Domingo

Dina Boluarte, entre el silencio y los mensajes sin eficacia

Comentada por sus vacíos y evasivas, la última conferencia de prensa de la presidenta Dina Boluarte habla de su escasa habilidad para posicionar mensajes. En esta nota analizamos cómo construye sus planes de comunicación y repasamos algunos episodios de su relación con sus equipos de prensa.

En su última conferencia de prensa, ante las interrogantes de los reporteros, la presidenta Dina Boluarte repitió tres veces la muletilla: “No he entendido su pregunta, ¿puede repetirla?”, y le dedicó menos de 90 segundos a las consultas sobre la ley que modifica la definición de crimen organizado, la controversia entre la Municipalidad de Lima y el Consorcio Constructor Metro 2, sus supuestas cirugías y los ataques sexuales contra niños awajún.

Cuando le preguntaron sobre el incremento de la pobreza extrema en lo que va de su mandato, la presidenta trató de hilvanar diferentes conceptos y se perdió en sus elucubraciones durante casi cinco minutos. Mezcló las cifras de pobreza con sus causas aparentes: la pandemia, las movilizaciones al inicio de su mandato, el dengue, el ciclón Yaku. Saltó a las declaraciones que dio en China sobre el futuro que espera para los niños del Perú. Mencionó a la ciudad china de Shenzen y su tecnología. Y luego enlazó todo aquello con la inauguración de una escuela en Chorrillos.

Juan Carlos Ruiz, CEO de la empresa Atik y experto en estrategias de comunicación, sostiene que la presidenta no pudo posicionar un mensaje claro en su última conferencia por varios motivos. El primero es que sus respuestas fueron dispersas. Aunque usó algunos recursos del media training, como el puente –la capacidad de usar muletillas o interrumpir a los periodistas para ganar tiempo y retomar una idea central– no tuvo éxito en colocar su viaje a China, el motivo real de su conferencia de prensa, como punto principal en la agenda de los reporteros. Algo que conspiró contra esa intención fue el tiempo que había pasado sin tener interacción con la prensa.

La última vez que Boluarte respondió a los periodistas, antes de la conferencia del lunes pasado, fue el 5 de abril de este año, cuando trató de defenderse de las acusaciones por presunto enriquecimiento ilícito por el caso Rolex y mostró la caja de unos accesorios comprados a la marca Unique para decir que no posee joyas de otro tipo. Desde entonces, los periodistas tuvieron escaso acceso a la mandataria y en varias ocasiones su seguridad les puso obstáculos.

En esos tres meses de silencio, el Congreso aprobó una serie de reformas controversiales y la Fiscalía continuó con la investigación iniciada en su contra por enriquecimiento ilícito. Es decir, había temas urgentes y no eran el viaje a China.

“Si yo quiero que no me ataquen, salgo una vez al mes. No tienes que salir todas las semanas, pero sí puedes desinflar la expectativa que hay, no generas un vacío de comunicación. Con tres meses de silencio, todo está embalsado”, opina Juan Carlos Ruiz.

En su época de titular del Midis, Boluarte no evadía a la prensa. Foto: Archivo La República.

En su época de titular del Midis, Boluarte no evadía a la prensa. Foto: Archivo La República.

Una asesora complicada

Eso es lo que hay que decir respecto del largo silencio de la presidenta. Lo otro es su poca disposición a cumplir con los planes de comunicación que le proponen quienes la rodean. Dos exfuncionarios que trabajaron con la presidenta cuando se desempeñaba como titular del Ministerio de Desarrollo e Inclusión Social (Midis), consultados para esta nota, recuerdan que era una asesorada complicada, porque no definía una pauta antes de enfrentar a los medios y no seguía “el guion” que le habían trazado.

Además, no tenía clara su función como vocera de su sector antes que como representante del gobierno de Pedro Castillo.

Alguna vez se quejó con un funcionario de su equipo de comunicaciones porque los medios no difundían sus aparentes logros en el Midis. Este le explicó que los periodistas no recogerían datos sobre su gestión mientras ella pusiera más empeño en responder a preguntas de la actualidad política. Pactaron que a partir de ese momento se centraría en los supuestos éxitos del Midis y que evitaría comentar la coyuntura. Pero aquello solo quedó en promesa.

