En lo del desborde delictivo de estos años Ecuador nos lleva una cierta delantera. Ahora una de sus bandas criminales más importantes, Los comandos de la frontera (con Colombia), acaban de asesinar a 11 soldados de un destacamento de 80. ¿Por qué debe interesarnos el incidente? Porque la pelea es por el control de un territorio rico en oro, como en el Perú.
Estamos pensando en Pataz y sus alrededores, sobre los que el país viene mostrando una suerte de indolencia conceptual. Se tiende a ver el problema como una seguidilla de casos aislados, cuando en verdad toda esa violencia existe cada vez más como un solo movimiento criminal, que probablemente maneja una estrategia única.
Otra idea errada es que los asesinos de La Libertad son militarmente menos peligrosos de lo que fue Sendero Luminoso en su momento. Esto sería porque su objetivo no es capturar el Estado, sino apropiarse del oro. ¿Pero hay alguna diferencia? Colombia enseñó que el acceso a las fuentes de capital es un camino hacia el poder del Estado, si no es frenado a tiempo.
SL ha podido resistir a las fuerzas del Estado en el VRAEM todos estos años debido a que tiene acceso a los recursos que aporta la hoja de coca, y eso le permite reemplazar cabecillas uno tras otro. El oro de la minería ilegal ya está operando como un elemento organizador, y no solo en Pataz. A diferencia de la droga, el oro tiene una mayor necesidad territorial.
Si nos detenemos un instante en el nombre de la banda que asesinó a los 11 soldados de Ecuador, vemos que ella está en los bordes, por donde pasa el contrabando de la mercadería, lejos del centro administrativo del país, y cerca de los recursos, auríferos sobre todo, de los países vecinos. Entre estos últimos, el nuestro.
Hace más de 10 años el gobierno negó los permisos para la explotación legal del oro cerca de nuestra frontera con Ecuador. Hoy los mineros ilegales ecuatorianos cruzan la línea para extraer y llevarse el oro de este lado. Allí hay un conflicto con bases más serias que las que tuvo el del Cenepa el siglo pasado.
Pero el conflicto armado que se puede estar incubando a partir del oro y desde el epicentro de Pataz no es pequeño. Hay señales.
Un poemario cada tantos años. Falso politólogo. Periodismo todos los días. Natación, casi a diario. Doctor por la UNMSM. Caballero de la Orden de las Artes y las Letras, Francia. Beca Guggenheim. Muy poco twitter. Cero Facebook. Poemario más reciente, Las arqueólogas (Lima, AUB, 2021). Próximo poemario, Un chifa de Lambayeque. Acaba de reeditar la novela policial Pólvora para gallinazos (Lima, Vulgata, 2023).