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Domingo

Un huracán llamado Cayetana Chirinos

Tiene 14 años y es la corredora con la mejor marca en 100 metros planos del país. Este año, superó tres veces su récord y se coronó como la más veloz. Cayetana “pies rápidos” Chirinos no es una promesa del atletismo nacional, es una realidad. Pronto la veremos correr representando al Perú.

Promesa. Cayetana Chirinos, de 14 años, se prepara para entrenar en la Videna. Foto: Antonio Melgarejo/La República.
Promesa. Cayetana Chirinos, de 14 años, se prepara para entrenar en la Videna. Foto: Antonio Melgarejo/La República.

El gancho de la pared se va a caer por el peso de tantas medallas. La joven Cayetana Chirinos, 14 años, a la que llaman “la promesa del atletismo nacional”, nos deja entrar a su habitación para ver su colección de preseas, que ya pasaron las treinta.

“Mira, esta es la de Serbia”, dice, refiriéndose a la medalla de plata que obtuvo en 2021, en el Mundial Escolar Sub-15 que se realizó en el sudeste europeo, y en el que quedó en segundo lugar por diecisiete centésimas –menos que un parpadeo– marcando 12.75 segundos en la carrera de 100 metros planos.

Ojo con el número, porque después de esa competencia, la elástica Cayetana –que mide 1.65 y, en su tiempo libre, hace flores de origami– superó esa marca y llegó a batir récords que la han convertido en la atleta menor de edad más veloz del país. En los últimos meses, se ha superado a tres veces en las competencias de 100 metros planos: Hizo 12.09 s en el Campeonato Nacional Sub20; luego 12.02 s en el Campeonato de España Sub-16 al Aire Libre; y se coronó como más veloz con 12 segundos clavados en el Campeonato Nacional de Atletismo Sub-18.

Cayetana es el viento, y ocupa una pared de su cuarto con fotografías de su familia y de sus campeonatos. “Mira, aquí estoy de chiquita corriendo, y este es mi peluche Rodolfo”, dice con dulzura, una imagen que se contrapone a esa mirada seria y ese gesto de cálculo que muestra en la pista de carrera. “Al correr, te sientes libre, sientes el aire en tu cara, y al saltar sientes que vuelas y es divertido”, añade.

Campeona. En el Campeonato Nacional Infantil de Atletismo de 2021 ganó tres medallas de oro. Foto: Antonio Melgarejo/La República

Campeona. En el Campeonato Nacional Infantil de Atletismo de 2021 ganó tres medallas de oro. Foto: Antonio Melgarejo/La República

Dicen que es la “velocista del futuro”, pero Cayetana ya se perfila como una gran velocista en el presente. Es cierto que aún no tiene la edad para integrar la selección peruana de atletismo, pero lo hará en cuanto cumpla 15 años. Por esta razón no participó en el Sudamericano Sub-18 de Brasil que se realizó hace poco. Esto tuvo que explicarlo en un post ante la exigencia de sus seguidores -tiene más de 86 mil en Facebook- que reclamaban su presencia en la competencia.

“¿Sientes presión, Cayetana?”, le preguntamos mientras come fresas que su madre, Cecilia Asalde, ha colocado en el recibidor de su casa, en La Molina. Medita. “Tengo una meta clara que es llegar a una olimpiada, quiero una medalla de oro para el Perú en 100 metros y salto largo. Sé a dónde quiero llegar”, responde la adolescente, que ha perdido viajes con amigas y, hace poco, un retiro espiritual por el deporte.

Esa determinación la reconoció el exatleta olímpico Luis Felipe Méliz, una leyenda del atletismo y cabeza del Club Deportivo Méliz Sport de España, que al fichar a la joven velocista el año pasado dijo: “Tiene una mentalidad superganadora, es muy madura para su edad”. Óscar Valiente, el reconocido entrenador peruano, fue quien lo puso al corriente y la convocaron de inmediato. “Aceptamos porque queríamos que tuviera roce internacional y que aprendiera a perder, aquí en Perú siempre ganaba con ventaja”, dice Cecilia, su orgullosa madre.

En lo que va del 2022, Cayetana se ha hecho con los títulos de campeona nacional en velocidad de 80 metros (categorías Sub-12 y 14), campeona nacional en 100 metros (categorías Sub-16,18 y 20), campeona nacional en salto de longitud (categorías Sub-12, 14, 16, 18, 20). No solo es velocista también es una diestra saltadora.

