Cientos de hinchas alientan al FBC Melgar con banderazo antes del partido con Deportivo Cali
Arequipa es una fiesta. Hinchas esperan con ansias el partido entre el FBC Melgar y Deportivo Cali, por los octavos de final de la Copa Sudamericana.
Roberth Orihuela
Los hinchas del FBC Melgar convirtieron el Cercado de Arequipa en una fiesta. Cientos de aficionados salieron a las calles para mostrar su cariño por el Dominó, que busca su pase a los cuartos de final de la Copa Sudamericana. El esperado partido se jugará el miércoles 6 de julio desde las 7.30 p. m., ante su par de Deportivo Cali de Colombia.
Cientos de hinchas esperan la victoria de Melgar. Foto: La República/Rodrigo Talavera
Los hinchas se concentraron en el frontis de la sede principal del club, en la calle Consuelo. Hasta allí llegaron más de 1.000 hinchas. Había jóvenes de las barras sur, oriente y occidente; asimismo, había familias con sus hijos menores alentando con la camiseta y banderas en mano, ya que el cariño por el León del Sur se inculca desde pequeños.
Hinchas hicieron una fiesta en Arequipa. Foto: La República/Rodrigo Talavera
Alrededor de la 8.00 p. m., los hinchas tomaron rumbo hacia la plaza de Armas de Arequipa, ubicada a unas cuadras del local del FBC Melgar. En el trayecto, los comerciantes y ciudadanos que pasaban por las calles se tomaban un alto para apoyar con las arengas y cánticos, porque la hinchada del club melgariano son todos los arequipeños.
Jugadores del club Melgar salieron a recibir a los hinchas. Foto: La República/Rodrigo Talavera
Finalmente, en la plaza de Armas se instalaron en el portal de Flores donde están alojados los jugadores rojinegros. Allí continuaron los cantos, el baile, los tambores y las trompetas, hasta que los deportistas salieron por el balcón a recibir el aliento de los hinchas. Todos confían en que el club arequipeño obtenga la victoria y pase a cuartos de final de la Copa Sudamericana.
Hinchas salieron a las calles de Arequipa para alentar a Melgar frente a su partido con Deportivo Cali. Foto: Rodrigo Talavera/La República