Artistas que sí, artistas que no, por Lucia Solis
"Son los minimizados, los que representan a las comunidades que este régimen busca callar, los que se han posicionado junto al pueblo, aunque ello les cueste contratos y ataques de odio. Eso se llama tener convicciones".

Desde el inicio de la represión policial y militar ordenada por el régimen de Dina Boluarte y conforme figuras de todos los sectores de la sociedad, especialmente en el ámbito artístico, han comenzado a declarar al respecto, el siguiente debate ha vuelto a emerger: ¿De verdad cada actor, actriz, cantante peruano y peruana debe pronunciarse y tomar acción?
En otros contextos, artistas de popularidad mundial como Dua Lipa, Mon Laferte, Bad Bunny y hasta Ricky Martin encabezando movilizaciones contra el exgobernador de Puerto Rico, Ricardo Roselló, tras sus escándalos de corrupción y expresiones homofóbicas, han condenado esta y otras situaciones en las que los derechos de las comunidades vulnerables se han visto atacados en sus respectivos países.
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¿Qué pasa en Perú, en donde la Policía gasea, detiene y secuestra con la venia del propio Gobierno? ¿Los afamados rockeros han alzado la voz condenando las decenas de muertes desde que empezaron las movilizaciones? Pocos. De hecho, Pedro Suárez Vértiz, uno de los representantes más populares del rock peruano, ha pedido a Dina Boluarte que no se rinda.
Su rebeldía, su irreverencia, su desfachatez y toda la estética alternativa se quedó en eso, en una pose. En contraposición, son las y los artistas que no son portada de las revistas de las élites como Yarita Lizeth, El Cholo Juanito, la drag queen peruana radicada en España, Gad Yola y muchos más, los se han sumado a las movilizaciones contra el Gobierno de Boluarte ya sea con un pronunciamiento en redes sociales, con donaciones de dinero o víveres, o facilitando buses y espacios para las y los manifestantes.
Son los minimizados, los que representan a las comunidades que este régimen busca callar, los que se han posicionado junto al pueblo, aunque ello les cueste contratos y ataques de odio. Eso se llama tener convicciones.
No, ni todas las personas tienen que tener una opinión totalmente formada sobre la situación que atraviesa el Perú, ni todos los artistas tienen que ser críticos o accionar contra la repudiable actuación de la Policía avalada, reconocida y recompensada por la presidenta Boluarte. Lo que sí debería quedar claro es que, cuando se trata de defender los derechos humanos, hay artistas que sí y artistas que no.







