Domingo

Chela de Ferrari: “El recuerdo más doloroso de esta crisis será el contraste de la muerte con la frivolidad”

Dramaturga y directora de teatro.

Chela de Ferrari
Chela de Ferrari

Esta semana, Chela de Ferrari trataba de robarle minutos a un tiempo que siempre es un bien escaso. Sus días eran la perfecta sucesión de los siguientes verbos: Ensayar, escribir, encender la computadora, llegar puntual a la nueva reunión por Zoom, resistir al asedio de un periodista impertinente, repetir. En cuatro días estrenará una comedia que ha escrito en lo que va de la cuarentena: Junta Extraordinaria. Y ha aceptado responder unas cuantas preguntas sin conectarnos, por correo electrónico, porque siente que está más enfocada cuando escribe. Vamos a conversar de cultura, de artes escénicas, de su pasión por Shakespeare, del futuro que asusta a todos. La directora de teatro que dijo alguna vez que fue una niña asustada hablará fuerte sobre desigualdad y de un país fragmentado. Y luego volverá a correr, a ensayar y a escribir.

Clásicos como Edipo Rey y Romeo y Julieta hacen referencia a plagas y epidemias, usan esos acontecimientos como trasfondo histórico, ¿cuánto se ha nutrido el teatro de este tipo de catástrofes?

El teatro es un espejo de quienes somos, de lo que nos sucede. Es necesario e inevitable que el teatro hable de los acontecimientos que atraviesan nuestras vidas. El teatro es una consecuencia de nuestra necesidad de hacer catarsis.

¿Es William Shakespeare uno de los autores a los que más recurre? ¿Por qué?

Shakespeare es muy generoso con lxs directorxs que usamos sus textos. El conocimiento que tiene de nuestra naturaleza, de nuestras profundas contradicciones y complejidades nos ofrece un material muy seductor para trabajar. Peter Brook habla de la densidad de los textos de Shakespeare y para graficarla dice que él nos ofrece más por milímetro cuadrado. Sus temas siguen vigentes, como la tragedia del poder, las complejidades del amor o la duda sobre nuestro lugar en el mundo. Eso último fue lo que exploramos en nuestra versión libre de Hamlet, con un elenco de actores con síndrome de Down. Usamos la obra de Shakespeare y lo hicimos con total libertad.

Hay investigadores que sugieren que Shakespeare escribió Macbeth y el Rey Lear en confinamiento, durante una plaga que se desató en Londres entre 1605 y 1606. ¿Es realmente posible crear en medio de la cuarentena?

Al inicio pensé que no iba a poder escribir y dirigir durante el tiempo de cuarentena, que me iba a resultar frío, extraño, hacer una obra virtual. ¿Dirigir desde casa y a distancia, sin poder tocarnos y compartir un mismo espacio? Pero me embarqué en el proyecto porque mi necesidad de crear pudo más. Estoy dirigiendo una “obra zoom” y la verdad es que me siento afortunada de tener este espacio de creación. Me emocionan los procesos colaborativos. Junta Extraordinaria es una obra creada en colaboración y durante la cuarentena. También es importante reconocer que estoy viviendo una realidad de confinamiento muy privilegiada. Esa no es la situación de la mayoría de peruanas y peruanos. Entiendo que para muchos artistas puede resultar imposible crear durante la cuarentena.

Ha dicho alguna vez: “Sin memoria no hay crecimiento”, ¿cuál es el recuerdo más doloroso que guardaremos de esta pandemia? ¿El escape de centenares de personas fuera de Lima, las muertes en soledad, los servicios de emergencia saturados?

Todo eso que mencionas es la suma de las desigualdades y de la precariedad que han subsistido por años. La gente más vulnerable está pagando la consecuencia de la desidia de sucesivos gobiernos y grupos de poder. El recuerdo más doloroso de esta crisis será el contraste de la muerte con la frivolidad: la cantidad de muertes que pudieron evitarse duele mucho más al ser confrontada con la frivolidad de algunos políticos. Hay demasiadas muertes que son fruto de la indolencia y la corrupción. Esa es la gran tragedia del país ahora, y si no lo asumimos como lección no vamos a recuperar lo poco o mucho que habíamos avanzado.

¿Y cuál es el gran tema de esta emergencia? ¿La desigualdad, el valor de médicos y enfermeras, la corrupción en medio de la emergencia, el miedo?

