Columnista invitado. Autor de contenidos y de las últimas noticias del diario La República. Experiencia como redactor en varias temáticas y secciones sobre noticias de hoy en Perú y el mundo.
(*) Abogado, magíster, profesor universitario, excongresista de la República.
Desde fines del siglo pasado hemos tenido presidentes de la República que han defraudado y traicionado el voto popular; la mayoría de ellos se encuentra recluida en la cárcel y otros procesados por actos de corrupción, tratando de victimizarse con el discurso de que son perseguidos políticos. Pero eso no queda ahí: muchos de los aspirantes a sentarse en el sillón de Pizarro se encuentran igualmente procesados por delitos de corrupción. En este grave y peligroso panorama político, igualmente tenemos gobernadores regionales y alcaldes en la misma situación.
Por otro lado, el Gobierno, el Congreso de la República y las principales instituciones como el Ministerio Público, la Policía Nacional del Perú, el Instituto Nacional Penitenciario, la Junta Nacional de Justicia, la Defensoría del Pueblo, la Contraloría General de la República y el mismo Tribunal Constitucional, que deben cautelar la vigencia del Estado de derecho, la lucha contra el delito, la justicia y la vigencia de los derechos ciudadanos, se encuentran cuestionados y en aguda crisis.
En las calles reinan los sicarios, extorsionadores, los ladrones callejeros y violadores; mientras que en zonas de la sierra y selva dominan los taladores ilegales de madera, los narcotraficantes y mineros ilegales (que debemos diferenciarlos de los mineros artesanales o informales). Es decir, el hampa domina el Estado y su territorio: el crimen ha desplazado a la ley dentro del Estado y también geográficamente. Lo ilícito está dominando y depredando nuestros recursos naturales y convirtiéndonos en un país inviable. Un panorama muy oscuro y casi apocalíptico que sufre nuestra patria.
A grandes males, grandes remedios, reza el dicho popular. Ante esta situación caótica, política y socialmente, es imprescindible que el pueblo peruano recupere un país tomado por la mafia, y lo puede hacer en las calles con protestas contundentes y con ciudadanos comprometidos; pero lo más importante es votando bien, pensando en el Perú, en las próximas elecciones generales de abril del 2026. Para decidir bien, se debe hacer un análisis de simple lógica: si a alguien que tiene el poder y ha gobernado mal, perjudicando a más de 33 millones de peruanos, ¿podría dársele nuevamente las riendas o el timón de este barco que se llama Perú? Obviamente no. Consecuentemente, los partidos que tienen representación en el Congreso y que han estado en el gobierno deberían ser sancionados en las ánforas, y eso se hace no votando por ellos en las elecciones generales de abril del 2026.
Apoyar a quienes están en el poder y que los fiscales refieren que son organizaciones criminales sería darles más poder a quienes están ocasionando graves daños. A continuación, hay que analizar y ver bien quiénes postulan en los partidos nuevos, porque varios son topos de quienes se encuentran en el Congreso y en el Gobierno. De tal manera que los peruanos tenemos esas dos tareas que, haciéndolas eficientemente, pueden recuperar al Perú de las garras de las mafias.
La única manera en que los ahora dictadores de turno puedan conseguir respaldo es comprando el voto. En efecto, hemos visto que muchos de la llamada derecha bruta y achorada ya están caminando por los cerros y otros sectores populares llevando regalos, becas, puestos de trabajo o engañando con falsas promesas, lo cual hacen por pura conveniencia y no porque estén comprometidos a atender las necesidades de la gente más humilde y pobre; al contrario, se aprovechan de la buena fe de estos sectores de peruanos. Los regalos y falsas promesas van a desaparecer pronto y no van a resolver los serios problemas de inseguridad ciudadana, educación, salud, carreteras y alimentación; por eso no hay que caer en la trampa.
En esta situación de involución que nos ha robado el Estado de derecho y que ocasiona mucho retraso, es tarea pendiente y urgente de los peruanos decidir y votar bien; caso contrario, nos vamos a seguir hundiendo en el lodo en el que estamos y del que solo sobrevivimos por nuestros ricos recursos naturales y por la gente que se saca el ancho para llevar adelante a sus familias. Utilicemos las redes sociales y las calles para que todos los peruanos colaboren y hagan fuerza para arrancar a nuestra patria de la maraña corrupta y delincuencial en la que ha caído. Tenemos que revertir esta situación, recuperar el imperio de la ley, la democracia y los valores, sin los cuales no podremos conseguir que los peruanos vivamos mejor y con un futuro alentador.

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