Julio Guzmán trata de revertir su descenso al séptimo lugar
Pasivos. Ya no es la novedad política y está asociado al gobierno de Sagasti. Como ventaja ostenta apoyo de la juventud y de Lima, pero perdió respaldo del sector A/B y tiene serio déficit en el interior del país.
A dos meses de las elecciones, una de las sorpresas de la última encuesta del Instituto de Estudios Peruanos (IEP) fue la caída de Julio Guzmán, candidato presidencial del Partido Morado, que del segundo lugar en diciembre (9,1%) pasó al séptimo puesto, en enero, con 4,6%.
La disminución de la aprobación del presidente Francisco Sagasti, de 58 % a 21%, parece haber influido en las cifras de Guzmán, siendo una debilidad depender de una gestión que no es propia.
Para el politólogo Fernando Tuesta, la baja de Guzmán puede estar asociada al destino del gobierno y no le ha favorecido aparecer como el candidato oficialista, cuando la aprobación del gobierno se desbarranca y es atacado por los candidatos de izquierda y derecha.
Antes era una fortaleza ser una novedad en la política, pero ya no es visto así, y sufre el desgaste del Partido Morado en un Congreso desacreditado.
En la intención de votos con preguntas espontáneas (sin lectura de opciones), Guzmán aparece séptimo puesto con una merma de 5,2% a 1,5%, siendo el único que baja. Los candidatos del primero al sexto lugar suben entre uno y dos puntos.
En la encuesta asistida a nivel socioeconómico, pierde apoyo en el sector A/B. De 17% pasa a 5,8%, una baja considerable.
Tiene sus menores cifras en el sector D/E con 3,9%, y en los electores de 40 a más, con 3,4%. Un punto a su favor es que tiene una aceptación de 9,7% en el sector de la juventud, con edades entre 18 y 24 años.
Respaldo en Lima
Pese a su caída, Guzmán tiene la tercera mejor aceptación en Lima, al recibir el apoyo del 7,1%. En este caso su caída fue mínima, pues en diciembre tenía un respaldo de 7,5%, lo que quiere decir que mantiene su nivel de aprobación en la capital.
Una tarea pendiente es mejorar sus niveles de aceptación en el centro y oriente del país, donde tiene sus más bajas cifras, con 2,6%.
A nivel ideológico, los electores no identifican a Guzmán en un sector en particular. El 4,4% lo considera de izquierda, el 4,9 de centro y el 4,7 de derecha. Muy distinto, por ejemplo, a Verónika Mendoza que tiene una posición definida con un 14,2% en la izquierda.
Entre las razones para darle el voto, del 4,6% que lo respalda, el 22% considera que es un buen líder, es capaz y genera confianza. El 24% ha tomado en cuenta su posición, propuestas y plan de gobierno, mientras el 13% lo considera joven y nuevo en política.
Un dato saltante es que el 13% le da su apoyo por el partido, siendo el que tiene más porcentaje, el segundo es Lescano (AP) con 7% y los demás candidatos tienen 0%. Lo que da cuenta de que la marca del Partido Morado tiene mayor recordación que otros.
Según la encuesta, solo el 4% toma en cuenta su experiencia, conocimiento y preparación; el 1% lo apoya por su ideología y valores, mientras que el 0% cree que tiene mano dura, conoce los problemas el país y combatirá la delincuencia.
Pese a que en la intención de votos está en el séptimo puesto, cuando se pregunta de manera espontánea (no asistida) ¿qué candidatos o candidatas cree que pasarían a la segunda vuelta?, el candidato morado alcanza un 11%, ubicándose debajo de Forsyth 32% y Keiko 26%.
A nivel del Congreso tiene una ligera ventaja, pues la marca del Partido Morado está mejor posicionada que otros partidos. Ante la pregunta ‘¿Por qué partido votaría?’, Guzmán tiene el primer lugar con 5,7%.
Tiene que hacer un giro en su campaña
Enfoque por: José Tello Alfaro, especialista electoral
Guzmán es un político vigente desde el 2016 e incluso ha formado un partido que hoy tiene un espacio ganado en el espectro político peruano.
Su partido lidera un gobierno de transición, donde lo bueno o malo de su gestión va a incidir en su candidatura presidencial.
Estamos en uno de los momentos más difíciles en la historia del Perú, porque la crisis sanitaria producida por la pandemia del Covid-19, la informalidad económica y la escasa institucionalidad están pasándole la factura a un aparato estatal precario.
La gestión de la pandemia ha generado una caída en la aceptación de Sagasti y esto ha impactado directamente en la candidatura de Guzmán, quien originalmente enfocó su campaña en una temática ideológica antes que en una programática.
La población quiere un gobierno que enfrente la pandemia y la crisis ocasionada por esta. Por ahora no hay una comunión entre el mensaje del Partido Morado y lo que necesita el electorado.
Ante la caída, Guzmán tiene que incidir en propuestas programáticas, si quiere levantar en las encuestas. Tiene que hacer un giro si quiere salir del incómodo lugar en que se encuentra. A dos meses de la elección, aún está a tiempo.
Todo indica que el Partido Morado puede sacar una representación congresal interesante en un Parlamento que se avizora altamente fragmentado, pero está en duda su posicionamiento presidencial.
Julio Guzmán
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