Saltadora. Fue campeona de salto largo en el Campeonato Indoor en Sabadell, España. Foto: difusión

Saltadora. Fue campeona de salto largo en el Campeonato Indoor en Sabadell, España. Foto: difusión

El atletismo, su hábitat

“Queríamos que compita con chicas que corrieran mejor que ella. En España competiría con chicas mayores, eso le permitiría mejorar su técnica”, dice el papá, Javier Chirinos, médico especialista en emergencias, que tiene en una esquina de su sala una clínica ambulante con equipos médicos para atender las urgencias de la atleta.

“Ser fichada por un club europeo fue impactante”, dice Cayetana, quien tiene como compañera a nada menos que Yulimar Rojas, la campeona olímpica de salto triple en Tokio 2020; y como entrenadores a los campeones olímpicos Iván Pedroso (en salto largo), y Javier Sotomayor (en salto de altura). “Verlos en persona, entrenar con ellos y que te corrijan es increíble”.

Tras el compromiso con el club español, Cayetana tendrá que viajar a España dos veces al año a participar en torneos. De hecho, ella nació allá –sus padres fueron a estudiar sus maestrías y se quedaron una larga temporada–, y vino al Perú a los dos años. Tiene doble nacionalidad, pero la joven velocista –cuenta su madre– ha elegido representar al Perú: “Hace poco fue convocada para los Juegos Olímpicos de la Juventud [Europea], en Eslovaquia, representando a la federación de atletismo española. Lo rechazó, prefiere participar en nombre del Perú”.

Cayetana se inició en el atletismo a los 6 años porque este deporte era como su hábitat, pues sus padres, naturales de Chiclayo, lo practicaron desde muy jóvenes y hoy son atletas máster.

Javier es médico y, como su hija, velocista, y desde 2021 es presidente de la Federación Nacional de Atletismo. Cecilia es arquitecta y ducha en el salto triple: “Caye nos acompañaba a la Videna a entrenar desde muy chiquita. Se metía a la fosa [de salto largo] y hacía castillos de arena. Era un juego para ella”. A los 9 años empezó a entrenar de forma más constante, sus padres le pusieron un entrenador, luego un fisioterapeuta, una psi- cóloga, y la niña respondió con creces.

Más que una consecuencia del azar, la buena suerte o la mano de Dios, la familia explica con argumentos científicos los logros que está cosechando Cayetana. Su padre dice que la velocidad se hereda y tiene que ver con la cantidad de músculos de fibras blancas –los responsables de las contracciones rápidas– que tiene un cuerpo. Asegura que su hija es veloz porque él lo es.

Antes del comienzo de la pandemia, la familia viajó a Portugal, a un centro especializado en evaluar el rendimiento físico de los deportistas, para realizar un estudio biomédico de Cayetana. “Midieron la potencia de sus músculos, nos dijeron que tenía un talento nato y que nos daría muchas sorpresas”, dice Cecilia, quien no descarta que su hija se realice, además, un test para ver si posee el gen ACTN3, de la fuerza y velocidad.

“Nosotros no vemos como una inversión lo que hacemos por nuestra hija. Tú inviertes cuando quieres obtener ganancias, no lo vemos así. Nosotros queremos darle oportunidades para que sea feliz”, agrega Javier, quien cuenta como una proeza la vez que sanó un esguince de segundo grado de su hija semanas previas a una competición. Tenían que enyesarle el tobillo, pero el médico lo resolvió con un tratamiento de crioterapia.

“¿A qué velocista admiras?”, preguntamos a Cayetana. “A mi papá”, responde sin pensarlo tanto. La campeona se prepara para el Sudamericano Escolar Sub-15 que se realizará en diciembre Brasil, pero, antes, en noviembre, irá a un campamento para los más veloces del mundo en Jamaica donde será entrenada para el Mundial Sub-20 de Atletismo 2024, que nos tendrá como anfitriones, y a Cayetana como una de nuestras más veloces representantes. Pronto sumará más medallas a su colección.

Periodista en el suplemento Domingo de La República. Licenciada en comunicación social por la Universidad Nacional Mayor de San Marcos y magíster por la Universidad de Valladolid, España. Ganadora del Premio Periodismo que llega sin violencia 2019 y el Premio Nacional de Periodismo Cardenal Juan Landázuri Ricketts 2017. Escribe crónicas, perfiles y reportajes sobre violencia de género, feminismo, salud mental y tribus urbanas.