De derechas, izquierdas y chuecas

“Ser liberal, verdaderamente liberal, en estos tiempos, es más complicado de lo que parece”.

La represión y el uso abusivo del monopolio de la fuerza, la contrarreforma universitaria, la posibilidad de una dictadura que se frustró, el reclamo de una asamblea constituyente para cambiar los fundamentos económicos del país, el aumento de la violencia contra las mujeres y el feminicidio, la migración venezolana y hasta el cierre del LUM nos obligan a tomar posición.

En cada uno de esos casos, y muchos otros más, cada uno, sumando sus respuestas, construye su propia identidad política. Si nos aproximamos por respuestas concretas a acciones políticas reales, los términos derecha e izquierda terminan siendo insuficientes porque no hay en la política peruana un mundo bipolar. Menos aún donde hay dos extremos que pretenden monopolizar las respuestas, excluyendo a las grandes mayorías.

Democracia, libertades económicas, libertades políticas, derechos de las minorías y los vulnerables, migración, memoria histórica no son palabras. Son posturas, y del conjunto de esas posturas, surgen opciones múltiples. Lo que me resulta asfixiante en el Perú de los últimos años es que las opciones binarias (terruco versus facho) no encuentran espacio para las mayorías y nos reducen a pertenecer a un bando o a otro, o a sufrir los ataques cruzados de ambos extremos.

La simplificación de Latinoamérica en “Foro de Madrid” versus “Foro de Sao Paulo” es ridícula. Primero, porque ninguna de las dos reuniones tiene el peso o poder que alegan tener; y, segundo, porque las teorías de la conspiración sirven para entretener mas no para formar ni informar. Entre el comunismo y el fascismo hay otras enormes respuestas. Más aún cuando las etiquetas de fascista y comunista (o terrorista) son disparadas por el contrario y no por autoidentificación.

¿Cómo hacer una correcta identificación entonces? ¿Una que sea útil? Mirando las respuestas. No es demócrata quien no reconoce una derrota electoral. Tampoco lo es el que no reconoce el Estado de derecho y disuelve el Congreso fuera de los mecanismos constitucionales o aquel que añora dictaduras, de cualquier signo.

Cualquier persona u organización que dice ser demócrata pero acepta, promueve o avala cualquiera de las tres situaciones anteriores, no es demócrata. Si no es demócrata ¿debe jugar en la competencia democrática? Fraudistas hay en todas partes y en el mundo, Trump y AMLO son sus mayores referentes.

No es liberal el que subordina la libertad personal al Estado. Si prefieres que el Estado te diga qué tienes que producir, consumir y comerciar caminas hacia el autoritarismo económico. Si quieres que el Estado se lo diga a otros pero te favorezca a ti, eres un mercantilista. Confundirse es muy fácil y confundir a los demás, también. La defensa del capítulo económico de la Constitución de 1993 está basada en una constatación de la realidad: sacó de pobres a medio país. ¿Por qué? Porque los hizo libres. Nos vacunó de Alan García I pero 30 años después, como toda vacuna, necesita refuerzo.

Liberales y conservadores es una división más útil, pero liberar y conservar tiene múltiples matices. Liberar las fronteras, liberar a las minorías, conservar el ambiente, conservar la memoria, la historia, la cultura. Hay conservadores nacionalistas y los hay no nacionalistas. Liberales ambientalistas y liberales antirregulación ambiental. Todo tema sensible de política pública, desde la pena de muerte hasta el matrimonio homosexual, puede generar incluso más de dos soluciones.

Lo que resulta una estafa es que se usen las palabras y estas no tengan un correlato con las ideas. Rojos y fachos, siempre habrá, pero que se disfracen de otra cosa con el dedito acusador, resulta absurdo. Leo a autodenominados “liberales” que son conservadores, estatistas de lo ajeno, y amigos de la supresión del derecho a la vida, cuando no terruqueadores. Leo a otros, que se declaran muy de izquierda para la tribuna pero que no son más que mercantilistas que buscan la renta estatal para sí mismos.

Hace unos días, una turba me gritaba “te-rro-rista” “co-mu-nis–ta” en la puerta de mi casa por defender el derecho a la vida y condenar el abuso de la fuerza. Sin derechos humanos no hay forma de ser liberal. Sinesio López llama “columnistas liberales” (tremendo elogio) a Mirko Lauer y a Augusto Álvarez Rodrich por defender la forma democrática de Gobierno frente a un golpista y su coro de ayayeros.

Ser liberal, verdaderamente liberal, en estos tiempos, es más complicado de lo que parece.

larepublica.pe
Rosa María Palacios

Contracandela

Nació en Lima el 29 de Agosto de 1963. Obtuvo su título de Abogada en laPUCP. Es Master en Jurisprudencia Comparada por laUniversidad de Texasen Austin. También ha seguido cursos en la Facultad de Humanidades, Lengua y Literatura de laPUCP. Einsenhower Fellowship y Premio Jerusalem en el 2001. Trabajó como abogada de 1990 a 1999 realizando su especialización en políticas públicas y reforma del Estado siendo consultora delBIDy delGrupo Apoyoentre otros encargos. Desde 1999 se dedica al periodismo. Ha trabajado enradio, canales de cable, ytelevisiónde señal abierta en diversos programas de corte político. Ha sido columnista semanal en varios diarios.