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Los realineamientos

Lima es sede global del conservador Vox de España.

Se le está dando máxima difusión a un encuentro de grupos conservadores que comulgan con la ideología tan combatida de Vox en España y que forman parte del Congreso nacional. Se trata de un intento de globalizar y articular una respuesta política dentro de América Latina que enfrente a Gobiernos progresistas que tienen presencia y también un grado de integración sobre la base de sus coincidencias ideológicas.

En su discurso, el presidente de Vox nos ubica como país en la misma orilla que su partido. Somos el faro de esperanza y de libertad en la región, porque se logró detener el golpe de Estado organizado por el Foro de Sao Paulo que tuvo como protagonista al expresidente Castillo. Es decir, la intentona golpista del detenido exmandatario fue en realidad una gran conspiración continental impulsada por los movimientos políticos progresistas de la región.

Se trata de la elaboración peligrosa de una tesis falsa, máxime si como país damos pasos agigantados para romper las relaciones diplomáticas con los vecinos, por las críticas al régimen de Dina Boluarte, por su incapacidad para controlar las protestas sociales y al uso indebido de las Fuerzas Armadas y policiales para acallarlas.

Los realineamientos al interior de la gestión de Boluarte la han llevado a constituir un sistema híbrido de Gobierno, en el que va deteriorándose la institucionalidad democrática y vamos viendo muestras claras de la vocación autoritaria de la presidenta y sus ministros.

Vox le da un espaldarazo al Gobierno peruano, pese a las 49 muertes ocurridas en la protesta popular contra la administración de Dina Boluarte, o a la negativa al diálogo amplio bajo falsa polarización entre buenos y malos. Ese discurso, en mayor o menor magnitud, es inaceptable para nuestro país.

Con el mismo derecho que se exige que los mandatarios de México y Colombia no opinen sobre nuestra política interna y no adopten acciones que pueden afectar las relaciones entre países hermanos, también es necesario que Vox no quiera utilizar el caso peruano para ensayar una confrontación ideológica contra el comunismo internacional, usándonos como punta de lanza en esta parte del continente. La política exterior peruana tiene claras orientaciones de no intervención, no injerencia y soberanía, que nos definen y que deben mantenerse aún sobre los avatares de la coyuntura.

La República

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