Opinión

Vacancia, temporada 2023

"Si la cosa prospera, será una delicia escuchar al club de presidentes-camaradas de la región y sus abogados porteños clamar por Boluarte, víctima de un artero golpe de Estado parlamentario".

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Por: Mirko Lauer

¿Cuál es la idea detrás de una iniciativa de vacancia contra Dina Boluarte? Parece que hay varias. Para algunos es puro castigo por las víctimas durante la protesta. Otros buscan alterar lo que perciben como una hegemonía de la derecha en el manejo de los asuntos del país. Algunos dicen que debe partir por su baja aprobación en las encuestas.

Por algunas frases de Boluarte, podemos suponer que la vacancia es una movida pro Pedro Castillo, como lo son las acusaciones contra ella en estos días. Cosas que van desde charlas en WhatsApp hasta comprobantes de boletos aeronáuticos en manos de colaboradores eficaces no declarados. Es obvio que hay un intento de demolición en marcha.

Esencialmente la ceremonia pro vacancia presidencial muy rara vez obtiene los votos necesarios, pero en más de una ocasión ha servido para debilitar al incumbente. En el caso de Castillo el mecanismo lo llevó al borde de la locura, y lo puso en manos de los Rasputines de Palacio. Pero en su caso la Fiscalía pudo más que los amagos de vacancia.

Boluarte no está muy fuerte que digamos, pero tiene otro temple que Castillo. Además está administrando una cadena de serias emergencias nacionales, lo cual la hace bastante más necesaria que en circunstancias normales. Los votos parlamentarios que la apoyan, con gusto o a regañadientes, son una clara mayoría.

La izquierda que lanza la iniciativa de vacancia está en el suelo, y considera que una buena enemiga puede levantarle los bonos. Además la discusión del tema en el pleno pasado mañana dará a ese sector bienvenida publicidad, y un lazo con las pasadas y peligrosas protestas que ciertamente no se vio cuando estas se realizaban en tiempo real.

En el supuesto de que los vacadores 2023 lograran reunir esos 87 votos, es casi seguro que el próximo presidente pronto se volvería igual de impopular. Mal que bien, Boluarte está manteniendo las cosas en cierto orden, cosa que no garantiza un sucesor que los vacadores, hasta donde entendemos, todavía no han comenzado a imaginar en acción.

Si la cosa prospera, será una delicia escuchar al club de presidentes-camaradas de la región y sus abogados porteños clamar por Boluarte, víctima de un artero golpe de Estado parlamentario.