Un ya lejano 26 de julio del 2022, la fiscal Bersabeth Revilla se despedía entre aplausos de sus colegas y colaboradores luego de 40 años de servicios sin una sola medida disciplinaria. Desde entonces, he seguido su caso. Su renuncia, por una cuestión de honor, es una medida tan infrecuente en estos días en que la administración pública se llena de clientelas políticas oportunistas, que vale la pena contar su historia.
La fiscal Revilla investigaba a la jueza Emma Benavides, denunciada por liberar narcotraficantes a cambio de coimas. La entonces fiscal de la nación, Patricia Benavides, hermana de la investigada, la removió de su fiscalía y así la sacó de la investigación, colocándola como subordinada de un fiscal que Revilla ya había investigado, para humillarla. Pero tenía que haber una causa para satisfacer a ls opinión pública y a Benavides no se le ocurrió mejor cosa que acusarla de ociosa. Como lo leen. Cuando la prensa preguntó por este abrupto cambio, se mostró un “informe de productividad” como causa de la remoción. El informe era una farsa mal montada. Revilla tenía una productividad de más del 90% en su despacho.
Por dignidad, Revilla renunció. Pero su batalla por limpiar su nombre empezó. Pese a cubrir el caso ya por tres años, la conocí por primera vez esta semana en una entrevista en La República. De 69 años, no tiene intención de regresar al Ministerio Público. Lo que no va a permitir es que su nombre quede manchado por una falta que jamás cometió. Me muevo en la política peruana y tengo tan normalizado ver tanto pillo y sinvergüenza, que la verdad es que el testimonio de la doctora Revilla me remeció. Ya nadie pelea así por su nombre. Ella no puede permitirse que le digan floja después de ser parte de la generación fundadora del Ministerio Público y haberle dedicado 40 años de su vida a perseguir delincuentes. En el periodismo, de vez en cuando nos encontramos con personajes heroicos. Vale la pena detenerse en ellos porque dan aliento.
Patricia Benavides fue destituida por la JNJ por el caso de su hermana y sus actos de encubrimiento. El fiscal que reemplazó a Revilla, sin sorpresa para nadie, archivó el caso de la hermana que, hay que decirlo, tenía mas pruebas positivas que laboratorio en epidemia. Ambas, Patricia y Emma, fueron sancionadas disciplinariamente y removidas del sistema de justicia.
Por cierto, este no es el único escándalo de Patricia Benavides. Desde las tesis voladoras hasta el Operativo Valquiría, su conducta ilícita fue expuesta ante la opinión pública. Su canje de una resolución exonerando la responsabilidad de congresistas a cambio de que inhabiliten a su archi enemiga la fiscal Zoraida Ávalos (chats del “agente Roberto”) está bien documentada. Sin embargo, para la nueva JNJ todo esto, no existe. Usando el caso de la doctora Revilla y mezclando unos supuestos vicios procesales, han repuesto a las hermanitas. Y a Patricia, ya nada sorprende, como “fiscal de la nación”, cuando ese cargo se gana por votación de la junta de fiscales supremos y no por intromisión de la JNJ. Parece que por ahora la lucha por la dignidad tiene un duro revés. Y digo “parece” porque hasta esta hora no hay una notificación oficial de tremenda cachetada a la justicia ni se conoce si la resolución que exhibe el abogado aprista de Benavides fue aprobada por unanimidad, requisito indispensable para que tenga efecto.
La junta de fiscales supremos está por compuesta por los doctores Sánchez, Revilla, Avalos y Espinoza. Por orden de la JNJ deben incorporarse Benavides y el hermanísimo Gálvez. Difícil que alguno de esos dos desplace a Delia Espinoza, pero todo el escándalo da cuenta de cuál era la causa de tanta desesperación en el congreso por controlar la JNJ todo el 2024. Aquí tienen el resultado. Ya no necesitan perseguir a los miembros de la junta, porque la JNJ es del congreso. Su designación es de responsabilidad de titulares de poderes del Estado que nombra el congreso (TC, Contraloría, Defensoría), que favorece el Congreso (Rectores anti Sunedu) y de los titulares el Poder Judicial y del Ministerio Público. El concurso fue de tan bajo nivel que se les coló un condenado por prevaricato que “olvido” su sentencia.
En esta misma semana el pacto de facto en el poder, que tantas veces ha favorecido a los hermanitos archivándoles causas (y no viendo las denuncias constitucionales que hace más de un año se presentaron contra Benavides por una larga lista de delitos) ha demostrado, una vez más, su inalterable compromiso con el crimen. No solo ha restituido la inmunidad de arresto y de proceso para congresistas, derogada hace menos de 5 años (después de una larga lucha social y promesas de campaña de todos los partidos en el verano del 2020) sino que ha decretado una “amnistía” para policías y militares como la de Fujimori y Montesinos en 1995. Todos saben que, como la ley de prescripción de crímenes imprescriptibles, esta también será un saludo a la bandera. Una amnistía para graves crímenes contra los derechos fundamentales a la vida y al honor sexual (sí, estamos hablando de exonerar a violadores en banda de campesinas) está prohibida desde el caso Barrios Altos. Pero el pacto de facto necesita satisfacer a su clientela, sin importar en nada llevarse de encuentro el Estado de Derecho. Esos son los partidos que están en el Congreso y sostienen a Dina Boluarte.
Son momentos ciertamente oscuros. La apatía social que deja pasar todo como quien oye llover es frustrante. Pero de estas horas terribles me viene el recuerdo de otras horas inciertas, de otras heroicas doctoras Revilla, y siempre, siempre, al final de la película, mi país nunca defrauda. Cuando parece que el hoyo se abre para tragarnos en la oscuridad, cuando estamos en las puertas del infierno, cuando solo queda el sálvese quien pueda, todo cambia. Muchas veces mi país me ha mostrado que las cosas se tienen que poner mucho peor, para que, desde ahí, cargando muertos y heridos, las cosas se pongan mucho mejor.
Vienen tiempos más duros. No desmaye doctora Revilla. Si usted gana, gana el país. Lo vamos a recuperar. No tengan duda. #PorEstosNo
Nació en Lima el 29 de Agosto de 1963. Obtuvo su título de Abogada en laPUCP. Es Master en Jurisprudencia Comparada por laUniversidad de Texasen Austin. También ha seguido cursos en la Facultad de Humanidades, Lengua y Literatura de laPUCP. Einsenhower Fellowship y Premio Jerusalem en el 2001. Trabajó como abogada de 1990 a 1999 realizando su especialización en políticas públicas y reforma del Estado siendo consultora delBIDy delGrupo Apoyoentre otros encargos. Desde 1999 se dedica al periodismo. Ha trabajado enradio, canales de cable, ytelevisiónde señal abierta en diversos programas de corte político. Ha sido columnista semanal en varios diarios.