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Marcel Velázquez: “El Congreso se ha convertido en el gran destructor de las instituciones republicanas”

El docente de la UNMSM señala que existe una coalición conservadora que cada vez ha ido ganando más espacio y poder.

Marcel Velázquez, docente de la UNMSM.
Marcel Velázquez, docente de la UNMSM.

Marcel Velázquez, doctor en literatura y profesor de la UNMSM, se define como un anticlerical. De hecho, su más reciente libro -Cuerpos vulnerados- trae a la memoria las luchas del anticlericalismo peruano a favor de una sociedad secular y contra los abusos sexuales de miembros de la Iglesia Católica. Responde sobre los recientes acontecimientos en la universidad pública más importante del Perú y cómo esta termina siendo un pequeño laboratorio de lo que se ve a nivel general en el país.

¿Cómo define la situación de San Marcos?

En este momento hay una tensa calma. Ya se aceptó la renuncia del Comité Electoral, lo que significa que se va a formar uno nuevo y va a iniciar un nuevo proceso electoral. Esto significa que probablemente no tengamos elecciones en varios meses. Hay también una gran indignación entre profesores y alumnos por lo ocurrido la noche del 17 de octubre.

Cuando entraron personas a reprimir a los estudiantes.

Así es. Ingresaron matones que agredieron violentamente a estudiantes, ocasionándoles lesiones leves y graves. Hay cerca de diez estudiantes heridos y eso demuestra que no se respeta el legítimo derecho a la protesta y que, además, las autoridades de San Marcos no cuidan a su comunidad.

¿Qué tanto ha retrocedido San Marcos con la rectora Jeri Ramón?

Se ha dado un retroceso muy significativo. La contrarreforma universitaria ha provocado un retroceso de todo el sistema.

¿Ella es hija de la contrarreforma?

Es hija y madre de la contrarreforma porque en alianza con congresistas lideró los cambios de la ley universitaria que han debilitado a la Sunedu y abierto la puerta para que universidades no licenciadas tengan la opción de seguir degradando la calidad universitaria en el Perú. En San Marcos se ha establecido la posibilidad de un examen al final del curso. Es decir, los alumnos que salen desaprobados en el semestre tienen un examen de aplazados, como si fuéramos un colegio. En ninguna universidad seria del mundo ocurre eso. Se han detectado en varias facultades investigaciones asociadas al fraude académico, lo que se llama las granjas de producción de artículos científicos o la compra de autorías. Este es un problema global que se ha incrementado en estos años. Además, San Marcos ha perdido liderazgo como una voz crítica en un momento muy difícil de la sociedad peruana.

¿Cuál es la relación de la rectora Jeri Ramón con esta alianza que gobierna el Perú?

Diría que es un eslabón más de esta cadena de intereses tramados que tienen su punto principal en el Congreso. Así como este sostiene al Gobierno de Dina Boluarte, los mejores aliados de la rectora han sido congresistas que han torpedeado la ley universitaria y creado este nuevo estado de la contrarreforma.

Entiendo que con esta rectoría en San Marcos hay una ofensiva ultraconservadora. ¿Es cierto que se han construido grutas religiosas?

Es verdad y demuestra el contubernio con esta alianza moral-conservadora que tiene defensores en la extrema derecha y en la extrema izquierda. Se han construido grutas religiosas y no sólo eso, sino que el año académico se cierra con una misa en el espacio público de la universidad, que es la plaza principal.

Suena a una universidad de corte confesional.

Así es. Eso es algo completamente ajeno a una universidad pública que por definición debe ser laica. En San Marcos hay que volver a construir el espacio público, levantando la voz crítica como hicieron los estudiantes.

¿La rectora busca quedarse en el gobierno de la universidad?

Hay distintos indicios que apuntan en esa dirección, como la presentación de un proyecto de ley para permitir la reelección de autoridades. Que se le haya impedido a la lista opositora participar en estas elecciones frustradas garantizaba un control absoluto de la Asamblea Universitaria, necesario para modificar el estatuto y permitir la reelección. La señora rectora ha negado esa posibilidad públicamente y esperamos que cumpla su palabra.

¿San Marcos no parece en estos momentos una especie de micro laboratorio de lo que pasa a nivel general en el Perú? Autoridades autoritarias represivas, que combaten la disidencia, ultraconservadoras.  

Por supuesto, hay una coincidencia. San Marcos logra condensar los males y los bienes del Perú y de alguna manera se vuelve un símbolo potente de una comunidad social mayor. Mire este desprecio por la ley, con un comité electoral que cambia sus reglas un día antes de las elecciones. O autoridades que no garantizan el derecho a la protesta y la reprimen violentamente, incluso con el ingreso de matones. Imagino una serie de analogías, con el caso de Dina Boluarte, primera presidenta en el Perú, y el caso de la señora Jeri Ramón, primera rectora de San Marcos. En ambas hay este discurso conservador y el uso de la maternidad como argumento político.