Es casi imposible elegir el gran tema, están profundamente ligados. No hay acceso igualitario a servicios de salud eficientes ni suficientes. No hay acceso igualitario a la justicia para denunciar la corrupción o la violencia. Ni siquiera el miedo es vivido de la misma manera para todos. Mientras que para unos es no poder pasear tranquilamente como antes, para muchos es tener que salir a la calle para subsistir con el riesgo de enfermarse. Mira esa tragedia: elegir entre morir de hambre o morir a causa del virus.

Esta semana se difundió una foto del Berliner Ensemble, el famoso teatro de la capital alemana, adecuado a lo que llaman la nueva normalidad, con dos tercios menos de butacas, y las que quedaban separadas unas de otras a metro y medio. ¿El teatro puede sobrevivir a esta ausencia radical de espectadores?

El teatro va a sobrevivir. Lo que no sabemos es si las instituciones, organizaciones, grupos y artistas independientes que hace unos meses nos encontrábamos trabajando y produciendo a pesar de las enormes dificultaldes que ya teníamos, seguiremos estándolo al final de esta pandemia. Para nuestra organización sería muy dificil sobrevivir en esa nueva realidad que mencionas, con un tercio de público. Por eso estamos trabajando otros proyectos como nuestros talleres no presenciales, las obras virtuales que estamos estrenando, y la creación de una nueva unidad artística: La Plaza media, a través de la cual buscamos crear y producir contenidos audiovisuales y transmedia; no quedarnos exclusivamente en el teatro y aprovechar para transformarnos más radicalmente explorando también otros lenguajes.

La Plaza ya es un local pequeño, ¿podría soportar la reducción del número de espectadores?

La Plaza ya arrojaba pérdida antes de la pandemia y ha sido así desde su nacimiento. Programamos obras sabiendo que no serían rentables. Somos una organización sin fines de lucro. Antes de la pandemia sobrevivíamos gracias al aporte de Los Productores. Hacemos teatro de gran formato para producir las obras de La Plaza y para sostener nuestro programa Sala de parto. El problema para nosotros sería la reducción de butacas en los teatros grandes, donde opera Los Productores.

¿Es el momento de los escenarios virtuales? Ustedes anuncian ahora mismo el estreno de Junta Extraordinaria, una puesta en escena por la plataforma Zoom.

El contexto nos ha obligado a usar las herramientas que tenemos. Pero la verdad es que siempre ha sido así. El teatro nos enseña a adaptarmos al espacio, recursos y condiciones de los que disponemos. El 4 de junio estamos estrenando Junta Extraordinaria que busca una conexión con nuestro público tanto desde la forma como desde el contenido. Más allá de una obra de teatro, es una excusa para digerir los tiempos que estamos viviendo, creada totalmente desde la cuarentena. Invitamos al público a jugar a que son vecinos de un edificio, junto a los personajes de Christian Ysla y Gisela Ponce de León, y a pensar como comunidad, a resolver entre todos cuestiones propias de la pandemia. Es una comedia por momentos muy conmovedora. Hablando de escenarios virtuales, resulta interesante ver cómo nos aferramos a conservar algo de la esencia del teatro, es decir, su cualidad efímera, irrepetible, presente. No compartimos el espacio físico, pero sí el tiempo, los actores y el público se encuentran en un mismo tiempo. Esa cualidad presente sigue en pie. Y es quizá lo único que nos diferencia hoy del cine. Nuestra esencia teatral se impone.

Cuando he pedido esta entrevista, una de sus colaboradoras me ha contado que anda con el tiempo justo, “de ensayo en ensayo”, y que “se encierran en reuniones de zoom”, ¿cómo maneja esta nueva realidad, en la que los ensayos se hacen virtualmente?

No puedo imaginarme la vida sin estar envuelta en un proceso creativo. Estos son días especialmente abrumadores en cuanto a disponibilidad de tiempo. Además de nuestro trabajo de gestión, estoy envuelta en la escritura y dirección de Junta Extraordinaria. Mis procesos suelen ser largos. La última obra me tomó más de un año de trabajo diario. Nunca pensé poder crear una obra en tan poco tiempo. Junta Extraordinaria ha sido creada íntegramente durante la cuarentena. Soy parte de un equipo de creadores de La Plaza. La obra es el fruto del trabajo colaborativo de Claudia Tangoa, Alejantro Clavier, Luis Alberto León y yo. Debo decir que me gustan las posibilidades que abre la virtualidad, nos interpela a quienes creemos en la necesidad de la presencia física para hacer teatro, nos abre nuevas posibilidades.

Cada vez que estrenan una obra, usted recorre las huellas de los primeros actores que actuaron en La Plaza, en Metamorphosis, en 2003, ¿qué hará ahora que no podrá cumplir con este ritual?

