Su bufo terruqueo nos aterra. terrorina, por Mirko Lauer

La idea es que todo crítico se calle, comenzando por quienes critican desde los medios de prensa, atacados a diario desde el gobierno.

Dina Boluarte se ha prendido de la expresión terrorismo, para referirse a todo lo que no le gusta. En su versión de la palabra, todo el que la crítica está llevando adelante una actividad “terrorista de imagen”. Por ejemplo, quienes opinan que ella es cómplice de la muerte de decenas de personas en las protestas del 2023.

Terrorismo es un vocablo delicioso para algunos políticos, pues hay la idea que descalifica de plano al acusado de serlo. Una vez que se le libera de su significado original, sirve para referirse a casi cualquier actividad. Por ejemplo, afectar la imagen de Boluarte mediante opiniones acerca de ella, sustentadas en datos e indicios, o no.

En la versión de Walter Laqueur en su Historia del terrorismo, se trata del “uso ilegítimo de la fuerza para alcanzar un objetivo político apuntando contra personas inocentes”. Hay otras definiciones en las que se trata de aterrorizar a determinados grupos de personas específicamente para ejercer poder constante sobre ellos.

Luego todos acomodan la palabra o se acomodan a ella. Boluarte dice que la crítica a ella es esencialmente mentira (fake news) y que eso es un empleo del terror. Otros podríamos suponer que esa actitud encaja con la antigua expresión “terrorismo de Estado”. Que lo diga Boluarte, que fue socia de Castillo, de conocidos lazos con grupos terroristas, o casi.

Pero a nadie se le había ocurrido que dañar la imagen de un político podía ser un acto terrorista, puesto que cada uno es dueño de su imagen. ¿Dañamos la imagen de alguien al discrepar de sus actos y expresarlo? Posiblemente sí, aunque ese es un acto político, no un acto terrorista. De otra manera toda opinión discrepante sería terrorista.

Lo anterior es lo que quiere Boluarte. La idea es que todo crítico se calle, comenzando por quienes critican desde los medios de prensa, atacados a diario desde el gobierno. No sorprende, entonces, que la opinión pública encuentre cada vez más parecidos con la Venezuela chavista. Allá todo el que discrepa es terrorista, por definición.

¿Quién le ha vendido a Boluarte esta idea, que la roza tan de cerca, por sus relaciones y su trayectoria? En el fondo está terruqueando al 95% de la población que la desaprueba en las encuestas. ¿Terrorismo de imagen? Más bien imagen terrorífica.

Mirko Lauer

Observador

Un poemario cada tantos años. Falso politólogo. Periodismo todos los días. Natación, casi a diario. Doctor por la UNMSM. Caballero de la Orden de las Artes y las Letras, Francia. Beca Guggenheim. Muy poco twitter. Cero Facebook. Poemario más reciente, Las arqueólogas (Lima, AUB, 2021). Próximo poemario, Un chifa de Lambayeque. Acaba de reeditar la novela policial Pólvora para gallinazos (Lima, Vulgata, 2023).