La controvertida ley que hacía perder la ciudadanía americana a mujeres que se casaban con extranjeros en EE. UU.
Una ley inesperada en Estados Unidos trastocó la vida de muchas mujeres, quienes, al dar el ‘sí’, se enfrentaban a una sorprendente y polémica pérdida en sus derechos como ciudadanos norteamericanos.
Hoy en día, en Estados Unidos, muchas personas buscan establecer un vínculo matrimonial para alcanzar un estatus legal en el país o, incluso, para obtener la ciudadanía americana. Este fenómeno se ha convertido en una alternativa para aquellos que, por diversos motivos, encuentran en la unión conyugal una vía para asegurar su permanencia en territorio estadounidense. Sin embargo, a principios del siglo XX, el escenario era drásticamente diferente para las mujeres norteamericanas. En lugar de ganar derechos, casarse con un extranjero significaba para ellas la pérdida de su propia ciudadanía, una realidad que marcó a toda una generación.
Muchas personas buscan establecer un vínculo matrimonial para alcanzar un estatus legal en Estados Unidos. Foto: composición LR/ Curvelo Law
Las severas leyes de ciudadanía para mujeres en Estados Unidos a principios del siglo XX
Hacia 1900, las leyes estadounidenses imponían serias restricciones en términos de ciudadanía para las mujeres casadas con extranjeros. Bajo el Acta de Expatriación de 1907, cualquier mujer estadounidense que se casara con un hombre de otra nacionalidad automáticamente perdía su ciudadanía y adquiría la nacionalidad de su esposo. Esta normativa, basada en principios patriarcales de la época, reflejaba una estructura en la que la identidad y los derechos legales de una esposa debían estar subordinados al estatus de su cónyuge. En esencia, el matrimonio con un extranjero no solo afectaba la vida personal de las mujeres, sino que también las obligaba a renunciar a ciertos derechos básicos en su propio país.
Para muchas mujeres de aquella época, el matrimonio con un extranjero implicaba un riesgo significativo, ya que las dejaba sin derecho a vivir y trabajar libremente en Estados Unidos. Dependían del estatus de su esposo para acceder a derechos que, de otro modo, les hubieran correspondido por nacimiento. En caso de separación, divorcio o fallecimiento del cónyuge, estas mujeres quedaban en una situación vulnerable, sin ciudadanía ni amparo legal. La pérdida de ciudadanía las ponía en una posición precaria y limitaba drásticamente su capacidad de acción.
La lucha por recuperar la ciudadanía y los derechos de las mujeres en EE. UU.
Este contexto generó una oleada de activismo entre grupos de derechos civiles y movimientos feministas. Organizaciones de mujeres comenzaron a denunciar esta situación, y cuestionaban la justicia de una ley que coartaba la libertad y el derecho de las estadounidenses a conservar su identidad nacional. A través de campañas y movilizaciones, estos grupos demandaban un cambio legislativo que permitiera a las mujeres conservar su ciudadanía independientemente de su estado civil o de la nacionalidad de sus esposos.
Después de años de presión social y política, el Congreso de Estados Unidos aprobó en 1922 el Acta Cable (Cable Act), una ley que revertía la pérdida automática de ciudadanía para las mujeres estadounidenses casadas con extranjeros. Aunque esta ley marcó un hito, imponía restricciones para quienes se casaban con hombres de ciertas nacionalidades, especialmente de ascendencia asiática, debido a las políticas raciales restrictivas de la época.
Muchas personas buscan establecer un vínculo matrimonial para alcanzar un estatus legal en Estados Unidos. Foto: Me quiero ir
Un cambio significativo y su impacto en los derechos de la mujer
La modificación de estas leyes no solo significó un avance en el reconocimiento de los derechos de las mujeres en Estados Unidos, sino que también contribuyó al desarrollo de una nueva visión sobre la identidad y autonomía femenina en el marco legal.