Inquieto por el mundo de Coyungo, ese universo que Gregorio “Goyo” Martínez revela en su novelas, el escritor Christian Reynoso realizó un viaje que terminó con un rescate literario. En Coyungo descubrió a un veterano decimista, anónimo e inédito por sus cuatro costados. Se llama Raúl Barbagelata Muñoz, nacido en Coyungo, en 1944. Hijo de negra y de un migrante italiano, con dones para el canto y para ser decimista: “Esta semana no bebo/ y la próxima tampoco/ el alcohol es para loco/ ahora soy un hombre nuevo/ mozo traiga pan con huevo/ y un bistec de pavo real/ que eso no me pone mal/ aunque griten saco largo/ no me sirva trago amargo/ ni con dulce ni con sal”, dice una de sus estrofas.
Barbagelata fue un trotamundo, pero como hombre del desierto, volvió a sus orígenes, a Coyungo. Fundó un conjunto de cumbia, “Puerto Caballa” y allí descubrió su vocación de letrista, cantó a Coyungo, sus gentes, sus problemas, pero también la situación que vive el mundo. Christian Reynoso ha compilado y hecho un estudio de sus décimas en el libro El espejo mentiroso. Décimas de Raúl Barbagelata (Ed. Hijos de la Lluvia).
“En ese viaje descubrí, entre cervezas y comidas, que Coyungo tenía su decimista: Raúl Barbagelata. Me pareció que era interesante y que había valor literario en su creación. Pero todo lo tenía en su memoria. Como es mayor, pensé que en cualquier momento podría pasarle algo y sus decimas se iban a perder. Entonces, le pedí que las transcriba en cuadernos. Las agrupé por temas, las corregimos e hice un estudio”, dice Reynoso.
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—¿Temáticamente, qué encontraste en sus décimas?
—Por un lado, una mirada a su mundo, hay una mirada al microcosmo de Coyungo. Está su forma de ver y expresar su centro poblado y su entorno natural, lo cotidiano de sus gente. Está el tema del desierto, pero también canta al pallar, al guarango, el clima. O sea, estás todos esos referentes que Gregorio Martínez trata en sus novelas. Luego están las décimas del amor, teñidas de humor, erotismo. Explota ese microcosmo e intenta, desde su pueblo, hacerlo universal.
—¿Cómo las décimas al Papa, o a Obama o el coronavirus?
—Exacto. Pero hay también, entre líneas, un deseo de reivindicar lo afroperuano. Hay una dedicada a Francisco Congo. Si bien Barbagelata no es un defensor de lo afro, entrelíneas hay elementos que nos hacen pensar eso.
—¿Hallas en sus décimas un carácter sancionador?
—Hay una mirada crítica y social, por eso también a mí me interesó. Lo que hay es un cuestionamiento al statu quo, a cierto estánderes sociales, morales. Él, a través del humor, cuestiona y se pregunta por qué el mundo está así. Claro, no es una décima comprometida, pero hay algo de eso.
—Una de sus críticas está dirigida a los borrachos...
—Muchas de esas décimas parte de la experiencia propia o cercana de ese mundo que vive. Son historia de hombres de Coyungo, hombres del desierto. A partir de allí crea.
—Citaba la décima sobre los borrachos, pero también enfila contra las mujeres vanidosas.
—Justamente, la décima “El espejo mentiroso” da título al libro. Habla de la vanidad. Habla de un espejo que, supuestamente, le miente a la mujer y a ella se le suba los humos. Entonces, el decimista apela a la humildad. Es decir, la humildad en oposición de la vanidad. Él está despercudido de cuestiones morales, está por encima de eso, como que no se casa con nadie.
En el sur. El libro será presentado hoy en la ciudad de Nasca, en el Tecnológico Público de Nasca a las 11 a. m. Participan el autor y Raúl Barbagelata.