Exrector de la Universidad Nacional de Ingeniería - UNI
En agosto de 2024, Pilar Arroyo publicó en el Instituto Bartolomé de las Casas un artículo en el que advertía que “la coalición ultraconservadora y mafiosa que gobierna el Perú siguió haciendo de las suyas en diversos campos”.
Citaba el mensaje de la Conferencia Episcopal Peruana de enero de 2024, donde los obispos afirmaban que “el Perú vive una suma de crisis que afectan la vida social, la economía, la política y, sobre todo, la ética. Están en crisis los valores que fundaron la Nación, involucrando a muchos de quienes hoy ejercen el poder en medio de un creciente autoritarismo”.
Ese mismo mensaje ofrecía una luz de esperanza: “No nos dejemos vencer por el pesimismo, pues el pueblo peruano es luchador, creativo, emprendedor y capaz de realizar grandes obras, como lo ha demostrado a lo largo de la historia nacional. Es el momento de poner en evidencia nuestra gran reserva moral”.
Además, identificó los objetivos de esta coalición mafiosa:
1. Imponer un pensamiento ultraconservador en lo ideológico.
2. Promover una economía mercantilista para el enriquecimiento de unos pocos, destruyendo instituciones como la SUNEDU.
3. Liquidar la meritocracia.
4. Proteger y alentar la economía ilegal —narcotráfico, minería ilegal y deforestación— flexibilizando la ley forestal y de fauna.
5. Excluir de la categoría de organización criminal a quienes cometen delitos graves como la extorsión o el sicariato.
6. Concentrar el poder, debilitando la democracia al modificar más de 60 artículos de la Constitución.
7. Controlar organismos clave como la ONPE, el JNE y la RENIEC, poniendo en riesgo la transparencia electoral.
Frente a esta realidad, recordemos que el Perú tiene una reserva moral inmensa: mujeres y hombres que luchan, jóvenes que no se resignan. La tarea es devolverle a la política su sentido: servir al bien común, recuperar la democracia y construir un país digno, justo y con oportunidades para todos.