Alfalfa gourmet, por Maritza Espinoza
“A partir de hoy, no les acepten ni un chicle, pero, eso sí, no olviden llevar cada día un manojito de alfalfa gourmet...”

El presidente del Congreso ha salido a echar en cara las galletitas con gaseosa que ofrecen a los periodistas que cubren el pleno, con la intención obvia de desacreditar a la prensa que denunció el gasto en las pantagruélicas comilonas de los nunca bien ponderados padres de la patria que siguen fieles el pensamiento de esa antigua filósofa chalaca llamada Patricia Chirinos: “a to’s los peruanos nos gusta comer rico, pe”.
La verdad es que el “menú” del que alardea Williams ni siquiera merece el nombre y aceptarlo no compromete en absoluto al periodista, como no lo compromete el que un entrevistado le ofrezca un café o un vaso de agua. La bajeza, sin embargo, es pretender comparar ese “gasto” (medio dólar, según cálculos generosos) con los 190 soles (49 dólares al cambio) que se empuja a costillas nuestras cada otorongo por “evento” y que son un insulto a tantos peruanos que viven con 1,9 dólares diarios, el límite de la pobreza extrema según el INEI.
Y es un escándalo que, ante la reacción indignada de la gente, que ve en tamaña obscenidad otro motivo para reanimar las protestas ciudadanas, no haya salido ni un solo congresista a exigir que se revoque esa gollería y que, por el contrario, la mayoría se haya silbado mirando al techo y más de uno, en franca muestra de cinismo, haya pretendido justificarlo.
De todos, ha sido el exalmirante Jorge Montoya quien ha retratado con involuntaria precisión la calaña que predomina en el poder legislativo cuando, ofuscadísimo por las críticas al dispendio, respondió: “Se burlan de que se pida carne y pollo de primera calidad… ¿Qué cosa quieren que se pida? ¿De tercera? (...) ¡Querrán que comamos alfalfa seguramente!”.
De paso, sin quererlo, nos ha dado la pista de la categoría zoológica en la que él mismo se adscribe. Tomen nota, colegas de la prensa parlamentaria: a partir de hoy, no les acepten ni un chicle, pero, eso sí, no olviden llevar cada día un manojito de alfalfa gourmet para el almirante en muestra de cariño.







