
Stephanie Syptak-Ramnath, experimentada diplomática del Servicio Exterior de los Estados Unidos y natural de Texas, cerró oficialmente su ciclo como embajadora en Perú con un emotivo mensaje público. “Gracias de corazón”, escribió en sus redes sociales, reconociendo la hospitalidad y colaboración que recibió durante su misión. Joan Perkins, quien hasta ahora fungía como ministra consejera, asumió como encargada de negocios de forma temporal, mientras Donald Trump envía al nuevo embajador.
Con más de dos décadas de trayectoria en diplomacia internacional, Syptak-Ramnath representa el modelo de diplomática que prioriza el diálogo, la cooperación regional y el acercamiento a las comunidades locales. Su gestión en Perú se distinguió por una visión integradora que combinó estrategia, sensibilidad cultural y firmeza política en defensa de los valores compartidos entre ambas naciones.
Syptak-Ramnath llegó a Lima con un enfoque claro: fortalecer las relaciones bilaterales mediante la cooperación concreta y el contacto directo con la población. Desde su llegada, se involucró activamente en iniciativas de apoyo a la democracia, seguridad regional, desarrollo sostenible y comercio binacional. Además, trabajó junto a autoridades peruanas en la lucha contra la corrupción y el crimen organizado, posicionando a la embajada como un socio estratégico del gobierno local.
A diferencia de otros diplomáticos que mantienen una distancia protocolar, Syptak-Ramnath optó por una interacción constante con la ciudadanía. Visitó universidades, conversó con emprendedores y mostró interés por la gastronomía popular limeña, incluso frecuentando huariques tradicionales. Este estilo directo y empático ayudó a construir una imagen cercana de la embajada estadounidense y facilitó el desarrollo de proyectos conjuntos.
La salida de Syptak-Ramnath se enmarca dentro de una rotación de varios embajadores estadounidenses en todo el mundo. Su gestión fue valorada positivamente por sectores del gobierno peruano y por la comunidad diplomática.
Joan Perkins, quien hasta ahora fungía como ministra consejera, asumió como encargada de negocios de forma temporal, mientras Donald Trump envía al nuevo embajador. Syptak-Ramnath expresó plena confianza en que su sucesora mantendrá el nivel de cooperación alcanzado durante su etapa. “Ella conoce bien el país y posee la experiencia necesaria para continuar esta labor”, indicó antes de partir.
El paso de Syptak-Ramnath por Perú deja un legado de trabajo eficiente, cooperación institucional y fuerte compromiso democrático. Bajo su gestión, se profundizaron las alianzas en seguridad, comercio y educación, al tiempo que se promovió un discurso firme en defensa de los derechos humanos y la institucionalidad.
Su estilo como diplomática no solo representó a Estados Unidos en términos oficiales, sino también en lo humano. La cercanía con la prensa, las visitas a regiones fuera de Lima y su constante interés por comprender las realidades sociales del país marcaron la diferencia. El futuro de las relaciones Perú–EE. UU. se apoya ahora en ese precedente: el de una embajada activa, empática y decidida a construir puentes sólidos más allá del protocolo.

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