Opinión

Ministerio de la Familia

Renovación Popular propone que el MIMP deje de tener a la mujer en el centro de sus preocupaciones.

Vuelve, en versión de Renovación Popular, el intento de convertir el MIMP en el Ministerio de la Familia y Poblaciones Vulnerables. Esta iniciativa ha sido presentada por la bancada de ese partido en el Congreso de la República.

Se trata de un reestreno, porque en los albores del gobierno de Pedro Castillo, Perú Libre propuso un cambio similar influido por sectores conservadores, resistido por las organizaciones feministas y la propia Defensoría del Pueblo, que lo consideraron en su momento un retroceso.

Ahora es un nuevo intento de la ola conservadora que ha ido obteniendo cambios sustanciales en materia de educación sexual, identidad de género, igualdad y otros avances logrados en las políticas públicas en las últimas décadas.

El proyecto, suscrito por Fuerza Popular, APP y Avanza País, sostiene que como el MIMP dedica mayores esfuerzos por promover los derechos de la mujer y temas de género, no protege debidamente a las poblaciones vulnerables y deja de lado a otros integrantes de la familia. Aclara que no pretende invisibilizar a la mujer, sino que se atienda a los que componen el grupo familiar.

En momentos en que es evidente la urgencia de prevenir el feminicidio, por los recientes casos de violencia extrema y grave crueldad, con víctimas quemadas vivas o salvajemente atacadas con vidrios y cinceles, este pedido impulsado por la extrema derecha es un peligroso retroceso para la agenda pública.

Dejar de tener a la mujer como centro de preocupación del Estado, cuando además de los feminicidios se discriminan y afectan los derechos de las mujeres a lo largo de toda su vida, parece un grave despropósito, máxime si está orientado por una corriente conservadora que quiere impedir que el país avance en materia de derechos y libertades.

La situación de la mujer, que está lejos de ser óptima como lo expresan todos los indicadores de desarrollo y que además representa más de la mitad de la población, requiere un Estado laico, no confesional, democrático y de derechos, que la represente integralmente y vele por su participación en igualdad de condiciones en la sociedad.

La condición actual requiere de un reforzamiento y mayor impulso general del Estado para impedir que se siga matando, maltratando y violentando a las mujeres de toda edad y condición, bajo la mirada condescendiente de las autoridades.