la toma de decisiones y la administración de asuntos públicos. Se basa en la existencia de instituciones fuertes, sin opacidad, con rendición de cuentas y participación ciudadana. Una buena gobernanza pública se caracteriza por la existencia de un Estado de derecho sustentado en un sistema legal justo y equitativo que se aplica a todos por igual. También por la existencia de transparencia y rendición de cuentas, con acceso a la información pública y mecanismos impersonales que asignan responsabilidades a los funcionarios por lo que hicieron o dejaron de hacer. En el mismo sentido, se requiere participación ciudadana, implicando a los ciudadanos en la toma de decisiones y la formulación de políticas. Se necesita eficiencia y eficacia, lo cual implica un uso óptimo de los recursos públicos para lograr los objetivos deseados. Una mejor gobernanza también implica estabilidad política, clave para promover la inversión y el crecimiento.
Además de la adecuada gobernanza, se requiere contar con una economía encargada de la producción, distribución y consumo de bienes y servicios. Mostrando crecimiento —esto es, un aumento sostenido de la producción de bienes y servicios—, estabilidad de precios con control de la inflación para evitar la pérdida de poder adquisitivo, menor subempleo, una menos desigual distribución del ingreso y oportunidades. Y desarrollo sostenible, esto es, crecimiento económico que minimice el impacto negativo en recursos naturales y el medio ambiente.
¿Pero cómo la gobernanza pública influye en la economía? Tenemos, vía la inversión, que una buena gobernanza pública facilita la inversión extranjera y nacional, en tanto los inversionistas buscan entornos estables y predecibles. Tenemos también las mejoras en la productividad, resultado de mayor eficiencia en la gestión pública e incrementada calidad de las instituciones. Debemos considerar también el desarrollo humano, en tanto una mejorada gobernanza puede facilitar la inversión en educación, salud y otros aspectos del desarrollo humano y el crecimiento económico. Otro factor es la reducción de la corrupción, en tanto la transparencia y la rendición de cuentas pueden reducir la corrupción, quedando recursos para financiar el desarrollo.
Dada la situación descrita y las limitaciones que actualmente se tienen para implementar una mejor gobernanza pública, sugiero que, en un aporte para la gobernabilidad pública del país por parte del gobierno actual, podría presentarse las acciones gubernamentales pendientes y los mecanismos para su implementación. Con ello no solo se adopta una actitud responsable, sino también se encarrilan las propuestas de políticas públicas que serán presentadas en la campaña electoral por comenzar.
En suma, la gobernanza pública y la economía están estrechamente vinculadas. Una buena gobernanza es esencial para un crecimiento económico sostenible y un desarrollo inclusivo. Al fortalecer las instituciones, promover la transparencia y la participación ciudadana, los gobiernos pueden crear un entorno propicio para el crecimiento económico y el bienestar de sus ciudadanos.
En resumen, la gobernanza pública y la economía están estrechamente relacionadas. Una buena gobernanza es esencial para un crecimiento económico sostenible y un desarrollo inclusivo. Al fortalecer las instituciones, promover la transparencia y la participación ciudadana, los gobiernos pueden crear un entorno propicio para el crecimiento económico y el bienestar de sus ciudadanos.

Exministro de Economía. Doctor en Administración y Dirección de Empresas de la Universidad Ramón Llull-Esade, España, Magíster en Economía de la Pontificia Universidad Católica del Perú, exbecario Escola de Posgraduacao Economía de la Universidad de Sao Paulo, Brasil. Economista de la UNMSM, Perú. Investigador Concytec-Renacyt.