La violencia del abandono ante los friajes

Centenas de miles de peruanos siguen en grave riesgo por los friajes que se prevén hasta setiembre del 2025. 

El invierno en Perú es parte del ciclo natural climatológico de nuestro país. Sin embargo, resulta inaceptable que más de un millón de peruanos sigan expuestos a las bajas temperaturas. Friajes que ocurren todos los años.

En esa línea, la advertencia a las autoridades que hace el Centro Nacional de Estimación, Prevención y Reducción del Riesgo de Desastres (Cenepred) no debería pasar desapercibida.

Las infecciones respiratorias agudas (IRA) y las neumonías se disparan normalmente durante este período del año. Los afectados son, sobre todo, niños menores de cinco años y adultos mayores. Según datos de Comex, en Puno y Huancavelica, 8 de cada 9 ciudadanos están expuestos a riesgos por los friajes.

Y, a nivel nacional, la cifra no es alentadora. Los reportes epidemiológicos del Ministerio de Salud indican un aumento de hasta 32 % de casos de IRA en comparación con el mismo periodo del año pasado. En Áncash y Huancavelica, esta alza ha superado incluso los registros de la última década.

Son cifras que deberían encender alarmas, y no ser tratadas como un daño colateral más porque, finalmente, lo más indignante es que estas muertes son evitables.

La desprotección es estructural. Es el resultado de años de políticas públicas diseñadas para la capital, de presupuestos mal ejecutados y de planes de prevención que solo existen en el papel.

Y, mientras tanto, las cifras suben y los hospitales colapsan. Y, paralelamente, la presidenta Dina Boluarte y los congresistas que la sostienen se suben el sueldo y se otorgan a sí mismos bonos y gollerías.

No basta con repartir frazadas o enviar carpas a último minuto. Se necesita decisión política, planificación territorial y un compromiso real con los millones de peruanos que, cada año, enfrentan al invierno sin abrigo, sin atención y sin voz.

La indiferencia política es una forma pasiva de la violencia que también mata. Y lo seguirá haciendo mientras lo previsible siga siendo tratado como sorpresa.