Esas huellas están también en el corazón. Voy a recordarlas la próxima semana antes del estreno de Junta Extraordinaria. Será una nueva manera de cumplir con el ritual. Le agradezco la mención. Me permitirá agradecer en silencio a las personas que han hecho posible el trabajo ininterrumpido de nuestra organización, que nació hace 17 años, y que está empeñada en sobrevivir a esta crisis.

El gobierno ha transferido 50 millones de soles al ministerio de Cultura para mitigar las pérdidas en este sector, el problema es que es una cartera demasiado grande. Cultura son los artesanos de San Blas en Cusco, los arqueólogos, la industria editorial, y, claro, también las artes escénicas, ¿qué priorizar?

Al Estado le corresponde mapear y diagnosticar el panorama cultural, saber bien cuántos somos, cuáles son nuestras necesidades concretas, revisar censos y estadísticas. Solo así puede hacer llegar la ayuda a quien debe. No estoy en capacidad de decir a quiénes debe priorizar. Después de la emergencia, el Estado tiene que ser cuidadoso en la forma en que invierte sus fondos porque, lamentablemente, sabemos que un porcentaje se va a perder en el camino de la corrupción. Tendrá que poner esfuerzos y recursos para que esto pueda evitarse.

Ricardo Darín, el conocido actor argentino, dijo esta semana que, frente al esfuerzo de muchas personas que deben trabajar a diario para mantener familias numerosas, debía reconocer “con todo el dolor del alma” que la actuación no es una actividad esencial, ¿coincide con él?

No, no coincido con él. Considero que el arte y la cultura son fundamentales para la vida, para el desarrollo de un país. Creo que debemos preguntarnos qué sería de nosotros durante esta cuarentena si no tuviéramos el cine, los libros, la música, el teatro... Por otro lado, el comentario sugiere que el trabajo del artista es algo así como un “hobby”. Creo que no somos conscientes del aporte del arte y la cultura en nuestras vidas. Lo más triste es que parece que el Estado tampoco lo sabe.

En los últimos seis años ha puesto en escena obras que retratan al país o lo que fuimos como como sociedad. Ha llevado a las tablas el debate sobre la unión civil, con su adaptación de Mucho ruido por nada, y con La Cautiva ha entrado a la discusión sobre los abusos cometidos contra la población civil durante la guerra contrasubversiva, ¿por qué lo hace? ¿Tiene una motivación personal?

Cada obra responde a urgencias relacionadas a momentos históricos o realidades particulares. Sí, en mi caso, siempre hay una motivación personal. Hay obras que surgen de la indignación, otras de la necesidad de reparar algo, otras del anhelo de ver a los opuestos abrazándose o simplemente del deseo de comprender algo.

En 2015, cuando se inició una investigación absurda contra La Cautiva por supuesta “apología al terrorismo”, el entonces ministro del Interior, Daniel Urresti, hoy congresista, la calificó de “oscura, escabrosa y macabra”, ¿alguna vez tuvo la oportunidad de hablar con él sobre la obra? ¿Lo haría ahora?

Nunca hablé con él. No lo haría ahora. No podríamos tener una conversación sobre La Cautiva porque él nunca vio la obra.

¿Diría que se ganó muchos enemigos con su versión de Mucho ruido por nada y el estreno de La Cautiva?

Eso no tiene mucha importancia. Trabajo mucho tiempo en las obras que pongo en escena. Me gustan los procesos largos. Salvo Junta Extraordinaria, que responde a una urgencia muy particular, mis procesos creativos son largos. Me gusta la investigación, amo los procesos colaborativos.

Cuando le han preguntado por su infancia ha dicho que fue una niña asustada, ¿por qué? ¿Todavía conserva algo de esos rasgos hoy?

Intento enfrentar mis miedos a través de la creación. Creo que la ventaja del arte es que podemos usar nuestras debilidades productivamente, hablar sobre ellas. A través del teatro entiendo a los demás y también me entiendo a mí misma un poquito más.

¿Diría que esta sociedad, tan asustada hoy por la salud de los adultos mayores, valora más la juventud que la experiencia acumulada?

Todo está pensado de acuerdo a la productividad económica y a resultados de corto plazo. A los adultos mayores con frecuencia se los abandona y a los jóvenes se les utiliza. Los jóvenes no son valorados por el futuro que representan sino por lo que pueden reproducir de sus mayores. Los jóvenes con iniciativa o que se salen de la línea no siempre son aceptados. La experiencia acumulada de los adultos mayores, sino es productiva, no tiene gran valor. El consumismo es una pandemia y no parece haber vacuna que nos salve de su ferocidad. La vejez no tiene lugar ahí. Me gustaría hacer una obra que hable de eso.