Según el funcionario, Boluarte solo cumplió un día y luego dijo que ella no podía obviar las preguntas de actualidad porque su perfil era político. De hecho, eran tiempos en los que no evitaba a la prensa, incluso a la más crítica.

La muestra más clara de ello es la vez que luego de una reunión en Palacio de Gobierno, se encontró con un reportero de un canal de TV que la cuestionaba con frecuencia. Allí le ganó la vehemencia y citó al periodista a su despacho, para esa misma tarde, con la idea de darle una entrevista. Esa decisión impetuosa tomó por sorpresa a su equipo de prensa, que pasó por una pequeña crisis ese mismo día.

Palacio ha encargado el rol de vocero de la presidencia a Fredy Hinojosa. Foto: Presidencia.

Palacio ha encargado el rol de vocero de la presidencia a Fredy Hinojosa. Foto: Presidencia.

Que los funcionarios de comunicaciones asignados a su despacho se enteraran a cuentagotas de asuntos urgentes era algo que solía pasar, como cuando surgieron las primeras acusaciones sobre supuestas gestiones indebidas hechas a favor del Club Apurímac en el tiempo que ya era titular del Midis.

“Cuando ocurrió lo del Club Apurímac no compartía información con los asesores de comunicación y estos tenían dificultades para elaborar un plan de defensa, una narrativa creíble”, sostiene un exfuncionario de prensa del Midis, que afirma que parte esa crisis fue creada por la propia presidenta.

Otro factor que complica su relación directa con la prensa es su carácter. Quienes han trabajado con ella aseguran que pierde rápido la paciencia. Y en una conferencia, ante preguntas ásperas, no puede disimular su incomodidad.

“Cuando es atacada, su expresión facial se vuelve rígida, se nota que está molesta. Un buen vocero sonríe”, sostiene Juan Carlos Ruiz.

Gianella Aguirre, reportera de Radio Exitosa, acreditada en Palacio de Gobierno, tiene algo que decir sobre eso. Fue ella quien le consultó si podía confirmar que se sometió a cirugía estética y quien quedó al mando del Ejecutivo, si es que pasó por aquel procedimiento. Además, le reclamó por no haberse involucrado directamente en el caso de la violencia sexual sufrida por menores awajún. A la primera interrogante, Boluarte la calificó de tendenciosa. Y no contestó la segunda, sino que pidió al ministro de Educación, Morgan Quero, que la respondiera.

“Siempre usa el sarcasmo cuando se le plantean ese tipo de preguntas, no es la primera vez. Ya antes había ocurrido lo mismo cuando surgieron las denuncias contra su hermano. No oculta su molestia”, recuerda la periodista.

La idea del vocero

El 3 de mayo, Palacio de Gobierno presentó como vocero oficial a Fredy Hinojosa Angulo, quien se desempeña como jefe del gabinete técnico de la presidencia.

El premier Gustavo Adrianzén ha explicado que el rol de Hinojosa es “anunciar las actividades diarias de la presidenta” y que eso no va en contra de su propia responsabilidad como portavoz oficial del Gobierno.

Juan Carlos Ruiz afirma que no es mala idea contar con un funcionario que se encargue de la relación entre Palacio y la prensa, dada las pocas competencias que la presidenta tiene en este campo. El problema –afirma– es que Hinojosa tiene un perfil que no lo ayuda. Su escasa experiencia en el campo de los medios es su principal dificultad. “Es un vocero al que le falta contundencia y que se remite a leer una agenda. Le han dado muy poco espacio para trabajar”, señala.

Juan Carlos Ruiz: "No tiene competencias de vocera"

La presidenta no tiene muchas competencias de vocera. Primero debe tener una cantidad de mensajes previamente definidos, máximo tres. Si vas con más de tres mensajes, le das a los periodistas la posibilidad de que ignoren tu tema central. Entonces, te concentras en tres ideas e instalas el mensaje. Si ha pasado por media training, la presidenta ha aprendido lo de la actitud defensiva o la primera parte del puente, pero no sabe concentrarse en un mensaje concreto.

No digo que salga siempre, pero un vocero principal debe salir cada cierto tiempo a los medios a dar buenas noticias. No puede salir a defenderse todo el tiempo. Para eso tiene al presidente del Consejo de Ministros y a los otros miembros del gabinete. Pero por lo que se ha visto hasta hoy, las conferencias no le sirven para posicionar un mensaje.