En 2017, Glenna Duram (46) fue condenada a cadena perpetua por el asesinato de su esposo, Martin (45), a quien en el 2015 le disparó en su vivienda localizada en el condado de Newaygo, Michigan (Estados Unidos). Este caso no habría llegado a su fin sin la ayuda de un inusual testigo: Bud, el loro y mascota de la pareja que brindó una pista clave contra la mujer.
Al encontrar el cuerpo sin vida de Martin y al hallar a Glenna con una herida en la cabeza, las autoridades creyeron, en un primer momento, que el ataque se trató de un asalto; sin embargo, los hijos de la víctima descubrieron que su madrastra escribió cartas de suicidio en las que se disculpó por matar a su esposo.
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La investigación se centró en Duram, cuya situación se complicó luego de que Christina Keller, exesposa de Martin, declarase al medio WOOD-TV que el loro comenzó a repetir “¡Don’t fucking shoot! (¡No dispares, maldita sea!)”, que habría sido la última frase que dijo la víctima.
Aunque oficialmente no se usó el testimonio del animal, sí se le consideró en un inicio. Incluso, el fiscal del caso, Robert Springstead, admitió que “hay algunas pruebas para respaldar” la teoría de Keller.
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Glenna Duram cumple una condena de cadena perpetua desde 2017. Foto: WZZM
Finalmente, y después de un día de deliberación, un jurado del condado de Newaygo encontró culpable a Glenna Duram por los cargos de asesinato en primer grado. Por ello, la condenó a cadena perpetua sin posibilidad de libertad condicional. En la actualidad, la mujer cumple su pena en el Centro Correccional de Mujeres Huron Valley, en Michigan.