¿A qué se refiere?

Me refiero a las declaraciones de la presidenta, muy conocidas, cuando dijo que es la mamá de todos los peruanos. Por el otro lado, cuando la señora Ramon ha sido emplazada por periodistas comienza diciendo que es madre, que protege a sus hijos. Hay un ingreso de este elemento conservador de la maternidad en la discusión política cuando esta debería darse con argumentos y razones.

¿Qué piensa de Boluarte y del Congreso?

La presidenta está sostenida por una coalición política que representa los intereses de economías ilegales y que tiene un barniz moral-conservador muy evidente. Esa fuerza política de Boluarte está en el Congreso. Es una presidenta que revela un rechazo al mérito y a la tecnocracia, un miedo a la política, al espacio público, a la discusión libre de ideas y en ese sentido representa una figura de la anti política que llega al poder por azar. Y la alianza que controla al Congreso, que son la gran mayoría, está legislando a favor de economías ilegales, promoviendo la informalidad y destruyendo instituciones. El Congreso se ha convertido en el gran destructor de las instituciones republicanas en el Perú, que ciertamente eran frágiles.

Precarias.

Correcto, pero algo teníamos y eso se ha desmoronado con una gran facilidad, lo que revela que no había una conciencia ciudadana para defender esas instituciones y reformas.

En su reciente libro “Cuerpos vulnerados” aborda el tema de los movimientos anticlericales y su lucha por una sociedad secular y contra los abusos sexuales cometidos por miembros de la Iglesia en contra de menores de edad, algo que se ve hasta hoy, por cierto. Este influjo de la Iglesia Católica sobre la sociedad peruana se mantiene. ¿Hasta qué punto?

Yo estudio un momento en el cual se cuestiona ese poder y ese influjo, que es a finales del siglo 19 e inicios del siglo 20. En el caso regional tienes a un presidente como Roca en Argentina, o Juárez en México, que identifican que los intereses del Estado no son los de la Iglesia y promueven una escuela laica. En el Perú tienes a Piérola que prefiere refaccionar iglesias antes que construir escuelas. Lo interesante del libro es que he puesto el foco en aquellos que enfrentaron el poder de la Iglesia, su influencia sobre la educación, su control ideológico sobre los cuerpos más vulnerables -mujeres y niños- y que tuvieron el valor de denunciar abusos de la en fechas tan tempranas como 1907. Estudio una revista, Fray Cabezón, (publicada) de 1907 a 1912 y que denuncia múltiples casos de abusos sexuales cometidos en iglesias católicas y en parroquias en distintos lugares, no solo en Lima.

¿Qué pasó con Fray Cabezón?

Duró hasta 1912 y luego el director viajó a Japón. Él estaba vinculado a Billinghurst. En general ese fervor anticlerical se fue apagando, hay como un ocaso. Incluso pensemos que Mariátegui es muy cristiano, tiene textos muy tradicionales en defensa de la Iglesia Católica y su influjo. En 1923 es la última gran manifestación anticlerical, justamente en San Marcos, cuando los obreros anarquistas se enfrentan a Leguía y al obispo Lissón y tiran abajo el intento de consagrar el Perú al Sagrado Corazón de Jesús. Es la última gran victoria anticlerical.

Y ahora San Marcos es un bastión católico por sus autoridades.

Del conservadurismo, lamentablemente.

Percibo que en la sociedad peruana ha ido ganando espacio una mirada ultraconservadora en nuestra agenda política y social, ¿no?

Pienso que sí y es un fenómeno global. Hay una ultraderecha global, maniqueísta, que utiliza la batalla contra la perspectiva de género para motivar o incentivar miedos. Mire esto de “Con mis hijos no te metas”, que pareciera que los hijos son propiedad privada de los padres.

Tienen poder político en el Congreso.

Tienen congresistas. Se ha producido en el Congreso una alianza de católicos y evangélicos que empujan la misma agenda. Efectivamente hay un avance de estas ideas conservadoras y tenemos que recuperar las tradiciones anticlericales que han existido en el Perú, de varones y mujeres, como González Prada, Mercedes Cabello, Sara Bullón, María Augusta Arana Prada.

Gonzáles Prada es bien conocido. Los demás nombres que usted ha mencionado están medio refundidos en la historia peruana. ¿O me equivoco?

Totalmente olvidados. Este libro les devuelve el protagonismo que tuvieron y espera construir un panteón laico que requerimos para poder enfrentar esta ofensiva conservadora. Estas mujeres se enfrentaron valientemente a la Iglesia, algunas de ellas eran maestras, como Sara Bullón, directora de una escuela en Ferreñafe y que decidió no llevar a sus alumnas a la misa dominical.

