* Nancy Goyburo Reeves, ingeniera, feminista y especialista en inclusión financiera.
Hace poco, un comentario en LinkedIn decía que las instituciones de microfinanzas (IMF) aplicaban la equidad de género, porque el 50.5% de usuarios con crédito en el Perú eran mujeres. Sin embargo, esto no necesariamente es así. El acceso al crédito no promueve por sí solo la empresarialidad, el empoderamiento o la inclusión de la mujer.
Varias IMF operan bajo el supuesto de que sus productos son neutrales en cuanto al género, y que benefician a todos los clientes por igual. Sin embargo, con ello, están perpetuando, involuntariamente, las desigualdades. La inclusión financiera (IF) tendría mayor impacto en el bienestar financiero de las mujeres, si las IMF tuvieran un compromiso estratégico para abordar las desigualdades y si se reconociera que las normas sociales y las dinámicas del hogar, como las labores de cuidado, imponen restricciones al comportamiento financiero de las mujeres. Sólo así se podría pasar de un enfoque de reconocimiento pasivo (neutral) a uno de transformación activa.
La transformación activa exige cambios en el Directorio y en la Gerencia, la aprobación de una política de género con recursos e indicadores asociados al negocio para clientes y personal y una composición paritaria de Directores, Gerentes y staff.
Se deben reducir (idealmente eliminar) estereotipos de género o sesgos inconscientes en el personal y en las comunicaciones. El diseño de productos debe pasar de productos “neutros” a productos que consideren las necesidades y preferencias de las mujeres. El análisis de riesgo debe ser diferenciado (pagan mejor, ahorran e influyen en la gestión del hogar) y el uso extensivo de data desagregada por sexo medirá el impacto real de la IF en ellas.
Cerrar las brechas de inclusión financiera de las mujeres es bueno para ellas, para la rentabilidad y sostenibilidad de las IMF y para el bien común de la sociedad.
Colectivo de mujeres diversas, desde diferentes trayectorias, tendencias políticas, territorios y experiencias, que se levantan en voz unida con el objetivo común de rehabilitar la esperanza en la construcción del país. Se comprometen y convocan a un diálogo abierto, y a tejer lazos para contribuir a un proyecto democrático que impidan que el autoritarismo y la corrupción se apoderen de las instituciones.