Notas de Prensa

El enigma de los incas continúa en 2020

No queda ninguna duda de que pocas civilizaciones en el mundo generan tanta fascinación e incertidumbre con la inca, al punto de que muchos objetos son exhibidos en los museos más prestigiosos del mundo.

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Este imperio, el de mayor dominio en la América precolombina, sigue siendo un misterio para la humanidad, al punto de que se siguen realizando descubrimientos que han ayudado a comprender cómo se vivía en el Perú antes de la llegada de los europeos.

Se sabe que los incas pasaron por cuatro periodos: precerámica, preclásico, clásico y postclásico, este último finalizado con la conquista de los españoles. Además, se tienen conocimientos sobre su cultura, sus templos y sus avances en la ingeniería, la arquitectura y la agricultura, pero pese a esto siguen haciéndose descubrimientos que ayudan a comprender más a esta civilización.

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En 2003, un descubrimiento en Iglesia Colorada, inmerso en el desierto de Atacama, causó sorpresa. Fueron hallados cuatro cráneos en lo que pudo haber sido un basurero. Desde entonces, se generaron las dudas sobre lo que le pasó al resto de los cuerpos y por qué no se hallaron evidencias de que se trató de un entierro formal.

15 años después, los investigadores Francisco Garrido y Catalina Morales, quienes expusieron en un estudio en Latin American Antiquity que se trató de una ejecución, posiblemente de tres mujeres jóvenes y un niño, como una señal de advertencia por parte del imperio.

Aquella hipótesis se sustenta en el hecho de que los incas comenzaron su expansión a través de los Andes y, aunque muchos pueblos no presentaron resistencia, otros más lucharon y cayeron, por lo que se hizo este acto para demostrar autoridad y mandar un mensaje de poder y advertencia a la población.

A esto se le suma el hecho de que los cráneos mostraron marcas similares, con agujeros perforados y marcas en las mandíbulas, creyéndose que las cabezas fueron raspadas y colgadas con una cuerda.

Machu Picchu destaca como uno de los santuarios más importantes de esta civilización y una maravilla del mundo, pero muchos investigadores se han intrigado al tratar de entender el porqué construyeron este santuario en una zona repleta de fallas geológicas.

En septiembre de 2019, un estudio de la Sociedad Geológica de Estados Unidos sugirió que la construcción fue hecha a propósito en medio del Valle Sagrado de los Incas, a 2 mil 430 metros sobre el nivel del mar.

Después de utilizar imágenes satelitales y realizar mediciones en campo, se encontró una extensa red de fallas y terrenos sobre el territorio en el que se encuentra la ciudad. Dichas fallas varían desde grietas en rocas hasta líneas de kilómetros de longitud, con algunas de ellas coincidiendo con las principales fallas que dieron origen a las montañas de los Andes hace 8 millones de años.

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Muchas fallas van en sentido de noreste al suroeste y otras más de noroeste al suroeste, con lo que se forma una equis en donde se encuentra Machu Picchu. Incluso los análisis señalan que edificios, escaleras, campos de agricultura y sectores urbanos de la ciudad fueron hechos siguiendo la orientación de las fallas hacia el cruce.

Hay muchas dudas sobre el por qué se decidió hacer la ciudad así, con ideas que van desde sentidos de organización, al tratar de ubicarse en una zona de difícil acceso para los enemigos, así como con fines religiosos.

Muchas actividades del imperio inca también siguen siendo misteriosas, como el pichca, un antiguo juego de dados que se cree era usado con fines religiosos y de apuestas, pero del que no se tiene muchas certezas de sus reglas, más que el hecho de que se jugaba mucho con un tablero semicircular con casillas.

Esta actividad era muy popular en toda Sudamérica, si bien se le conoce por diversos nombres: en algunas regiones del Perú como huaryu, mientras que en Chile se le llamaba quechucague. Lo cierto es que en quechua tiene más significado, pues la palabra pichca significa cinco, lo cual puede interpretarse por el número de lados de estos dados piramidales.

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Al igual que otros juegos de la antigüedad, el pichca era un juego muy practicado entre hombres de cualquier esfera social, desde campesinos hasta líderes de aldeas y señoríos incas. Se cree que las apuestas hechas eran tanto para apostar animales como tierras fértiles, además de que servían para predecir el futuro y comunicarse con seres divinos.

Otros descubrimientos más recientes han ayudado a darle forma a la imagen que tenemos de los incas, aunque también han despertado dudas al respecto.

En febrero de 2020, Perú recuperó “Recuerdos de la monarquía peruana o bosquejo de la historia de los incas”, un manuscrito en el que se encuentran las memorias de antiguos gobernantes incaicos, el cual había desaparecido cuando las tropas chilenas ocuparon Lima en la Guerra del Pacífico, entre 1881 y 1883.

Dicho manuscrito fue escrito aproximadamente en 1839 por Justo Apu Sahuaraura Inca, un descendiente directo del emperador inca Huayna Cápac, convirtiéndose en un artículo documental de suma relevancia para rescatar la memoria inca.

Sahuaraura utilizó otros manuscritos que hoy están extintos para retratar a los incas hasta la llegada de los españoles a Cusco, la capital inca. Con esta información se espera comprender un poco más sobre esta enigmática civilización, la cual sigue revelando algunos de sus misterios y, a su vez, dejando más dudas.