¿Por qué?

Porque consideraba que la escuela no era el lugar para promover el culto religioso. Eso provocó la reacción de la Iglesia, pero también la defensa de Sara Bullón por parte de los anticlericales y los librepensadores. Hubo una batalla ideológica muy fuerte que no se conoce, que ha sido sepultada deliberadamente. Fray Cabezón es una revista que nadie conoce, que duró cinco años, que salía todos los sábados y llegó a vender 17.500 ejemplares a la semana en Lima.

En la Lima de ese entonces. Porcentualmente hablando vendía un montón.

Casi el 10% de la población. Es brutal.

Ya quisiera un diario de ahora vender así.

Imagínese. Eso significa que tuvo arraigo, que tuvo lectores, que hubo gente que sintonizaba con esa crítica. Esa parte de nuestra historia intelectual ha quedado completamente olvidada y hay que volver a traerla, más ahora que tenemos estos asedios y amenazas conservadores en todos los espacios públicos.

¿Usted se declara un anticlerical? ¿O solo estudia el anticlericalismo?

Bueno, yo me declaro anticlerical. Sí también por supuesto soy un estudioso. El anticlericalismo tiene como un…

¿Tinte negativo en una sociedad conservadora como la peruana?

Claro, pero le debemos a ese anticlericalismo avances. El matrimonio civil, por ejemplo, fue una batalla de los anticlericales. El cementerio no regido por la Iglesia Católica fue un avance de los anticlericales. La difícil transición del Estado que fue separándose, por lo menos nominalmente de la Iglesia, fue también presión y trabajo de los anticlericales. No deben ser vistos simplemente como negadores, sino como forjadores de una modernidad y una sociedad más secular.

¿Diría que en algún momento el Estado peruano dejó de ser clerical, o esta separación de la Iglesia nunca se produjo de manera efectiva?

Nunca la hubo. Nominalmente, constitucionalmente, existe. Pero mire los colegios públicos, ahí es la batalla principal. Tienen crucifijos, cursos de religión católica.

Los ministros juramentan con un crucifijo.

Y son muy pocos los que dicen “no, llévese el crucifijo, juro por mis convicciones, por mis ideas”.

Murió el padre Gustavo Gutiérrez, alguien que despierta admiración incluso en personas que no son creyentes, también odios viscerales, por cierto. ¿Qué piensa un anticlerical de su figura?

Yo he leído la Teología de la Liberación, llevé Teología I y II en la Pontificia Universidad Católica y los aprecié mucho. Hay que aprender de aquellos que tienen un pensamiento disidente, libre, transgresor dentro de la Iglesia Católica. Francisco de Paula González Vigil, una de las figuras más grandes del anticlericalismo, era religioso y se enfrentó al Papa y cuestionó el poder y la autoridad de Pío IX y otros. Es curioso, porque la Iglesia Católica pareciera marchar un poco a contracorriente de estos movimientos conservadores globales. Tenemos un Papa que es más abierto a nuevas ideas, un nuevo arzobispo de Lima que tiene una posición bastante sensata en su lectura de la sociedad y que además ha estudiado sociología en San Marcos. Y el padre Gutiérrez, sin duda, es una de las figuras intelectuales más importantes del siglo XX.

Y el Estado peruano no ha dado ni un pésame.

Seguramente si muere Chibolin ahí sí habrá honras y pompas fúnebres por doquier, con figuras muy conocidas.

Y quizás haya alivio.

También.

¿Cuál es el aporte de los evangélicos en esta ofensiva conservadora?

Según el último censo, estamos alrededor del 20% de la población que se declara evangélica.

¿En cierto sentido los evangélicos son más conservadores que los católicos?

En cierto sentido porque son más literales, más apegados a la autoridad de la palabra bíblica y esto es completamente contrario al pensamiento crítico, a la interpretación, a la disputa de ideas. Una persona que coloca sus convicciones religiosas en el espacio público anula el debate y socava la democracia. En la dimensión privada que tengan las ideas religiosas que quieran, bienvenidas todas, el problema es que quieren llevar e imponer en algunos casos sus ideas a toda la comunidad. De nuevo, eso lo estamos viendo en el Congreso. Hay una ofensiva contra la perspectiva de género como enfoque transversal del currículo escolar. El exministro de Educación, Ricardo Cuenca, señalaba que primero fueron por el Poder Judicial, no tuvieron tanto éxito, pero ahora es más fácil hacer alianzas con congresistas conservadores y cambiar el enfoque de la educación pública de acuerdo con sus intereses.