¿Irán ya perdió la guerra? Parece que casi, por Mirko Lauer

 Pero nadie está cantando victoria. Con el encono que se está viendo sobre el terreno, no cabe confiar mucho en la negociación como método para alcanzar la paz.

    No se necesita esperar las dos semanas de plazo que pide Donald Trump para saber que los teócratas de Teherán han perdido la partida. Su supuesto poderío misilero fue puesto a prueba a partir del siete de octubre, y ha demostrado limitaciones para superar las barreras protectoras de Israel. En pocos días Tel Aviv ha causado mucho más daño en Irán.

    Por otro lado, la red de testaferros militares de los ayatolas se ha ido al diablo. En Gaza, Hamas ha sido destripado. En Líbano, Hezbollah ha sido descabezado. Los piratas hutíes del Mar Rojo han sido neutralizados. El aliado sirio al-Assad está derrocado y se encuentra en fuga. El régimen de Teherán quizás está listo para un golpe de gracia.

    La campaña de asesinatos selectivos de Israel ha dejado a Ali Jamenei, por 35 años el supremo iraní, huérfano de su élite militar, de sus científicos nucleares y de sus asesores políticos de más confianza. Las primeras andanadas de Israel han destruido buena parte de toda esa infraestructura, y los destrozos continúan.

    Ya pasó el tiempo en que Irán mantenía acosado a su enemigo judío, tenía a raya al gran satán estadounidense, y controlaba una red de poder por el Medio Oriente. La mejor salida, por no decir la única, de Jamenei para mantener en su sitio el poder teocrático es negociar. Ahora Trump está esperando que el sátrapa se decida.

    Sin embargo algunos no descartan que Jamenei intente revertir las cosas aplicando un zarpazo, cuya expresión más eficaz podría ser una prueba con el arma nuclear que podría haber estado ocultando hasta ahora. Para eso hay que tener el arma, de lo cual no existen evidencias. Pensemos más bien en una dura mesa de negociaciones en Washington.

    Pero el Israel de Netanyahu como vencedor no da la impresión que será un tranquilizador de la zona. Va a querer venganza, ganancia territorial, y neutralización permanente de su peor enemigo. No parecen cosas que estén en las cartas de una negociación bajo el techo protector de Trump.

    Para algunos la derrota que comentamos está cantada. Pero nadie está cantando victoria. Con el encono que se está viendo sobre el terreno, no cabe confiar mucho en la negociación como método para alcanzar la paz. Quizás solo veamos victorias pírricas para todos, el triunfo del fanatismo.

Mirko Lauer

Observador

Un poemario cada tantos años. Falso politólogo. Periodismo todos los días. Natación, casi a diario. Doctor por la UNMSM. Caballero de la Orden de las Artes y las Letras, Francia. Beca Guggenheim. Muy poco twitter. Cero Facebook. Poemario más reciente, Las arqueólogas (Lima, AUB, 2021). Próximo poemario, Un chifa de Lambayeque. Acaba de reeditar la novela policial Pólvora para gallinazos (Lima, Vulgata, 2023).