Lic. en Comunicación y Mag. en Estudios Culturales. Cobertura periodística: golpe contra Hugo Chávez (2002), acuerdo de paz con las...
“A una amiga venezolana, y a su hijo, les han puesto un brazalete y les han advertido que tendrán que irse de todas maneras”, me cuenta un amigo que vive en Estados Unidos, la otrora tierra de la libertad. Resignada a su cruel destino, la madre ha decidido llevar a su pequeño a conocer todo aquello que, en sus sueños, pensó que iba a disfrutar de manera permanente.
El caso es solo uno de los más de 145 mil inmigrantes que, desde que Trump volvió al poder, tienen que resignarse a volver al país del que quisieron salir. Para los venezolanos que sufren a Maduro, el otro tirano emblemático de este tiempo, la desolación es mayor, porque la administración republicana les canceló el Estatus de Protección Temporal (TPS).
“Estamos asumiendo que la Constitución ya no sirve, para Trump”, comenta Luis Enrique Bazán, representante de Ayudando a Latinos a Soñar (ALAS), quien también ha visto escenas desoladoras en ese gran país creado, justamente, por migrantes. Según relata, se detiene gente en los propios juzgados, violentamente; cunde el miedo entre los migrantes y entre sus defensores.
La diplomacia de Trump ha sido un naufragio, más allá del delirio de creerse un candidato respetable al Nobel de la Paz. No ha logrado acabar ni con la guerra en Ucrania, ni con el horror criminal en la Franja de Gaza, mientras su política arancelaria es serpenteante, contradictoria. En la interna, en cambio, pareciera que sí quiere cumplir sus crueles promesas.
Su bandera de llevar adelante el mayor operativo de deportación de inmigrantes ya tiene algunos despiadados logros: en junio, salieron 209 vuelos de expulsión, un número récord para un mes, como ha reportado la organización Witness at the Border. También se prevé elevar hasta los 14,000 millones de dólares el presupuesto para estos operativos el próximo año.
El del FBI sería de 10,000 millones y el de la DEA de 3,000 millones, todo lo cual da una idea de la espiral de locura xenófoba que ha desatado Trump. Bazán, además, sostiene que los centros de detención son un gran negocio, y por eso se estaría deteniendo tanta gente. En suma, esta persecución estaría movida por el odio y por los fines más innobles e inconfesables.

Lic. en Comunicación y Mag. en Estudios Culturales. Cobertura periodística: golpe contra Hugo Chávez (2002), acuerdo de paz con las FARC (2015), funeral de Fidel Castro (2016), investidura de D. Trump (2017), entrevista al expresidente José Mujica. Prof. de Relaciones Internac. en la U. Antonio Ruiz de Montoya y Fundación Academia Diplomática. Profesor de Relaciones Internacionales en la Pontificia Universidad Católica del Perú y Fundación Academia Diplomática.