La última película de anime y exclusiva de Netflix, “Bubble”, tuvo una recepción mixta: varios la tildaron de aburrida, mientras algunos otros elitistas enfatizaron que era una muy buena y correcta. Para los insatisfechos, las coloridas burbujas y el refrescante mundo del film sirvieron como la relajante previa de la sangrienta distopía de “Vampire in the Garden”.
Wit Studio, mejor conocido por populares adaptaciones como “Spy x Family” y “Shingeki no Kyojin”, apareció por partida doble en la plataforma de streaming con otro anime original, pero de appeal mucho más mainstream. Con su reconocida producción, modelos 3D y un gran soundtrack, una historia de vampiros contra humanos en Netflix como “Vampire in the Garden” tendría su audiencia asegurada.
“Vampire in the Garden”: El ‘Romeo y Julieta’ del yuri moderno de Netflix
No obstante, ¿de qué va realmente “Vampire in the Garden”? Con apenas 5 episodios de entre 24 y 30 minutos de duración, el anime podría verse como una película partida en cinco. En el frío y desesperanzador invierno, los humanos se aferran a su última resistencia tras haber perdido el dominio ante los vampiros en una guerra de nunca acabar.
Las expresiones de Fine y Momo dieron un giro de 180°, y apenas contaban con un bote para moverse. Foto: Wit Studio
Pero, ¿a quién le importa la sangre y la acción cuando tienes la historia de amor entre la reina de los vampiros y la hija de la comandante del ejército humano? Aunque muchos darían la contra, “Vampire in the Garden” desarrolla superficialmente dicho conflicto. Explora lo mínimo necesario de su mundo, y los personajes secundarios son muy olvidables. Todo es acerca de Fine, Momo y la búsqueda de su propio paraíso.
Fine y Momo disfrutando de su viaje al inicio del episodio 3. Foto: Wit Studio
Si bien esto entra más en el terreno de lo subjetivo, “Vampire in the Garden” funciona como una montaña rusa de emociones. Cuenta una historia muy simple y directa, y logra que el espectador desee que Fine y Momo sean felices juntas. Naturalmente, tanto vampiros como humanos se oponen a su relación, pues ambas son vistas como traidoras por sus respectivas razas.
El anime te siembra esperanza con el encuentro fortuito entre Fine y Momo en el episodio 1. Una es la reina de las vampiras que se niega a seguir luchando y a chupar sangre humana, y la otra es la hija de la controladora comandante del ejército. Una chica a la que le gusta bailar y tocar el piano, y otra que disfruta secretamente de la música y detesta al mundo y a la sociedad que le impiden ser libre. Era el destino.
Fine y Momo en la primera parte del episodio 3 de "Vampire in the Garden". Foto: Wit Studio
Los humanos prohibían la música, pues esta era parte inherente de la cultura de los vampiros. Es, en principio, a través de ella y una caja musical que Momo conecta con Fine. Esta contenía un retrato de vampiros y humanos tocando y cantando en armonía, y dicha imagen se convirtió en el paraíso que Fine y Momo se propusieron encontrar para vivir juntas por siempre.
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Sin embargo, el episodio 3 te sumerge de antemano en tristeza y angustia. No eran solo los humanos y vampiros quienes se oponían a la unión de Fine y Momo: el propio anime se encargó de presentar un brillante contraste entre escenas y un claro foreshadowing que “Vampire in the Garden” seguiría los pasos de la tragedia de Romeo y Julieta.
El rostro desgastado y desesperanzado de Fine en la última parte del episodio 3. Foto: Wit Studio
Las imágenes y colores del paseo en camioneta de las protagonistas al inicio del episodio transmiten calidez y felicidad, contrario a la desesperanza y tonalidad gris de las escenas finales. En el medio de ambas partes, un par de tomas del incendio del lugar donde se hospedaron Fine y Momo connotan que sus aspiraciones eran muy utópicas para el mundo en el que vivían.
Fine y Momo destrozadas sobre el final del episodio 3 de "Vampire in the Garden". Foto: Wit Studio
Aquello que sigue en los últimos dos episodios es fuerte y lleno de tensión. Entre más huidas, peleas y muertes duras, Fine y Momo se cruzan una y otra vez con peores oposiciones a su felicidad. El capítulo 4, que juega con la prosperidad falaz de hacer creer al espectador que la aldea pacífica de vampiros y humanos sí existe, es apenas la primera de muchas capas de la desmoralización.
Alicia, la vampira de la edad de Momo que no resultó ser tan buena como aparentaba. Foto: Wit Studio
El retrato quemándose en llamas, empapado en un ‘sangriento’ vino derramado junto a aquella icónica flor blanca caída —el ícono inconfundible del yuri— es la brillante toma que funge como el mejor simbolismo para ilustrar de qué trata realmente el anime: la tragedia de Fine y Momo, dos chicas que encarnan el arquetipo de “amantes desventuradas” en otra historia más en el que el lirio blanco no florecerá.
El plano de "Vampire in the Garden" que mejor ilustra la tragedia del anime con un gran simbolismo visual. Foto: Wit Studio