Abogado constitucionalista

Metamorfosis del pacto autoritario, por Diego Pomareda

El autoritarismo parlamentario está más vigente que nunca: cambia la marioneta, pero se mantienen los mismos hilos.

Esta semana, la mayoría parlamentaria continúa con su estrategia autoritaria de mantenerse en el poder, favorecer intereses particulares y asegurar impunidad. El nuevo capítulo de este plan se enfoca en lavarse la cara y marcar una falsa distancia con el legado de incompetencia e inseguridad de Boluarte.

El autoritarismo parlamentario está más vigente que nunca: cambia la marioneta, pero se mantienen los mismos hilos que controlan el poder. La subordinación del Ejecutivo al Congreso es tan evidente que ya no se gobierna a partir de la plancha presidencial de Castillo, sino desde los propios escaños parlamentarios.

La fase Pilatos de esta metamorfosis busca desentenderse y lavarse las manos manchadas del desprestigio de Boluarte. No responde a la crisis real que es la inseguridad ciudadana, sino a un cálculo electoral.

Si bien la mayoría coincide en que Boluarte debe irse, no podemos asumir que su vacancia reivindica al Parlamento. Por el contrario, sigue siendo parte del guion antidemocrático. No debemos olvidarlo hoy, y menos en las próximas elecciones.

Además, la salida de Dina no basta. Si Congreso y Ejecutivo comparten la responsabilidad de la crisis democrática y de inseguridad, ambos deben hacer concesiones urgentes ante una ciudadanía harta del abuso político.

La derogación de leyes que favorecen al crimen organizado, que restringen libertades políticas y artísticas, que afectan el medio ambiente, deterioran la educación y vulneran el Estado Constitucional debe ser un punto no negociable para la ciudadanía.

Las protestas de los próximos días, ejercicio legítimo del derecho a manifestarse, deben dejar claro que la renuncia de Dina no es suficiente. Hay que exigir la derogación de estas leyes que solo buscan blindajes, favores políticos y beneficios particulares.

Por tanto, la demanda de un gobierno de transición, lucha efectiva contra la delincuencia y neutralidad electoral, con un gabinete competente, debe ir acompañada de una identificación clara de los responsables de esta crisis y la derogación de estas leyes.

No podemos aspirar a un cambio real en 2026 si no entendemos que esta es solo una nueva fase en la metamorfosis del pacto autoritario que pretende, parafeaseando a El Gatopardo, aparentar que ha cambiado todo para que todo siga igual.