Domingo

Fiesta y agonía de un pueblo

El 14 de julio se estrena en cines Mataindios, una película que narra la celebración de la fiesta del Patrón Santiago en un pueblo andino y el dolor que sus pobladores esconden.

PUEBLO. En Mataindios actúa la propia población. Abajo, Óscar Sánchez, codirector del filme. Foto: John Reyes
PUEBLO. En Mataindios actúa la propia población. Abajo, Óscar Sánchez, codirector del filme. Foto: John Reyes

Un hombre maduro pone un casette en una vieja radiograbadora, aprieta un botón y por el parlante se escucha la voz de una joven hablando sobre lo que han traído ese año para la fiesta del pueblo: enumera lo que hay y expresa sus buenos deseos de que todo vaya bien. El hombre apaga la cassetera, pero una mujer mayor que ha estado todo el tiempo a su lado vuelve a prenderla para escuchar la voz de esa joven grabada en la cinta, pero que ya no está. Entonces comprendemos que extrañan a la hija ausente.

Esa es una de las conmovedoras escenas de Mataindios, cinta ganadora del premio a mejor película en el Festival de Cine de Lima de 2018, y de varios premios más en festivales internacionales desde entonces. La pandemia del Covid-19 retrasó su estreno hasta ahora. Se filmó en Huangascar, uno de los distritos sureños de la provincia de Yauyos, en la sierra de Lima, y el pueblo donde también nació Oscar Sánchez, codirector de la película junto a Robert Julca.

La película narra la historia de un pueblo altoandino que se esfuerza para gratifi carle al patrón Santiago con una gran festividad para que a cambio el santo patrón mitigue el dolor y la tristeza que ellos cargan. Es una película coral que habla del dolor que genera la pérdida de sus familiares por el conflicto armado, el olvido en que viven, su propia geografía. Es un dolor natural, no dramatizado, el que ellos llevan”, cuenta Sánchez.

Mataindios narra esa historia, pero también se acerca al sincretismo religioso andino, a sus rituales y costumbres, a la música y a la cotidianidad de un grupo de personas que, sin ser actores, transmiten los sentimientos que los directores buscaban. En un principio Óscar Sánchez y Robert Julca pensaron en filmar con actores profesionales, pero a medida que avanzaban con el guion este fue haciéndose cada vez más lacónico y visual. Más que personajes, había ‘presencias’ en la historia. Decidieron filmar con actores no profesionales y lo hicieron con la población de Huangascar.

Foto: John Reyes

Foto: John Reyes

“Robert y yo decidimos trabajar con ellos porque entendíamos que la condición en que se encontraban era similar a la condición que nosotros queríamos en nuestra ficción. Mi familia vive allí, tenemos casa, chacra, estamos en relación con ellos. El guion se ajustó, se convirtió en un guion más de imagen y sonido que de palabras, y eso nos llevó a repensar el trabajo. Nuestra película se enclava en dos ejes: la religiosidad sincrética y el dolor. Pensábamos que los pobladores podían expresar eso de mejor manera”, explica Óscar.

Y aunque en un principio pensaron terminar su película -financiada con fondos concursables- y presentarla en algunos festivales peruanos, no pensaron que el premio ganado en el Festival de Cine de Lima les abriría otras puertas. Desde entonces, Mataindios se ha presentado en 50 festivales de unos 35 países y ha ganado 7 premios internacionales. Para los directores ya era un premio terminar su película y poder presentarla en distintos festivales, pero no esperaron que la cinta viajara tanto en los últimos años y en tiempos de pandemia.

La película se estrenará el 14 de julio en cines comerciales y los directores esperan que supere la primera semana de exhibición. También han firmado un acuerdo con el ministerio de Relaciones Exteriores para que la película se presente, a través de los 160 consulados peruanos en el mundo, en 62 países. “Con todo eso, sentimos que le hemos devuelto al Estado peruano y al país lo que nos dieron para hacer la película”, comenta Óscar. Otra tarea pendiente es presentar la película en Huangascar, para que la población se vea retratada en esa ficción que, de alguna manera, es su historia real. Entonces el círculo se habrá cerrado.