Comenzó su carrera en 1999 en el equipo fundador del Canal N. Durante todo el año 2005, hizo reportajes de...

Cuatro relatos salvajes, por Jaime Chincha

Dina Boluarte ha empezado a transitar por el callejón de su último año escoltada por los que llevan el plomo

Uno

La presidenta Dina Boluarte celebra la amnistía llamando víctimas a los victimarios. El mundo entero mira patidifuso el suceso. La ONU se ha declarado en estado de consternación. Y es que la amnistía es sustraer de la memoria, de la forma más canalla, aquello que sucedió. Es decir que, tras esta promulgación, para el Estado peruano nunca sucedió lo que sí sucedió. Del total de las víctimas durante la guerra interna, más del 37% de los muertos y “desaparecidos” se produjo por manos de los agentes del Estado –militares, policías y comités de autodefensa; o sea, los amnistiados–, de acuerdo a la Comisión de la Verdad y Reconciliación (CVR).

Dina Boluarte ha empezado a transitar por el callejón de su último año escoltada por los que llevan el plomo. Sabe que será procesada por los crímenes que carga luego de las cruentas movilizaciones al inicio de su gobierno. Por eso se envalentona ante la Corte IDH. Por eso promueve que el Perú se retire de ese fuero supranacional. Porque es más que probable que ese fuero sea el que la acuse. La presidenta más impopular del mundo ha comenzado a blindarse antes de dejar el poder. Imagina que estás en casa un fin de semana con toda la familia y de pronto entra una patrulla del Ejército. A todos, viejos y niños, se les ordena ponerse de rodillas. De pronto adviertes que el barrio entero vive el mismo momento de tensión. Te matan a la abuela, a la tía y al sobrino que acaba de empezar el colegio. A tus vecinos, lo mismo. ¿Te gustaría estar en la piel de los sobrevivientes? Bueno, imagina que eso nunca pasó. Eso es la amnistía.

Dos

Martín Vizcarra, el candidato entremetido del TikTok, ha sido enviado a la prisión presidencial. Barbadillo ya tiene a cuatro exgobernantes adentro. No existe país en el globo terráqueo que ostente una estadística así. Perú es el campeón universal en convertir a mandatarios en reclusos. Como ciudadano uno enfrenta sentimientos encontrados. Por un lado, somos un ejemplo en el mundo para sancionar incluso a los que tuvieron el cargo más importante de la nación. Pero, por otro lado, es una vergüenza monumental que una mayoría de la población haya elegido a quienes luego delinquieron y se ganaron la cárcel por corrupción. En lo que al nuevo inquilino del presidio de Ate se refiere, tendrá cinco meses para declararse un perseguido del sistema de justicia. Pensando mal, parecería que el mismo Vizcarra hubiese provocado a la justicia buscando la chirona.

De otro modo no se explica cómo se hizo grabar en zonas de frontera, tal como lo hizo al viajar a la isla Chinería unas horas antes de su detención. Eso, para un procesado como él, es bravuconear a fiscales y jueces. El lagarto tanteará, ante esa misma Corte IDH que Dina Boluarte denosta, poder levantar las tres inhabilitaciones que le ha impuesto el Congreso. Pero lo que ni sus detractores pueden negar es que Vizcarra sostiene un arrastre importante en el electorado. La decisión de los tribunales electorales que prohíbe mencionarlo en las encuestas termina abonando en favor de su estrategia de víctima. Las evidencias fiscales respecto de los sobornos en Moquegua no son pocas. Ni su vacunación oculta, ni su pésimo manejo en la pandemia, ni su populismo que gira alrededor de la nada, ni sus fraseos a veces cantinflescos, le han restado popularidad. No es, en estricto, un panorama desolador el que enfrenta el expresidente.

Tres

Dice la radio bemba que un cuasi candidato presidencial planea tener un coro de influencers y streamers para la campaña. La idea, según cuentan, es que le canten en el tono que lo haga sonar más presidenciable. Alejarse todo lo que se pueda de algunas preguntas punzantes que se descuelguen del periodismo crítico. Aparecer en el scrolling de los celulares como un tío simpático, distanciarse de cualquier cuestionamiento a su quehacer político; todo bajo el filtro de sus creadores de contenidos en redes que tienen el algoritmo del público nuevo. Dos millones y medio de jóvenes votarán por primera vez el año que viene. Ese elector será el que incline la balanza en el resultado final. Al cuasi candidato no le gustan los medios de información.

En público, ataca a los periodistas que lo denuncian. En privado, gusta de llamar a gerentes, accionistas y directivos para quejarse por lo que publican sus noticieros. Hay directores periodísticos que prefieren no denunciarlo, o hacerse los desentendidos, y dejan pasar ciertas denuncias que comprometen al cuasi candidato con algún nuevo chanchullo. Cree que así logrará hacerse de la presidencia. Parecería que todo está dispuesto para conseguirlo, pero nunca se canta victoria antes de tiempo. Lo que sí está más que cantado es que los medios tradicionales no serán los grandes transmisores de la contienda que se viene. Estarán, sí, pero la voz cantante será la que se escuche en el TikTok, en el Instagram y sobretodo en Facebook.

Por eso el afanoso empeño del cuasi candidato por concentrarse en esas plataformas. Habrá miles como el cuasi candidato en las redes. Ya no existirá esa tradición del flash electoral de las cuatro de la tarde. Habrá de todo, a toda hora; se ofrecerá de todo, sea cierto o no. La fragmentación hará irrespirable el proceso. Esto ni siquiera ha comenzado.

Cuatro

Una noticia se paseó sin mayor sobresalto estos días, pese a significar una millonaria pérdida para el fisco. El Congreso aprobó la reducción de 29,5% a 15% el impuesto a la renta que pagan las grandes empresas agroexportadoras. Según detalla OjoPúblico, este año el Estado dejará de recaudar S/7,000 millones por esta norma. La nueva ley agraria favorece a siete corporaciones del sector: Camposol, Complejo Agroindustrial Beta, Danper Trujillo, Agrícola Cerro Prieto, Sociedad Agrícola Drokasa, Ecosac Agrícola y Agrovisión Perú. Y todo por una fina cortesía de Fuerza Popular y Alianza para el Progreso. Es evidente que las arcas públicas quedarán con un forado monumental. Es evidente que ahora la Sunat reventará a los más chicos, quitándoles hasta lo que no tienen con tal de que los números cuadren. Sálvese quien pueda.

Jaime Chincha

Pie de página

Comenzó su carrera en 1999 en el equipo fundador del Canal N. Durante todo el año 2005, hizo reportajes de investigación para el programa Cuarto poder, de América Televisión. Entre 2006 y 2007, fue editor general de Terra TV, un canal de televisión por internet de Terra Networks. Desde octubre de 2018 a marzo del 2022, dirigió el programa diario Nada está dicho por el canal de pago RPP TV. Desde el 2 de mayo de 2022, regresó a Canal N para dirigir el programa de entrevistas de política y actualidad: Octavo mandamiento.