Denisse Dibós y la fiesta de la identidad
La figura más importante del musical en el Perú celebra los 25 años de la asociación Preludio reponiendo Todos vuelven, una invitación a abrazar nuestras diferencias y reconocer nuestra diversidad.
Hubo un momento, en los primeros meses de la pandemia, en el que Denisse Dibós pensó que todo había acabado.
La cuarentena había golpeado demasiado las finanzas de Preludio Asociación Cultural, la productora que fundó en 1997. Justo dos semanas antes de que se ordenara el encierro había estrenado el musical Madres. Sin ingresos, con deudas, parecía que había llegado el final. Denisse veía a amigos cerrar sus negocios, vender sus autos. Y empezó a considerar la posibilidad de alquilar o incluso vender los pisos superiores de su casa.
–Y de pronto ¿quién me salva? Mis propios alumnos. Eso no me lo había esperado –dice.
Una de sus alumnas de los talleres de teatro musical le preguntó por qué no dictaba clases por Zoom. Denisse dice que no tenía idea de cómo hacerlo, pero que ella le explicó todo lo que tenía que saber y que con su ayuda y la de otros estudiantes y amigos lograron organizarlo todo. A las pocas semanas iniciaban las clases virtuales.
Preludio estaba salvada.
Los primeros meses de la pandemia fueron, sin duda, uno de los momentos más difíciles, en términos financieros, que le tocó atravesar a Denisse Dibós al frente de su compañía. No ha sido el único: montar obras de teatro sigue siendo una empresa arriesgada en el Perú y mucho más cuando se trata de producciones musicales.
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Sin embargo, a lo largo de estos 25 años, Denisse y su equipo se las arreglaron para casi siempre salirse con la suya y llevar a escena algunos de los espectáculos más recordados de la industria. Como Jesucristo Superstar (2006), Cabaret (2009) y Chicago (2012), por mencionar algunos.
Cada una de esas producciones, adaptadas de clásicos de Broadway o de la literatura, les fueron enseñando todo lo que necesitaban saber para dar el salto: la obra cien por ciento nacional.
–Aprendimos cómo hacer coreografías, cómo componer, cómo es la estructura del género y cómo comunicarlo, hasta encontrar un lenguaje propio –dice–. Hasta que un día de 2016, Mateo [Chiarella, dramaturgo], Marco [Zunino, actor] y yo nos miramos y dijimos: “creo que estamos preparados. Vamos a arriesgarnos”.
La primera obra fue Déjame que te cuente. El musical de Chabuca (2016), un emotivo homenaje a las canciones de nuestra compositora universal.
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Y después vino Todos vuelven. Un musical para el Perú (2019). Una ambiciosa producción que escenifica los grandes momentos de nuestra historia, desde la Conquista hasta la Independencia, a través de personajes como Atahualpa, Pizarro, La Perricholi o San Martín. Un homenaje a nuestra identidad en el que brillan temas emblemáticos del cancionero popular, como “Todos vuelven”, “Ódiame”, “Cholo soy” y “El cóndor pasa”.
Después de eso, vino la pandemia. Y alrededor de todo, la crisis política, que comenzó antes, pero que en el último año se hizo insostenible.
Denisse dice que no había forma de que todo eso no afectara a los creadores e intérpretes de la obra, al punto de que cuando decidieron reponerla este año, para celebrar los 25 años de la productora, sabían que no podía ser la misma.
–Cómo volver con algo exactamente igual sin expresar todo lo que hemos vivido y sentido en estos últimos años– dice. –Hemos cambiado el inicio y el final de la obra para, de alguna manera, comunicar lo que estamos sintiendo hoy [...] Hay una polarización terrible, se ha abierto una brecha inmensa entre razas y sociedades y lo que proponemos con la obra es abrazar nuestras diferencias y celebrar nuestra diversidad.
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Alzando la voz
El último jueves, en los días finales de la preparación para el estreno, Denisse se levantó de la cama llena de tristeza e indignación.
El día anterior la mayoría del Congreso había aprobado una ley que debilitaba a la Sunedu, socavando la reforma universitaria. Era el último episodio de una serie de golpes a la institucionalidad del país cometidos tanto desde el Legislativo como del Ejecutivo. La directora de Preludio se sentía impotente.
–Me siento frustrada. Nos están robando el país y no estamos haciendo nada –dice–.
Tengo ganas de salir al parque y gritar: “¡Dios mío, hagan algo! ¡Hagamos algo!”.
A inicios de abril, la también bailarina y actriz había participado en una marcha para pedir la renuncia de Pedro Castillo.
Ella dice que durante años, como la mayoría de artistas, se cuidó de expresar alguna postura política con la creencia de que ante el público debía mostrarse imparcial. Pero que a estas alturas de su vida sentía que debía hacerlo, ante la magnitud de la crisis.
–Estamos en una situación en la que tener a un gobierno corrupto parece algo normal. Hay prófugos de la ley; ah, ya, normal. El Congreso se va acomodando; ah, ya, normal. Nos estamos acostumbrando a que esta mafia de corrupción sea algo normal. Y da indignación, pero también tristeza pensar qué va a ser de nuestro país.
–En la ley contra la Sunedu se juntaron la extrema izquierda y la extrema derecha.
–A eso me refiero. Yo, personalmente, ya perdí la fe en la extrema izquierda y la extrema derecha. Tenemos que encontrar un centro que pueda conversar y llegar a consensos por el bien del país. Eso es lo que necesitamos. El problema es que no veo un líder. Entonces, creo que como sociedad civil debemos agruparnos, juntarnos, salir a las calle, no sé, pero algo tenemos que hacer.
–En una publicación en Facebook decías que no es momento de decirle a los que votaron por Castillo que “asuman su voto”.
–Yo estoy cansada de que algunos amigos de derecha me digan “¿ya ves? Por tus amiguitos caviares o tus amiguitos de izquierda...”. Si mis amiguitos votaron por Castillo, qué culpa pueden tener. ¡Ya basta! Todos tenemos culpa, yo también tengo culpa, desde que pensé que era mejor mantenerme alejada de la política y concentrarme en mi arte y en hacer patria desde mi trinchera, el teatro. Esa era mi verdad. Pero tengo 55 años y siento mucho no haberme involucrado antes. Denisse insiste en que es momento de detener la polarización política. Dice que, a pesar de todo, es optimista por naturaleza y que por eso esta nueva versión de Todos vuelven... lleva un mensaje que invita a superar las diferencias. A levantar las voces y luchar por un mismo país.